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María Jesús Bontigui, nieta de 'Kiriko', donó un retrato de su abuelo
San Sebastián: Donaciones de historia y salitre en el Aquarium

Donaciones de historia y salitre

Aquarium ·

Las aportaciones desinteresadas de particulares que tienen en común el amor por el mundo marino enriquecen el patrimonio de un museo que guardará sus tesoros para siempre

Iñigo Puerta

San Sebastián

Lunes, 12 de octubre 2020, 07:52

Familia Irazusta | El cráneo de un zifio

La cabeza de un zifio en el flysch de Zumaia

A Gorka, padre de Hodei, le encanta surfear en el flysch de Zumaia. «Hace unos seis años, un día al salir del agua me di cuenta de que olía a diablos. Dejé la tabla y me acerqué. Había un animal muerto, en descomposición. Agarré la cabeza y lo eché detrás de unos zarzales». Pasaron más de dos años hasta que Gorka volvió a pasar por allí. «Iba con mi hijo Hodei. Estábamos buscando quisquillas y carraquelas entre las rocas cuando me acordé del animal. Nos acercamos al zarzal donde lo había tirado. Había crecido bastante, pero rastreando un poco al final lo encontré. Te puedes imaginar la cara del chaval cuando vio el cráneo».

Esta vez el tesoro se lo llevaron a casa. «Lo limpiamos y le pasamos un cepillo de alambre. Luego decidí ponerlo en el restaurante que regentábamos, el Txortena, del barrio de Oikina». Semanas después de exponerlo, las casualidades llevaron a que uno de los comensales fuera «un geólogo marino. Le estuvo sacando un montón de fotos y al tiempo me dijo que era un zifio. Es de la familia de los delfines».

Semanas después, el entonces pequeño Hodei pasó de visita por el Aquarium. «Le gusta mucho el mundo marino y en la visita vio el cartel de una donación. Le hizo ilusión el poder ver algún día su nombre en una vitrina. Sin embargo yo no tenía tiempo y le dije 'si llamas tú y lo gestionas todo yo lo llevo' donde me digas».

A sus 12 años Hodei no dudó y contactó. «Cuando en el Aquarium le dijeron 'ponme con tu padre' les contestó 'mi padre no tiene tiempo para estas cosas'», recuerda Gorka entre risas. «Tras mandar unas fotos ya quedamos en llevarlo al Aquarium. Nos sacaron fotos, apareció en prensa y radio... Hodei se implicó un montón. Ahora ya es adolescente y quiere hacer soldadura subacuática. Le tira el agua, se crió mucho en un velero que tuvimos». El cráneo no está expuesto en estos momentos. «Me da un poco de pena pero está a buen recaudo».

Familia Larruskain | Un ancla del siglo XVIII

La pesca de un ancla perdida en Terranova

En 1978, el hondarribiarra José Antonio Larruskain patroneaba el pesquero de arrastre 'Saint Pierre et Miquelon' en aguas de Terranova. «Las coordenadas eran 46º 52N- 51º53W. El barco pertenecía a la casa armadora Serrat, con base en Pasajes San Pedro. Siempre faenábamos en pareja, con otro bacaladero. Habíamos echado las redes a 48 brazas de profundidad. Por el peso pensábamos que era una buena lanzada, pero nos encontramos con un ancla grande y una cadena de unos 80 metros colgando. Las izamos a cubierta y allí permanecieron hasta llegar a casa» relata José Antonio a su hija Maite.

La sorpresa no llego sola. «Esa misma tarde echamos de nuevo la red, pero en vez de bacalao nos encontramos otra ancla, de parecidas dimensiones y con otra cadena colgando». Al tiempo, con la ayuda de varios compañeros y las poleas «desembarcamos todo en un camión y lo llevamos a una nave de Pasajes San Pedro donde un amigo nos las guardó durante dos años».

En 1980 José Antonio adquirió una casa y decidió llevar las anclas y las cadenas y ponerlas en su jardín. Su hija Maite recuerda cómo «con la ayuda de sus hijos y amigos de éstos, colgaron una de las anclas en la pared de la fachada de la casa, donde aún continúa. La otra la pusieron en la entrada, pero fue donada y ahora está en el Paseo Nuevo».

Las anclas «nos han acompañado y la villa se llama 'Aingura Etxea' (la casa del ancla). Seguirá llamándose así. Nos sentimos muy ligados emocionalmente a la mar y para nosotros el signo más especial es el ancla. La mayoría de mis tíos y mi hermano son patrones de pesca». José Antonio, reputado patrón, «conocía a José Ignacio Espel, presidente del Aquarium, y la donó. Estamos muy orgullosos. De nuestra casa ha sido trasladada a uno de los rincones más bonitos de Donostia. De hecho, cuando una grúa arrancó el ancla y las cadenas y se las llevaron, a mis padres se les cayó alguna que otra lágrima».

Familia Bontigui | El legado del patrón 'Kiriko'

El regalo de compromiso para la hija de 'Kiriko'

El regalo de novios de Domingo Bontiguia la hija de 'Kiriko'

El mítico patrón de traineras Francisco Zubiaurre 'Kiriko' triunfó en Donostia, pero era getariarra. «Llegó a Donostia remando con su hermana y con su madre», resalta Joseba Bontigui, bisnieto de la figura del remo que tiene su rincón en el Aquarium. «Una de las donaciones es un retrato de 'Kiriko', que está a nombre de mi tía María Jesús Bontigui, que es su nieta».

También hay un diploma dibujado a mano por Domingo Bontigui en 1919, destinado a la hija de 'Kiriko' como regalo de novios. «Era un obsequio para mi abuela con todas las regatas y todos los tiempos que había hecho su padre. Estaba hecho a mano, con una caligrafía muy bonita, con volutas y una foto con pan de oro». Una herencia familiar que «era una tontería guardar en casa, ya que se iba a estropear. Al ver que se iba a hacer un 'txoko' sobre las regatas lo donamos. A partir de los 100 años ya era una antigüedad y se pudo restaurar».

Domingo Bontigui, fue vicepresidente de la federación de remo y publicó la revista Ciaboga. El diploma es una infografía de la época. «Mi abuelo era una computadora de datos». Entre los recuerdos familiares sale a relucir la figura de 'Kiriko' que «en la regata de Bilbao ordenó la primera ciaboga que se hizo. El proel metió uno de los remos grandes a modo del actual espaldín para facilitar la maniobra». Como curiosidad apunta que en esa regata «se quedaron sin un remo. El remero no saltó al agua, lo tenía prohibido 'Kiriko'. Le tuvo replicando la remada toda la regata para no desequilibrar la embarcación».

Familia Mutiozabal / Jesús Mari Perona | Planos antiguos de astilleros Mutiozabal

Los planos navales salvados de la basura

El oriotarra Jesús Mari Perona, maestro modelista naval, es un pariente lejano de los Mutiozabal, la familia cuyos astilleros dominaron la construcción naval del siglo XVIII en la costa de Gipuzkoa. Incluso trabajó en 'Muebles Arin y Embil', de la que era socia la familia. «Recuerdo que tenían un cuadro de una corbeta que me atraía mucho. En esa mueblería había muchas cajas almacenadas con cosas del astillero Mutiozabal». El infortunio de un accidente provocó la aparición de documentos históricos de gran valor. «Hubo un incendio en la mueblería y tras extinguirlo tocaba limpiar. En unas cajas vi unos planos mojados que estaban apartados ya para tirar».

Sin embargo Jesús Mari supo valorar lo que tenía entre manos. «En la década de los 70 el mundo cultural no era como el de hoy en día. No había muchas instituciones ni se les daba importancia a esas cosas». Perona supo que el mejor guardián sería «el Aquarium. Yo siempre había sentido una gran admiración por la institución y le guardo mucho cariño desde pequeño. Siempre había sentido una atracción especial por la construcción naval, que para mí ha sido una gran desconocida».

La donación de Jesús Mari fue el germen de las posteriores aportaciones de la familia Mutiozabal al patrimonio naval vasco. «Entre los esfuerzos de Vicente Zaragüeta, del Aquarium, la familia y los 'bateleros de Zumaia', entre otros, se ha conseguido que los Astilleros Mutiozabal se hayan preservado y restaurado». El ayuntamiento de Orio y la Diputación de Gipuzkoa inscribieron el astillero como bien cultural, con la categoría de monumento.

Paco Gómez | Maquetas navales

Réplicas en miniatura de buques históricos

La afición de Paco a las maquetas navales le viene «de hace 30 años cuando me regalaron un 'kit'», pero en 2013, ya jubilado, vio un reportaje en prensa en el que se hablaba de un grupo de modelistas navales del Aquarium con base en Albaola. «Me uní a ellos y desde entonces he construido unos 40 modelos, cuatro de ellos para el Aquarium. Empecé con un velero y luego seguí con los barcos de bajura de aquí. El primero para el museo, el 'Satanas Bi', el que suministra peces al Aquarium». Los demás buques que exhiben son el bacaladero 'Bahía de Guipúzcoa' y dos naves romanas de A.C., «una preparada para navegar en el Cantábrico y otra en el Mediterráneo. Al no existir planos, son interpretaciones de grabados antiguos».

Además de su curiosidad para documentarse al máximo, su antiguo oficio de ebanista «me ha ayudado a crear todas las piezas de los barcos desde cero». Uno de los barcos que más recuerda es la réplica del 'Ozentziyo', el último atunero de madera de Gipuzkoa que conserva Albaola. «Lo hice con mucho cariño. Le saqué hasta 500 fotos y he navegado en él. También me informaba con gente que anduvo pescando y tenía en cuenta hasta cuando cambiaban de arte de pesca. El barco tenía cambios».

Paco recalca que al Aquarium le interesan «los barcos que han llegado a amarrar aquí. Está pendiente el buque portavehículos 'Autosun' del que esperamos los planos». Mientras tanto, «hago mis cosas, pero sobre todo, hago los barcos que más me gustan».

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