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Hernández Mendizabal diseñó durante más de 50 años el cartel anunciador del Carnaval de Tolosa.

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Hernández Mendizabal diseñó durante más de 50 años el cartel anunciador del Carnaval de Tolosa. arizmendi

Muere a los 81 años el artista donostiarra Tomás Hernández Mendizabal

Ha sido reconocido como el pintor, escultor, ilustrador y diseñador de las «clases y celebraciones más populares»

r. korta

Domingo, 26 de diciembre 2021

El artista donostiarra Tomás Hernández Mendizabal falleció el sábado por la noche a los 81 años de edad. Pintor, escultor, diseñador gráfico e ilustrador, lega una ingente obra artística que, como escribió el crítico de arte Edorta Kortadi, fue «una de las más comprometidas con la ciudad y sus gentes, gentes de toda suerte y condición social, pero que está especialmente vinculado a las clases y celebraciones más populares». Fue propuesto por los vecinos de San Sebastián para la Medalla al Mérito Ciudadano de este año. Su nombre también apareció en la lista oficial de candidatos al Tambor de Oro de 2022.

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Si bien la faceta más conocida de Hernández Mendizabal estaba ligada al diseño gráfico –publicidad, carteles, vallas, follletos y libros–, en su trayectoria pictórica abarcó desde el realismo social crítico, al realismo mágico paisajístico «hasta desembocar en una figuración y abstracción expresionista de carácter más sintético y cubista», según explicaba Kortadi, que comisarió la exposición antológica que se le dedicó en 2006 en San Sebastián.

Hernández Mendizabal cursó estudios en la Escuela Mercadal y con José Camps y Ascensio Martiarena. Era el recorrido natural en un chaval que sintió la llamada del arte desde su más tierna infancia. Cuando rememoraba aquellos años, recordaba que «cogía 'buztiña' en el muro del Paseo del Kursaal, y con ella me hacía mis figuras y máscaras al lado de la puerta del tejado, y las ponía a secar al sol; entonces tenía cinco años». Apenas cumplidos los veinte años comenzó a trabajar como dibujante y diseñador en Gráficas Valverde. En 1964 realiza su primera exposición junto a Jesús Murua y José Antonio Garcia Noriega en las salas del Club Gipuzkoa de San Sebastián. Una años después crea los murales y pancartas para el Festival Internacional de Cine, labor que continuará hasta 1976.

En 1968 participa en una exposición junto a quienes no tardarán en ser referentes del arte contemporáneo en Gipuzkoa, como Carlos Sanz, Vicente Ameztoy o Ricardo Ugarte. Paralelamente despliega una febril actividad como dinamizador cultural de la ciudad desde la Asociación Artística de Gipuzkoa, junto a otros notables como Rafael Munoa, Luis Martín Santos y Amable Arias y José Antonio Sistiaga. Impulsa la creación del Gran Premio de Pintura Vasca, la Bienal de Escultura, la Semana Grande infantil y todo tipo de actividades culturales para la vida mortecina de la ciudad, mientras comienza a descollar el Grupo Gaur (Oteiza, Chillida, Basterretxea, Ruiz Balerdi, Zumeta, Mendiburu, Sistiaga...), con el que mantendrá una relación «siempre afectuosa y abierta. He sentido hacia ellos un gran respeto que se ha manifestado de modo recíproco. El Grupo Gaur fue un revulsivo que hacía falta en Donostia», declaró Hernández Mendizabal en una entrevista.

El artista donostiarrá pintó durante más de medio siglo el Tambor de Oro que el Ayuntamiento de su ciudad entrega cada 20 de enero. usoz

Sus creaciones no tardan en llegar a los museos –San Telmo, Diocesano, Bellas Artes de Bilbao, Zalduondo, Granada, Wiesbaden y Baiona–, aunque prosigue con sus obras como cartelista, y Tolosa le distinguirá en 1982 por sus carteles para los carnavales. En 1985 participa en la Exposición del Salón de las Naciones de París.

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Cuando enjuiciaba su trayectoria pictórica Hernández Mendizabal apuntaba que «es un cúmulo de sensaciones, –no de sensaciones técnicas en la realización de una obra– alegres, tristes, felices, sombrías, realizadas con la intuición del momento tanto en la creación del dibujo como al trasladarla al color».

En su condición de artista polifacético, también investiga en la creación escultórica, de la que dan fe piezas como 'Trikitilaris', colocada en la plaza de los Etxeberri en Amara, o el 'Homenaje a los Iñauteriak', en Tolosa. Edorta Kortadi apunta que «en cuanto a sus esculturas-maquetas experimentales realizadas en materiales efímeros, hay que indicar que parecen dibujos salidos del papel, bajorrelieves finísimos, que cobran aspectos tridimensionales y volumétricos, en la línea plana y cubista realizada por autores como Gargallo, Nagel y Mariscal, y que son una auténtica 'delicatessen' y delicia tanto para el tacto como para la vista».

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Rafael Munoa también escribió sobre la dimensión de la trayectoria de Hernández Mendizabal y apuntó que «Tomás, aparte de sus muchas otras virtudes, tiene sobre todo la exigencia profesional del dibujo. Un dibujo estricto que revela en su mente un análisis selectivo del tema escogido, una elaboración personal de su contorno y una minuciosa lectura de la musicalidad lineal, que le lleva muchas veces, casi casi, a perfilar una abstracción garantizada por su solidez profesional».

Los funerales por Tomás Hernández Mendizabal se oficiarán este martes en la iglesia de San Vicente (19 horas) en la Parte Vieja donostiarra.

«Me he expresado libremente, nunca he estado al servicio de las modas»

«Siempre he tenido una manera muy libre de expresarme y nunca he estado al servicio de las modas». Y si algo cree que podría describir su trabajo es que «siempre he estado en la calle, viviéndola, para luego reflejarla en la pintura, las plumillas o las esculturas», explicaba en una de las últimas entrevistas que concedió a este diario. Una actitud que le granjeó más de un disgusto, como en 1975, cuando el gobernador civil le multó con 100.000 pesetas porque 'veía' la hoz y el martillo comunistas en el decorado que diseñó para el escenario del Jazzaldia en la Trini.

El sello artístico de Hernández Mendizabal ha acompañado los anuncios de un sinfín de actividades culturales y sociales durante décadas: Festival de Jazz, Tamborrada donostiarra, Fiestas Euskaras, Jornadas internacionales de Cine Médico y del Festival de Cine Independiente en 16 mm, varias actividades de Euskadiko Ezkerra, la Quincena Musical, Certamen de Masas Corales y Carnavales de Tolosa. Y los Caldereros donostiarras, para los que hizo el cartel durante 52 años.

En su última etapa creativa, se situaba en una suerte de realismo que reflejaba su entorno más próximo de la Parte Vieja, barrenderos, guardias impidiendo tocar a un músico callejero, el Muelle, la muchedumbre tras las regatas... Con todo, tal vez una de las descripciones más atinadas sobre la obra de Tomás Hernández Mendizabal la dio otro colega suyo, Vicente Cobreros Uranga: «Sus carteles llevan la fecha de la época que vivimos».

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