El Festival Marítimo se despide a lo grande

Se ha navegado mucho estos días por el puerto y la bocana de Pasaia, con embarcaciones antiguas y veleros de todo tamaño y condición y se han visitado las diversas atracciones que proponía el Festival Marítimo. Pero sobre todo se ha caminado mucho en el largo recorrido de los muelles de Trintxerpe y San Pedro y la calle de San Juan, que miles de personas recorrían y abarrotaban en la mañana de ayer aprovechando el buen tiempo, buscando las distintas propuestas que la organización del Festival Marítimo ha dispuesto y llenando todos los bares y terrazas que a lo largo del camino no daban abasto con la demanda de visitantes de toda edad y diversa procedencia.

Ha habido muchos visitantes locales, pero también «mucha gente llegada desde toda Gipuzkoa, de Francia y también algunos anglosajones», comentaba Ane en el puesto de información a la entrada del puerto, que a mediodía estaba en plena actividad con el reparto de folletos del programa, las explicaciones de las actividades que se podían iniciar desde allí, como el recorrido del Tren Verde o tren txu-txu, que no paró de circular en toda la mañana y la resolución de dudas. «La gente ha participado en todo lo que se le proponía, y nos han comentado que lo han pasado muy bien».

El 'Kaskelot' volvió a ser el gran atractivo. «Pues no hay mucha cola», comentaba alguien con demasiado optimismo ante la taquilla. Aún no había visto la larga fila de gente esperando para embarcar y visitar la imponente goleta británica. En realidad quienes compraban su ticket tenían que esperar dos horas para embarcar. Eso por la mañana. A primera hora de la tarde ya se habían agotado todas las entradas hasta la hora de cierre, las siete de la tarde.

La buena noticia es que hoy también se podrá visitar el 'Kaskelot', además del barco del Mater Museoa, pero ya de forma improrrogable. El velero zarpará mañana del puerto de Pasaia, así que hoy es la última ocasión de contemplarlo o visitarlo, al menos por esta edición en la que se ha convertido en la estrella del Festival Marítimo ante el retraso en la llegada del 'L'Hermione'.

«¿Donde está el capitán Garfio?' preguntaba muy serio un niño a su padre, encantado con la estampa de la goleta a la que solo le faltaba ese pequeño detalle. Muy cerca también despertaba curiosidad y recibía muchos visitantes el atunero a vela 'Biche', cuyos navegantes daban en el muelle explicaciones en francés a quienes las requerían y en un cartel invitaban a embarcarse para hacer un recorrido durante la semana que viene hasta Lorient.

También salieron a navegar durante la mañana, ofreciendo con sus velas desplegadas la serena estampa que todo el público esperaba presenciar desde todos los puntos del puerto, otras embarcaciones, desde el conocido balandro 'Saltillo' al también majestuoso velero francés 'Lucretia' o el 'Notre Dame des flots' de gran valor patrimonial. Además salieron algunos de los barcos de Albaola, como esa trainera con vela, 'Amerikatik', 'Lafayette' y 'Gaztibeltza' y todos celebraron y disfrutaron del buen viento que sopló durante la apacible mañana.

El recorrido por Trintxerpe estaba también salpicado de otras actividades marítimas. Muchos se detenían en el amplio stand de Culturmar, la Federación Galega por la Cultura Marítima y Fluvial.

En un rincón continuaba sin descanso la construcción en directo de una embarcación de madera de cinco metros y medio de eslora, realizada tal como siempre se ha hecho en Rianxo, el pueblo de la ría de Arousa desde donde Manuel Collazo y el resto del equipo trajeron la estructura básica del «bote de carril, que es muy típico de allí» aún sin montar. Desde el jueves en Pasaia ha ido tomando forma esta embarcación mientras «mucha gente nos ha preguntado cómo lo hacíamos, algunos curiosos y otros profesionales de la navegación», comentaba Manuel, que se sorprendía de que «han venido muchos gallegos, porque nos han dicho que aquí en Trintxerpe hay mucha gente de allí, y también hemos tenido muchos franceses». Culturmar también celebró un homenaje a Castelao en Trintxerpe, para completar las actividades de la comunidad gallega, que era la invitada en esta edición.

Entre rederas trabajando sentadas en el suelo como siempre se ha hecho, puestos de artesanía y objetos marítimos, una sidrería envuelta en el humo de los chorizos asados y con la riada de gente recorriendo Trintxerpe y San Pedro, también surgía la música. A mediodía subía al escenario del muelle el trío de Juan Mari Beltran cuyos ecos llegaban hasta el otro lado de la bahía, ofreciendo canciones marineras de todo el País Vasco. También en la plaza Gudari sonó potente el soul de Sara Mansilla que disfrutó el público a la hora del vermut.

Había que invertir unos veinte minutos en la cola para embarcar en la motora para pasar a Donibane, pero las dos embarcaciones se turnaban con fluidez. Allí se podía optar, una vez superados los atascos de público en las estrecheces de la calle, por acudir a la plaza Bizkaia para ver al grupo de baile Lintxua.

En la plaza Santiago, un hervidero de gente en las terrazas y bares, llegaban a bordo del Brokoa los componentes de Itsasmendi Txistulari Taldea, que ofrecieron un repertorio de sabor marinero, y dieron el testigo al coro Arrantzale Sozial Klub, cuyas voces se desplegaban por toda la bahía. En el mismo barco llegaron a la tarde los componentes de Oso Fan, otra de las bandas promovidas por Katapulta Tour, que junto a Electro Txaranga fueron poniendo el punto final oficial a un Festival Marítimo que aún durante esta semana desplegará algunas velas.