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Pío García y Sanda Saínz
La Rioja
Sábado, 25 de marzo 2023, 16:05
Hace 120 millones de años, en el Cretácico inferior, La Rioja no era una tierra interior, con un amable paisaje de viñedos y montañas escarpadas. Europa tenía entonces forma de archipiélago e Igea se situaba al borde de una región lacustre, llena de marismas y ... vegetación, con abundante agua dulce y cierto aporte de agua salada. En la fauna de aquel entonces reinaban los espinosáuridos, dinosaurios carnívoros (terápodos) que se apostaban a las orillas de los lagos y se alimentaban de peces, tortugas y cocodrilos, quizá también de carroña. Los huesos de estos terápodos, huecos, son frágiles y difíciles de encontrar. Y esa es una de las razones que explican la emoción con la que ayer se presentaron en el instituto Sagasta, en Logroño, los últimos hallazgos de las excavaciones que desde hace cinco años se vienen desarrollando en Igea. Una investigación liderada por el paleontólogo donostiarra de la UPV/EHU Xabier Pereda.
«Es uno de los dinosaurios carnívoros más completos de la península y, si hablamos de espinosáuridos, no hay nada igual. Escápulas hemos visto en Teruel y en Portugal, pero los demás huesos son inéditos. Para ver un brazo semejante nos tendríamos que ir a Londres, al Museo de Historia Natural», señaló Pachi Sáez-Benito, director honorífico del Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja en Igea. Sobre el escenario del salón de actos, reposaban los huesos del brazo y una recreación de la extremidad, que acababa en tres garras de diferente tamaño. Era este un ejemplar de casi tres metros de alto y ocho de largo; un formidable depredador con una tonelada y media de masa corporal. «Imaginad qué bestia parda. Este animal de un zarpazo te cercena la cabeza», resumió gráficamente Sáez-Benito.
Las excavaciones en Igea las lleva a cabo el equipo 'Garras', una brigada que incluye paleontólogos, geólogos, biólogos y aficionados entusiastas. Los directores son Xabier Pereda y Erik Isasmendi. Pereda enfatizó este viernes la importancia del nuevo yacimiento descubierto en Igea y excavado este verano, Virgen del Villar 2: «La Rioja ya ocupa un lugar importante en el mapa mundial de las huellas de dinosaurios, nosotros buscamos que también lo ocupe en el mapa de restos. Llevamos excavando desde 2018 y hemos tenido la suerte de encontrar restos de espinosáuridos importantes», señaló. Lo de este año ha sido muy singular. Además del brazo casi completo que este vierns se presentó en sociedad, se hallaron huesos del cráneo, dientes, elementos del esqueleto, partes de la pierna (fémur, tibia, metatarsos) y restos de la pelvis. «El cráneo recuerda al de los cocodrilos; los dientes eran cónicos, rectos y con estrías», apostilla Pereda. No hay nada similar en la península ibérica y muy pocos registros semejantes en el mundo. Por si fuera poco, también se ha encontrado material fósil de la fauna y flora de aquella misma época: peces óseos, helechos arborescentes y coprolitos (excrementos fosilizados).
En el Centro de Interpretación Paleontológica de Igea se expone la extremidad trasera izquierda de un espinosáurido similar, recuperado hace unos años en un yacimiento muy próximo, el Virgen del Villar 1. En un principio se pensó que podría ser un baryonyx, especie descrita en Inglaterra a finales de los años ochenta. Sin embargo, Pereda y su equipo creen que se trata en realidad de una nueva especie, estrechamente emparentada con el baryonyx, pero con algunas diferencias óseas, por ejemplo en las garras. «Vamos a hacer una propuesta de un nuevo género y especie. Aún no podemos decir el nombre, aunque estará relacionado con La Rioja», avanzó Pereda Suberbiola.
Todavía faltan muchos estudios por hacer. Los análisis del nuevo ejemplar encontrado aclararán si nos encontramos ante otra nueva especie de espinosáurido o encaja en las anteriores referencias. De lo que no cabe duda es de que se trata, como dice Pachi Sáez-Benito, de una «joya de la paleontología». El yacimiento, situado en una ladera descarnada a varios kilómetros del municipio, aún puede arrojar sorpresas. «Tenemos que volver para extraer lo que falta, pero probablemente acabe siendo el espinosáurido más completo del registro europeo, por encima del baryonyx inglés», advirtió Xabier Pereda. «Volveremos en verano porque este yacimiento es verdaderamente excepcional», subrayó.
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