ROBERTO HERRERO
Viernes, 20 de mayo 2022, 07:56
«Hay muchos prejuicios con la poesía, la gente consume teatro, televisión y cine, pero es poco frecuente que les apetezca un recital de poesía. Y creo que la novedad es parte de lo que le gusta al público de espectáculos como este 'Verso a ... verso', explica Charo López (Salamanca, 1943), que ha dejado esta vez los personajes de teatro por la lectura de poemas de grandes autores. De clásicos como Lorca, Machado o Miguel Hernández, y de otros autores más cercanos en el tiempo, como García Montero o Salinas. El recital, que este viernes ofrece en el Teatro Leidor de Tolosa a las 20.30 horas, está pensado para los amantes de la poesía «y también para los que a lo largo de sus vidas han oído a veces el 'verde que te quiero verde' o el 'compañero del alma', versos que no saben a qué corresponden. No estamos acostumbrados a que la gente lea poesía y conozca a los poetas. Haciendo ese ejercicio de voluntad uno se aficiona y los lee. El problema es que no se conoce la poesía».
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Recitar e interpretar son trabajos emparentados, pero diferentes en los que Charo López se siente de otra manera «aunque básicamente consiste en ser actor siempre. Una obra de teatro es un texto que haces tuyo, trabajas con otros actores y te conviertes en el personaje. En un recital de poesía no tienes que hacer eso, hay que transmitir lo que el poeta quiere contar. A veces habla de la muerte, de la vida, del amor, del olvido. Y esos poemas hay que estudiarlos, grabarlos, leerlos mucho y ensayar».
Un recital tiene sus propias reglas. «Si pecas de afectación, mal y si lo haces de frialdad, también. El equilibrio está en la verdad, en el ritmo. Una vez que conoces el poema, a quién se lo escribe, por qué lo escribe, de dónde viene, la época a la que pertenece, qué ocurre en ese poema, se trata luego de saber qué es una pausa, un silencio. Eso ya es la técnica de un actor».
Confiesa que no es una gran lectora de poesía «aunque conozco mucho porque lo he tenido que leer por mi profesión y en definitiva porque me gusta». Y a estas alturas de su gran y dilatada carrera como actriz asegura que «no hay versos que me estremezcan porque ya no me estremece nada. Los leo y me encantan, pero no podría salir a escena si me estremeciera un poema. Hay uno, 'En paz', de Amado Nervo, que es una belleza, en el que le digo a la vida que ya estoy en paz con ella y si ella ya está en paz conmigo que yo ya me voy. Y hay otros muchos que me gustan especialmente, todo lo que Miguel Hernández lee cuando sabe que su hija va a morir de hambre. Es que las situaciones son muy diversas y sutiles».
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No le apetece hablar de sus cosas personales, «lo detesto, no contesto nunca a nada personal porque ya está bien. Somos cinco mil actores hablando de nuestras vidas. Eso no interesa nada salvo que tengas una vida tan extraordinaria y brillante como la de Cristóbal Colón». ¿Y la belleza física?, le pregunto a una de las actrices más bellas de la escena española. «Valoro la belleza, me impresiona como a todos, pero la tengo muy asumida porque yo he sido guapa y por eso conozco el valor de la belleza, que es cero. Pero es verdad que la vida es más fácil y que la gente te halaga mucho. Harían falta horas para hablar de este tema. Pero lo que merece la pena del ser humano está lejos de estas cosas».
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