La credibilidad de lo que ocurría en el yacimiento alavés de Iruña Veleia quedó minada primero por la broma de uno los más estrechos colaboradores de Eliseo Gil, el director de la excavación y principal encausado por las presuntas falsificaciones. A Óscar Escribano, que el ... lunes aceptó un pacto con la Fiscalía a cambio de asumir su culpabilidad, se le ocurrió la idea de tallar 'Veleia' en una cerámica y hacer creer a todos que había hallado algo extraordinario. Pasaron horas hasta que confesó la manipulación. Aquello, ocurrido en agosto de 2005, fue un «duro golpe» para los arqueólogos que después destaparon el caso.
Publicidad
No fue el único. Poco más tarde, narró ayer Miguel Ángel Berjón en el juicio, se hallaron tres inscripciones en el proceso de lavado de piezas que sembraron serias dudas entre los miembros de la excavación. Tanto que se encargaron análisis para tratar de demostrar la autenticidad. Y, a partir de ahí, se desató un carnaval de hallazgos cada uno más sorprendente que el anterior.
Primero fueron los jeroglíficos egipcios, que «no han aparecido en ninguno de los grandes yacimientos romanos peninsulares». Y poco después el elefante, que muchos consideraron completamente fuera de lugar. «Era muy chocante», admitió ayer Berjón, y ello causó las discrepancias también de José Ángel Apellániz, otro de los arqueólogo, con la dirección del yacimiento. El tercer motivo de completa desconfianza hacia lo que ocurría en Veleia fue un plato funerario que el propio Apellániz ayudó a exhumar del suelo de la vieja ciudad romana. La narración que hizo ayer ante el tribunal no tiene desperdicio. Junto con otros dos o tres compañeros «excavamos el plato completamente, lo dejamos limpio con mucho cuidado y un cepillito. Estaba íntegro pero con grietas. Se quitó la tierra y no había nada. (...) Llamé a Idoia Filloy para que sacara fotos y mandó levantar el plato. No se veía nada y estaba limpio». Apellániz aconsejó consolidar la pieza para enviarla a restauración para que la lavaran y dejasen el plato íntegro, pero la codirectora ordenó extraerlo porque «no había tiempo». Se extrajo «en fragmentos» y «ni un sólo grafito, no ví ni una sola marca ni letra. Los grafitos aparecieron cuando Ainhoa Gil lo lava, esa misma tarde. Creo que por el interior de la pieza salió algo en euskera, no recuerdo bien. Yo alucinaba».
Otra de las piezas que causó honda polémica fue una en la que se aprecian los nombres de los filósofos y escritores clásicos como Séneca, Sócrates y Virgilio, pero también una referencia a 'Descart', «interpretado por todos en el yacimiento, incluida la dirección, como Descartes», un filósofo del siglo XVII. Supuso un antes y un después. Tras este hallazgo, «Eliseo (Gil) me llamó y me dijo haber qué pensaba. ¿No crees que puede haber alguien en el equipo al que se le haya ido la pinza?».
El arqueólogo le dijo a su entonces jefe de la excavación que «a nivel de conocimientos sólo se me ocurren dos personas que hayan podido hacerlo. Uno eres tú. Y tú no has sido, ¿no? Y me dijo que no», añadió ante la jueza de lo penal. «Berjón, Apellániz y Carlos Crespo abandonaron en 2007, y en 2009 acompañaron a la entonces diputada de Cultura, Lorena López de Lacalle, en la rueda de prensa donde se destapó el caso de forma pública.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
El pueblo de Castilla y León que se congela a 7,1 grados bajo cero
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.