Fernando Postigo, hoy. Fernando Postigo, ayer. Siempre con una cámara. USOZ

Crónica de una época en 300 fotografías de Fernando Postigo

El Museo San Telmo expone una muestra representativa del trabajo que realizó entre 1977 y 2001 el fotógrafo donostiarra, cuya carrera profesional se desarrolló casi en su totalidad en EL DIARIO VASCO

Jueves, 30 de julio 2020, 13:14

Entre 1977 y 2001 sucedieron muchas cosas en nuestro entorno. Fueron años políticamente muy convulsos, marcados por la Transición, la llegada del autogobierno y, en ... gran medida, por la violencia. Pero también fueron años de eclosión cultural, de transformación socioeconómica y urbanística. Años que, pese a pertenecer a la prehistoria tecnológica, siguen muy presentes tanto en las generaciones que los vivieron en primera persona como en las secuelas que dejaron.

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En julio de 1977, después una larga estancia en Estados Unidos y en gran medida intrigado por ver qué sucedería tras la muerte de Franco, Fernando Postigo regresó a San Sebastián. Apasionado por lo gráfico desde la infancia, cuando decidió volver a casa ya acumulaba miles de diapositivas. En septiembre ya estaba trabajando en La Voz de España y cubriendo su primer Festival de Cine. A los dos meses empezó a trabajar en El Diario Vasco, en cuyas páginas fue dejando constancia gráfica de lo que sucedía en Euskadi -con especial atención a la actualidad de San Sebastián y Gipuzkoa-, hasta que se jubiló a finales de 2003.

Durante 26 años documentó con su cámara profundas transformaciones, captando tanto momentos que a la larga han resultado históricos como escenas cotidianas que, con el paso del tiempo, han adquirido valor de testimonio único. Todas ellas componen el fondo que el fotógrafo donó al museo en 2016: 55.000 imágenes que en estos últimos años han sido clasificadas y digitalizadas, incorporándose a la colección de fotografía de San Telmo.

«Pasábamos en el mismo día de una rueda de prensa de economía a un coche bomba y por la tarde a un desafío de segalaris. Era terrible»

fernando postigo

El concejal de Cultura, Jon Insausti; la directora de San Telmo, Susana Soto; Fernando Postigo y la comisaria de la muestra, Elisa Querejeta. usoz

Trescientas de las miles de fotografías que realizó a lo largo de su carrera se han agrupado en la exposición 'Postigo, crónica de una época', que puede verse en el Museo San Telmo hasta el 11 de noviembre. En la exposición, a la que acompaña un interesantísimo catálogo (243 páginas, 20 euros) que cuenta con textos del propio Postigo y de la comisaria de la muestra, Elisa Querejeta Casares, así como de Miguel Larrea, Felipe Juaristi y Jesús Uriarte, tienen mucho peso las imágenes relacionadas con la convulsa realidad social y política de aquellos años, pero también tienen su espacio la cultura, el deporte o los cambios que, para bien o para no tan bien, fue experimentando la ciudad.

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Una herramienta valiosa

El paso del tiempo no solo se refleja en las propias imágenes y en la sustitucion del blanco y negro de las primeras décadas por el color. También se nota en la progresiva pérdida de protagonismo de huelgas, manifestaciones, explosiones, entierros y homenajes. En su conjunto, como ha indicado en la presentación Elisa Querejeta, «son una herramienta muy valiosa para conocer los cambios vividos por la sociedad vasca entre los primeros años de la Transición y la entrada del siglo XXI».

La exposición muestra las fotos en orden cronológico. USOZ

La muestra, que propone un recorrido cronológico y exhibe las imagenes agrupadas en grandes paneles (y, dentro de ellos, en reportajes cuando ese es el caso), incluye también dos videos. En uno de ellos el fotógrafo habla sobre su trayectoria y sus vivencias, sobre los cambios que se han producido en una ciudad de la que habla con auténtica pasión. En el segundo, se refiere a la forma en la que se trabajaba cuando estaba en activo, a los equipos y técnicas que se utilizaban. Porque la exposición es, además de una crónica que tiene un enorme valor histórico y de evocación, un recuerdo de cómo se trabajaba antes de que las digitalización acortara los tiempos y las distancias.

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Tal como ha recordado Fernando Postigo en la presentación de una exposición en cuya configuración ha participado activamente, «era un trabajo totalmente artesanal, muy lento, muy difícil». Y no solo por lo largo que era el proceso de revelar y positivar en el laboratorio, sino porque «teníamos que hacer de todo. Pasar en el mismo día de una rueda de prensa de economía a un coche bomba y por la tarde a un desafío de segalaris. Era terrible. Ese era el pan nuestro de cada día. No se cómo conseguíamos cerrar el cerebro y cambiar el chip».

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