Conmemoración del 51 aniversario del bombardeo de Gernika en 'Monumento a la paz' que el eescultor creó en 1988 por encargo del Gobierno Vasco. Gorka Lejarcegi

La trinchera pacifista

La voz por radio de Eduardo Chillida exigiendo a ETA la liberación del secuestrado José María Aldaia supuso un antes y un después en el compromiso cívico del escultor

Alberto Surio

San Sebastián

Domingo, 7 de enero 2024, 07:00

A

quel Eduardo Chillida que conoció a Ricardo Ugarte en la galería Espelunca de la calle Bergara de San Sebastián, frente a la entonces librería Ramos, era ya el artista con la conciencia del compromiso. El escenario no era fácil al inicio de la Transición. En el contexto, las aguas convulsas de una Euskadi que comenzaba a institucionalizar su sistema de autogobierno y a disfrutar de las libertades democráticas. tras el largo 'tiempo de silencio' del franquismo, pero con una violencia que quería precisamente hacer descarrilar el proceso democrático desde su defensa de una ruptura.

Inauguración del Monumento a la Tolerancia, Sevilla, 1992.
Inauguración Diálogo-Tolerancia, 1992. Stadt Münster

El proceso fue complejo y las élites culturales vivieron ese momento difícil no exentos de las contradicciones. Una parte de las mismas empezaba a comprometerse de forma activa en el compromiso. De aquella época se recuerda la implicación del escultor en la campaña contra el proyecto de la central nuclear en Deba y en la creación de las primeras Gestoras pro amnistía, de cuyo emblema fue artífice y de cuya puesta en marcha fue protagonista.

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El mensaje del artista en la radio:

«Soy Eduardo Chillida.
Petición a ETA: demostrad que sois capaces de hacer una buena acción, soltad a Aldaia, haced feliz a su familia y colaborad para buscar la paz para todos. Sé que mi petición es difícil pero yo quiero siempre creer en el hombre».

Pero Chillida representa como pocos el cambio de percepción que provocó la persistencia del terrorismo en esa parte de la sociedad vasca que había construido un imaginario de resistencia en el proceso de Burgos, y que envolvió a ETA en el mito antifranquista. ETA se convirtió en un fin en sí mismo fruto de su esencialismo y de su apuesta por imponer un proyecto totalitario al conjunto de la sociedad vasca. Chillida se resistió a esa pretensión y terminó por convertirse en un referente del rechazo social a la violencia, participando en los primeros movimientos que, ligados a Gesto por la Paz, denunciaron a ETA y criticaron su deriva. Uno de los primeros fue precisamente el llamado 'Manifiesto de los 33', firmado el 27 de mayo de 1980 por escritores, pensadores y artistas vascos y pionero en la lucha contra la violencia. Entre los firmantes se encontraban, además de Chillida, Aita Barandiaran, Koldo Mitxelena, Julio Caro Baroja, Juan San Martín, José Ramón Recalde, Gabriel Celaya, Idoia Estornés, Ibarrola y Néstor Basterretxea. Otro manifiesto es 'Isiltasuna ez da aterpe/El silencio no es cobijo', publicado por diversos agentes de la cultura vasca en septiembre de 2000.

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'La cruz de la Paz/Bakearen Gurutzea' es una escultura extraída de una pieza de 800 kilos de alabastro que regaló Eduardo Chillida en 1997 a la catedral del Buen Pastor con ocasión del centenario del templo donostiarra. Curiosamente el escultor autorizó a la Iglesia a venderla si alguna vez lo necesitaba. Fue una petición expresa del párroco de aquella época, Bartolomé Auzmendi para colocarla en el tímpano del pórtico de la catedral. El hecho de que los frontales de la cruz se muestren al natural, tal y como se presenta la superficie del alabastro, confieren un aspecto singular a la obra. Usoz

La campaña del lazo

Chillida tuvo un papel clave en la campaña del lazo azul, el símbolo más conocido de los movimientos sociales (creado por Ibarrola a partir de la letra 'a' de la palabra 'askatasuna-libertad'). Aquella dinámica tuvo gran repercusión para exigir la liberación de Julio Iglesias Zamora, de José Antonio Ortega Lara y de José María Aldaia. Chillida fue el autor del cartel de la manifestación 'Paz ahora y para siempre'.

Estuvo involucrado desde el principio en el movimiento contra la violencia, y aquella manifestación multitudinaria –convocada por el Pacto de Ajuria Enea en marzo de 1989– fue un salto cualitativo en la conciencia cívica. Sus mensajes por la paz en la radio marcaron todo un testimonio en la lucha cultural contra ETA. «Demostradnos que sois capaces de una buena acción. Soltad a Aldaia», señaló en una alocución grabada en todas las emisoras vascas. El escultor se implicó, además, de forma activa en la organización del concierto por la paz en el estadio de Anoeta en 1995. Para este concierto se pidieron trabajos a Chillida, Basterretxea y Ugarte.

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Créditos

  • Texto Alberto Surio

  • Narrativa visual y diseño Izania Ollo, Beatriz Campuzano y Maider Calvo

  • Edición de vídeo Ainhoa Múgica y Dani Soriazu

  • Desarrollo Gorka Sánchez

  • Edición Jesús Falcón

  • Material audiovisual Chillida Leku, archivo Eduardo Chillida, Fundación Maeght, Susana Chillida y Michelena

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