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josé mari reviriego
Martes, 13 de diciembre 2022, 07:44
El Patronato del Museo Guggenheim reafirmó ayer su voluntad de impulsar la apertura de una sede en Urdaibai como proyecto «estratégico» de futuro, aunque su propio presidente, el lehendakari, Iñigo Urkullu, prefiere mantener una posición de cautela con esa misma expansión. Horas antes de la ... reunión del órgano rector de la pinacoteca que ratificó la vigencia de esa ampliación discontinua en la reserva de la biosfera, el jefe del Gobierno vasco insistió en guardar cierta distancia con la iniciativa, que ya cuenta con un compromiso financiero que asciende a 80 millones, repartidos a partes iguales entre la Diputación de Bizkaia y el Ejecutivo central. «En el caso de que contemos con un proyecto definido, vamos a analizarlo conjuntamente para saber cuál es la participación de cada uno», declaró Urkullu en el Foro Expectativas Económicas organizado por EL CORREO y el Banco Santander.
El Guggenheim de Urdaibai se ha convertido en la única pieza incierta de un museo que cierra el año pleno de certezas y encara el próximo con ilusiones renovadas: ha cosechado un notable éxito de público en el desarrollo de su 25 aniversario –de hecho está próximo al récord absoluto anual a falta de tres semanas para cerrar 2022–, las exposiciones han demostrado un contrastado tirón al combinar las obras de vanguardia y el gancho popular, y el cartel de 2023 reúne una interesante oferta de nuevas muestras artísticas para mantener al alza la recuperación de visitantes.
El Patronato, encabezado por el lehendakari como presidente del órgano que adopta las decisiones del museo, se reunió ayer por la tarde para confirmar todos esos hitos y, en una declaración oficial sin concretar plazos ni detalles, reiterar la vigencia del proyecto de expansión al repasar «los últimos avances en los estudios sobre el proyecto de ampliación discontinua del museo en Urdaibai». Una iniciativa anunciada hace ahora 14 años que va sumando apoyos, pero que aún necesita el respaldo decidido y sin matices del Gobierno vasco para poder echar a andar con garantías y evitar agotarse en el intento.
Urkullu, en el foro organizado por la mañana por este periódico, ratificó la postura actual que mantiene la Administración autonómica con el proyecto de ampliación en Urdaibai, articulado en torno a un viejo edificio industrial de Gernika, los astilleros de Murueta próximos a su desaparición, y una senda natural en mitad de la marisma para unir ambos puntos con el menor impacto posible en el paisaje. El lehendakari reiteró que su Ejecutivo apoya «la reactivación» de Busturialdea y la comarca de Urdaibai y que «aplaude ese propósito» desde el terreno público y privado. Con ese objetivo, reiteró ante los tres diputados generales presentes en su comparecencia –los tres compañeros de filas como cargos del PNV– que el Gobierno vasco está dispuesto a «coadyuvar en el ámbito de sus competencias», entre las que citó el medio ambiente, la movilidad y la sostenibilidad.
Pero evitó compromisos más concretos con esta comarca vizcaína, sean en forma de aportaciones financieras o de un respaldo nítido a la ampliación, como ya ha manifestado el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria –llegó a decir que se haría «sí o sí», incluso sin la ayuda de los fondos europeos, que siguen sin llegar–. Moverá ficha, apuntó, cuando haya un proyecto «definido». En ese momento, dijo Urkullu, el Gobierno que lidera concretará su participación en la expansión en Urdaibai. El lehendakari insistió en que el Museo de la Paz que abandera en Gernika también forma parte de los revulsivos para la comarca.
Hasta la fecha, el dinero comprometido para el Guggenheim de Urdaibai asciende a 80 millones de euros: 40 aportados por el Gobierno central a través del Ministerio de Transición Ecológica (25 de ellos gracias a una enmienda negociada por el PNV a cambio de su apoyo a los Presupuestos de Pedro Sánchez) y otros 40 millones reservados por la Diputación con cargo a las Cuentas de 2023, en concreto del Departamento de Infraestructuras.
En un proyecto que lleva ya 14 años encima de la mesa, pero que no acaba de arrancar del todo, el Guggenheim afronta 2023 –año electoral, con los comicios municipales y forales de mayo en el horizonte– como un ejercicio clave para la ampliación en Urdaibai. Pese a la distancia tomada públicamente por el Gobierno vasco, que podría estar condicionada por la cita con las urnas de dentro de cinco meses–, el Patronato se reafirmó ayer en su vigencia como plan «estratégico». Una iniciativa pendiente de un estudio que vaya definiendo ya los volúmenes de los edificios proyectados en la reserva de la biosfera, pero que también avanza en los cambios promovidos por la Diputación en la zona de servidumbre para ir ganando espacio y encajar el futuro museo en los astilleros de Murueta.
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