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Visitantes esta semana y Postigo ante el cartel de la exposición.

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Visitantes esta semana y Postigo ante el cartel de la exposición. UNANUE / USOZ

«La gente se pregunta cómo pudimos vivir así»

La muestra de Fernando Postigo, convertida en un fenómeno, concluye el próximo fin de semana. El autor relata las reacciones del público ante ese 'choque' con la historia

Mitxel Ezquiaga

San Sebastián

Lunes, 26 de octubre 2020

A Fernando Postigo, duro reportero curtido en la fotografía de calle en los años más duros, hoy se le quiebra la voz con emoción al recordar el día que los visitantes de su exposición en San Telmo empezaron a aplaudir espontáneamente al reconocerle en una de las esquinas de la sala. «Es una muestra que remueve muchas emociones a quienes la visitan y, por supuesto, a mí», dice Postigo (San Sebastián, 1940), firma gráfica habitual de El Diario Vasco durante décadas, hasta su jubilación.

Es, más que una exposición, una especie de catarsis o fenómeno sociológico, apunta Susana Soto, directora del Museo de San Telmo. Las 300 imágenes, tomadas entre 1977 y 2001, mezclan los retazos de los años del plomo, con la violencia terrorista desatada y numerosos altercados en las calles, con la vida cotidiana de los ciudadanos, los barrios o instituciones como los ayuntamientos. «El gran acierto es mezclar los momentos duros con el día a día, como nos ocurría a todos en la realidad», corrobora Postigo. Elisa Querejeta Casares ha sido la comisaria de la muestra, que cierra sus puertas el próximo domingo. Solo queda una semana para apreciar esta 'crónica de una época', como se titula la exposición.

Más de 7.000 espectadores han visitado la sala de San Telmo. «Es una cifra muy apreciable si tenemos en cuenta que se abrió a finales de julio y estamos en un tiempo en que a la gente le cuesta visitar los museos. En condiciones normales la cifra se habría superado», explica Susana Soto. «Ahora estudiamos la posibilidad de que itinere por otros espacios del País Vasco o de España».

Algunas de las fotos más comentadas.
Imagen principal - Algunas de las fotos más comentadas.
Imagen secundaria 1 - Algunas de las fotos más comentadas.
Imagen secundaria 2 - Algunas de las fotos más comentadas.

Porque no solo se trata de número de visitantes, sino de la intensidad de la vivencia. Postigo podría escribir un tratado sociológico con las reacciones recibidas. «Las fotos de mayor impacto son, por supuesto, las relacionadas con la violencia, y eso que la dirección de San Telmo pidió no mostrar las imágenes más descarnadas, por respecto a las víctimas y para no herir al espectador», dice el fotógrafo. Con todo, el clima que vivió el país se mastica en sus duras estampas en blanco y negro. «Muchos se preguntan cómo pudimos vivir así, rodeados de violencia, con la pasividad de la mayoría, no se sabe si por miedo, insensibilidad o las dos cosas». En el cuidado y recomendable catálogo de la exposición Postigo recuerda cómo coincidió con Gregorio Ordoñez o Fernando Múgica Herzog solo unas horas antes de sus respectivos asesinatos, o cómo le tocó cubrir la noticia del atentado contra José Luis López de Lacalle, «mi compañero de fatigas antifranquistas».

«Gusta la exposición porque mezcla bien los momentos duros de la violencia con los hábitos de la vida cotidiana»

Verse en las fotos

De los disturbios callejeros a la liberación de Ortega Lara en 1997, un amplio capítulo de la exposición relata esa etapa oscura que le tocó retratar a Postigo, donostiarra de Gros que vivió en Estados Unidos y regresó a Donostia tras la muerte de Franco. Miguel Larrea le fichó primero para La Voz de España y luego se lo llevó a El Diario Vasco cuando pasó a dirigir este periódico, del que Fernando Postigo se convirtió en un clásico.

Fernando Postigo. Usoz

Volvamos a la exposición. Un día estaba Postigo enseñando la muestra a unos amigos y vio a una pareja detenida ante las fotos de los llamados 'extrañados', los presos que retornaron de Europa al inicio de la transición. «Mira, este es mi marido», decía ella señalando alternativamente a su acompañante y a uno de quienes salía en la foto más de cuarenta años atrás.

Pero muchas reacciones se refieren también a aspectos más amables, como los cambios en el paisaje. Las imágenes del frontón de Igeldo antes de que se cubriera, la vieja estación de los 'Vascongados' en la Plaza de Easo, la construcción del Kursaal o los solares donde hoy se levantan barrios como Amara Osinaga provocan los comentarios de los visitantes ante una Donostia transformada.

«También impactan aquella visita de Harrison Ford y Carrie Fisher al Festival cuando nadie imaginaba que 'Star Wars' sería lo que fue, o el encuentro de Elías Querejeta con Buñuel en el Victoria Eugenia», rememora Postigo.A él siempre le gustó la vida municipal «desde que mi compañera Estrella Inchausti me llevó al Ayuntamiento», conoció a los sucesivos alcaldes y le divierte la imagen en que Odón Elorza y María San Gil evitan mirarse... aunque compartían gobierno de la ciudad en aquellas fechas.

50.000 negativos

Son solo 300 imágenes de un fondo de más de 50.000 negativos donado por Fernando Postigo a San Telmo en 2016. No se descarta que en el futuro puedan surgir más exposiciones de ese inmenso material «que al menos ya tenemos archivado y organizado tras un inmenso esfuerzo», explica Susana Soto, «porque todas las imágenes tienen un importante valor documental».

Postigo ha protagonizado varias visitas guiadas. «Hay mucha diferencia entre las distintas generaciones. A los veteranos les traen recuerdos, discuten sobre detalles de edificios o paisajes desaparecidos, callan ante episodios terribles. Los jóvenes preguntan con mucha curiosidad porque son historias recientes que hoy parecen de hace varios siglos».

Hace unos días Postigo venía de nadar desde la isla hacia Ondarreta y un 'paddle surf' se cruzó en su camino. ¿Hasta cuándo está abierta la exposición?, preguntó el navegante. Pues hasta el próximo domingo, 1 de noviembre.

«Los visitantes han 'venido a verse', como dice el lema del museo», resume la directora

Susana Soto, directora del Museo de San Telmo, está muy satisfecha con el éxito de la exposición. «Cuando reabrimos el museo tras la reforma nuestro eslogan fue 'ven a verte', y aquí se ha cumplido estrictamente. La gente viene a reconocerse en estas imágenes, a recordar una época de claroscuros». Soto admite que pidió a los responsables de la muestra que evitaran las imágenes más duras de la violencia, «por respeto a las víctimas y por respeto a los visitantes. En aquellos años se publicaban fotos terribles que impactarían extraordinariamente al ciudadano de hoy. Pero la selección de fotos sí permite respirar aquel ambiente», añade Soto.

Una de las críticas que se ha realizado a la muestra es el pequeño tamaño de las imágenes expuestas. «Es una fórmula buscada. Las fotos están dispuestas imitando el efecto de los negativos, tratando de respetar el formato 'periodístico' y la idea de crónica. También debatimos en su momento la forma de exponerlas, por temas o lugares, pero al final apostamos por la cronología, lo que supone mezclar fotos duras de violencia con otras amables de intelectuales o hábitos ciudadanos. Así se entremezclaban las cosas en esos años».

Susana Soto, que agradece «la máxima colaboración y disposición que ha ofrecido Fernando Postigo en todo este proceso», también se muestra partidaria de 'itinerar' la muestra por otros lugares, «especialmente en el País Vasco».

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