El acróbata zarautzarra dirige también la escuela Zirkuola. 2hotza3dietan

«Cuando me fui a estudiar circo, me preguntaban si teníamos leones en la escuela»

El acróbata zarautzarra, fundador de la primera escuela de circo en Gipuzkoa, Zirkuola, explica la situación del sector en el territorio

Carlos Rodríguez Vidondo

San Sebastián

Sábado, 3 de junio 2023, 07:39

En Gipuzkoa actualmente existen cinco compañías creando espectáculos circenses: Txiribuelta, especializada en cabaret; La Fem Fatal y su dúo de trapecio; y los tríos de payasos Tutik Klowns y Txirri, Mirri eta Txiribiton; y Berdinki Zirku garaikidea, de Koldo Arakistain e Irati González. Ambos son ... también fundadores de la primera escuela guipuzcoana de circo llamada Zirkuola.

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– Es acróbata, profesor y creador de una compañía y una escuela.

– Sí, en Zirkuola ofrecemos diferentes tipos de formación y también sirve como espacio de entrenamiento. Pero luego también tenemos la compañía Berdinki con la que solemos hacer espectáculos Ambos proyectos surgieron a raíz de la pandemia, aunque antes creábamos en un laboratorio de artes escénicas que nos vimos obligados a cerrar y de ahí surgió Zirkuola, alrededor del 2018.

– ¿Qué requisitos necesita una escuela de circo?

– Tiene unas necesidades especiales: si haces aéreos necesitas altura, si haces acrobacia necesitas un espacio amplio y diáfano... Y esos locales no se pueden encontrar en el centro de la ciudad. La compañía la dimos de alta en 2020 Irati y yo, aunque ambos empezamos a trabajar en Gure Zirkua con Iker Galartza.

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– ¿Qué disciplinas trabajan?

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– En nuestro primer espectáculo que se llama 'Mikra' practicamos acrobacia de suelo en dúo, pero también hacemos teatro, algo de danza, cositas de 'clown'... Irati tiene una intervención con telas y yo de trapecio solo. Entendemos el circo como un lugar donde convergen diferentes artes escénicas.

– Además de artistas, son atletas. Eso es atractivo también para las nuevas generaciones.

– El circo es una expresión artística desde el cuerpo, que es nuestra herramienta principal. Necesitamos cierto hábito de entrenamiento, trabajando los trucos desde el nivel más bajo y poco a poco. Por eso nos parece tan interesante el enseñar. Antes se pensaba que para poder dedicarse a esto tenías que nacer en un circo, pero hoy en día gracias a espacios como estos la gente puede acercarse sin necesidad de irse fuera. Y eso a pesar de que en el Plan Estratégico de Educación no se ha conseguido ninguna oficialización del plan de estudios. Solo hay dos o tres sitios en el Estado donde se puede estudiar circo de forma oficial, mientras que en Francia puedes llegar a hacer hasta un doctorado en artes de circo. Y eso aquí es impensable.

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Un ensayo en la escuela Zirkuola, localizada en Aduna 2hotza3dietan

– ¿Por qué?

– No te sabría decir... Quizá el imaginario del circo aquí sigue muy vinculado a la carpa y a que sea ambulante, pero en otros países tiene otro estatus. Ojalá podamos cambiarlo.

PREJUICIOS

«Si te digo que soy cantante de ópera, en tu imaginario me colocas en un lugar más elevado que si te digo que hago circo»

– Cuando empezó a estudiar circo, ¿cómo reaccionó su entorno?

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– En 2007 estaba estudiando Magisterio y en Zarautz tuve la suerte de conocer a una asociación donde se hacían malabares. Gracias a ese proyecto, pude aprender y disfrutar sin mayores pretensiones. Cuando me fui a Barcelona a estudiar todavía mucha gente me preguntaba si teníamos leones en la escuela y me decían que estudiaba «en una escuela de payasos».

– ¿Cuántos alumnos asisten a Zirkuola?

– A lo largo del curso escolar, entre niños y adultos tenemos unos 180 alumnos, que se dice pronto. Tenemos la escuela en Aduna pero vienen niños desde Ataun, Beasain, Ordizia, Tolosa, Donosti, Errenteria, Orio... Un rango amplio.

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– ¿Qué necesitaría su compañía para crecer? ¿Apoyo institucional? ¿Ayudas específicas?

– En Barcelona y en Francia ya tienen todo ello. Cuando te acercas a pedir una subvención para un espectáculo hay solo dos líneas: el teatro o la danza. Hace falta empezar a incluir al circo en esas líneas, porque no hay hábito de programar. ¡Y eso que gusta mucho el circo! Hay muchas cosas que se tendrían que normalizar: apoyo institucional, dar visibilidad y reconocimiento... Porque si te digo que soy cantante de ópera, en tu imaginario me colocarás en un lugar bastante más elevado que si te digo que hago circo.

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