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Recreación del interior de una vivienda, según la información de los arqueólogos. j. i. treku
Yacimiento arqueológico de Basagain en Anoeta, así eran sus pobladores

Así era el poblador de Basagain: agricultor, ganadero, artesano del hierro y comerciante

La Diputación publica un libro que pasa a limpio los resultados de 27 años de trabajos arqueológicos en este poblado fortificado situado en Anoeta

Alberto Moyano

San Sebastián

Jueves, 26 de mayo 2022

La existencia de abundante hierro en Basagain fue determinante para la construcción de un poblado fortificado en este enclave de Anoeta hace 2.600 años. Así lo han documentado las investigaciones que durante 27 años se han realizado en este yacimiento arqueológico y cuyos autores publican ahora sus conclusiones en el último volumen de la colección Arkeologia, que edita el Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Gipuzkoa.

Con dos hectáreas de superficie, el poblado fortificado indígena de Basagain ha sido objeto de estudios arqueológicos entre 1994 y 2021, a cargo de un equipo dirigido por Eloísa Uribarri y Xabier Peñalver. El arqueólogo y coautor del trabajo ha presentado este jueves el volumen, junto a la directora foral de Cultura, María José Tellería.

¿Y cómo eran los habitantes de Basagain? Según Peñalver, alrededor de 200, dedicados a la ganadería –género lanar–, la agricultura –amplia variedad de cereales– y recolectores –bellotas y avellanas–. Trabajaban el hierro y las cerámicas, comerciaban con otras poblaciones y vivían en casas de madera y arcilla, adosadas a la fortificación, de unos dos metros de altura y tres de anchura, más la empalizada. Esta protección pudo funcionar como elemento disuasorio ya que, indicó Peñalver, no consta que el enclave sufriera hostilidades.

Entre las conclusiones recogidas en el décimo quinto volumen de Arkeología, titulado 'Basagain, un poblado fortificado indígena de la Edad de Hierro'. destacan la muralla como uno de los elementos que mejor define al asentamiento puesto que estaba rodeado en todo su perímetro y facilitaba su defensa. Intramuros se han localizado las viviendas construidas con paredes de arcilla y madera, a partir de una estructura de postes para soporte de la cubierta. En cuanto a los habitantes, las investigaciones han permitido determinar que practicaban la agricultura de cereales, con predominio del mijo, seguido de la ezkandia (un trigo arcaico). En lo relativo a la ganadería, los restos más abundantes corresponden a herbívoros domésticos.

Es, sin embargo, la producción de hierro lo que convierte a Basagain en singular frente a otros poblados fortificados guipuzcoanos, como (Intxur, en Albiztur-Tolosa, Belaku en Beizama, Murumendi en Beasain-Itsasondo, Akutu en Bidegoain-Errezil, Buruntza en Andoain, Munoaundi en Azkoitia-Azpeitia, Moru en Elgoibar, Santiagomendi en Astigarraga y Murugain en Arrasate-Aramaio-Aretxabaleta).

La existencia en las inmediaciones del poblado de vetas de mineral de hierro de muy buena calidad explotadas mediante galería hasta fechas recientes es lo que ha hecho concluir a los arqueólogos que «a la hora de elegir la ubicación para el asentamiento, uno de los factores fundamentales fuese la importante presencia de este mineral». En el enclave los investigadores han encontrado abundantes restos de escoria de forja y un escorial de grandes dimensiones resultado de labores de obtención de hierro en bruto.

Intercambios comerciales

Además del dominio en la obtención de hierro y la fabricación de herramientas con este material, destacan los intercambios comerciales con otras poblaciones, instaladas incluso a gran distancia, probablemente, a cientos de kilómetros. A este comercio atribuyen los arqueólogos las colecciones de vidrio a base de sofisticadas piezas como brazaletes de variadas tipologías y cuentas de collar hallados en Basagain, en donde puede que también se elaboraran abalorios más sencillos.

En cuanto a las estelas grabadas, en número de seis a día de hoy, con retículas y otras formas geométricas, se desconoce su función, pero parece que se trata de una costumbre generalizada en los poblados del mismo período a escala del Norte peninsular.

Las dataciones de carbono 14 sitúan los orígenes del poblado en el siglo IV antes de nuestra era y concluyen que su ocupación se prolongó hasta después de la colonización romana que, en Gipuzkoa, se sitúa en tiempos de emperador Augusto, hace 2.000 años.

El trabajo, del que se han editado 500 ejemplares, consta de 280 páginas, con abundantes textos de divulgación y numerosas ilustraciones a partir de los vestigios hallados en este enclave.

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