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Félix Ibargutxi
Miércoles, 25 de julio 2018, 13:31
Varios miembros de Antxieta Taldea, junto con el arqueólogo Álvaro Arrizabalaga, hallaron el pasado marzo, en la cavidad de Agarre (Mendaro) un colgante de asta de ciervo con un grabado en el que se aprecia la cabeza de una cabra montesa desde una perspectiva frontal. Se encontró una pieza similar en la cueva de Berroberria, en Urdax, y no se conocen más casos. A la pieza de Mendaro se le ha atribuido una antigüedad de entre 10.000 y 13.000 años, y también se han hallado en la misma cavidad una azagaya o punta de lanza labrada en hueso y unas pinturas en la pared, en tonos ocres y realizadas mediante punteado digital -posiblemente con el pulgar-. Por ese tipo de técnica se les ha atribuido una antigüedad de al menos 22.000 años.
El hallazgo supone un diploma más para Antxieta Taldea, un grupo de experimentados aficionados de Azpeitia y algún otro pueblo, que dedican los domingos a prospectar cavidades. Fueron dos miembros de Antxieta, Rafael Rezabal -que cuenta con 89 años- y Andoni Albizuri -ya fallecido- quienes encontraron en 1969 la cavidad de Ekain. Hasta 2006 solo se conocía arte parietal en Ekain (Deba-Zestoa) y Altxerri (Aia). A partir de entonces, la lista se ha ampliado sobremanera, en buena parte gracias a los prospectores de Antxieta: Praileaitz (Deba), Astigarraga (Deba), Danbolinzulo (Zestoa), Erlaitz (Deba-Zestoa), Astuigaña (Zestoa), Sustraixa (Deba), Aitzbitarte-Landarbaso (Errenteria) y Agarre (Mendaro).
El colgante hallado en Urdax y el de Mendaro comparten varias características: son de soporte orgánico, son rectangulares y alargados, y parecen tener perforados los extremos.
La cabra en visión frontal es un marcador del Magdaleniense superior. El arqueólogo ya sabe, nada más ver la pieza, que debe atribuirla a ese periodo, con una antigüedad de entre 10.000 y 13.000 años. Esta forma particular de representar la cabeza, las orejas y los cuernos de la cabra montesa se circunscribe al norte de la península ibérica y a Francia.
La pieza de Mendaro parece hecha de ciervo, pero podría ser de otro cérvido. El grabado se llevó a cabo con un raspador de sílex, haciendo varias pasadas, unas tres o cuatro según Álvaro Arrizabalaga, el director de la excavación, profesor de la UPV y conocido por sus trabajos, durante muchos años, en el yacimiento de Lezetxiki (Arrasate).
Junto al colgante apareció también una azagaya o punta de lanza, también elaborada en hueso. Ambas piezas se descubrieron en un sitio removido por un tejón. «Sería bonito que, cuando sigamos excavando, apareciera la parte que le falta al colgante», manifestó Arrizabalaga en la presentación de ayer.
Además, han aparecido en Agarre unas pinturas, realizadas en un tono ocre mediante la técnica del punteado digital. Esa técnica es característica del Premagdaleniense y se puede decir con seguridad que esos puntos de Mendaro tienen 22.000 años de antigüedad por lo menos.
Las pinturas han sido estudiadas por Blanca Ochoa, profesora de la UPV/EHU al igual que Arrizabalaga, y especialista en arte parietal. Según dijo ayer Ochoa, hay ejemplos parecidos en Danbolinzulo (Zestoa), Askondo (Mañaria) y La Pasiega (Puente Viesgo).
Ochoa remarcó que con los nuevos sistemas de iluminación en los últimos años se han podido descubrir muchos más grabados y pinturas. En nombre de Antxieta Taldea, Andrex Maiz se mostró optimista: «Seguiremos trabajando. Seguro que encontramos más cosas».
La presentación fue apadrinada por el diputado de Cultura, Denis Itxaso, quien manifestó que «estos descubrimientos dan pleno sentido a Gordailua, nuestro centro de depósito de arte mueble».
Arrizabalaga ha explicado que la pieza, de doce centímetros de largo y de casi cuatro de ancho, fue encontrada en un agujero probablemente realizado por un tejón en el interior de la cueva de Agarre y está incompleta y fracturada en dos partes, posiblemente debido al impacto de una garra del animal durante su excavación.
El experto ha precisado que la parte más visible de la cabra, realizada con un buril mediante incisiones repetidas en el hueso, son sus cuernos en forma de V que han sido remarcados mediante pasadas sucesivas con la herramienta sobre el hueso, aunque también son perfectamente visibles las orejas del animal.
La pieza, que cuenta con un orificio en uno de sus extremos para utilizarlo probablemente como colgante o como adorno cosido sobre algún tipo de prenda, también tiene un grabado con representaciones de pequeñas equis en sus laterales.
Junto a este colgante, los expertos localizaron también una azagaya, una punta de lanza que constituye un hallazgo más «simple» que el colgante, pero que, según Arrizabalaga, también tiene cierta «importancia» porque está decorada con un grabado en su parte inferior, probablemente de época Magdaleniense.
Blanca Ochoa ha centrado sus explicaciones en las pinturas rupestres halladas en la gruta de Agarre, una cueva que ya fue explorada en 1966, y en la que ahora se han localizado una serie de puntos realizados con ocre rojo que definen una serie de líneas que parecen dar forma al lomo y los cuartos traseros de un animal.
Ochoa ha precisado que los estudios realizados sobre este «panel» son aún muy incipientes por lo que no ha descartado que próximamente se puedan llevar a cabo nuevos hallazgos porque se han detectado otros restos de pigmentos en la pared de la cueva.
Con el descubrimiento realizado en la gruta de Agarre, ya son trece las cuevas con arte parietal prehistórico descubiertas en los últimos años en Gipuzkoa, un territorio en el que hasta 2006 sólo se conocían dos grutas con pinturas rupestres: Altxerri y Ekain.
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