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B. T.
HENDAYA
Martes, 22 de agosto 2017, 17:55
En las hojuelas multicopiadas que sirven de tarjeta a Catherine y en www.ulysse.fr dos nombres cargados de leyenda sorprenden al lector o al visitante: Hugo Pratt y Ella Maillart. Los dos apadrinaron poco después de su apertura en 1971 la Libraire Ulysse Pays et Voyages.
Pratt es, naturalmente, el creador de un personaje sin límites: Corto Maltés, ese marino conocedor de la Cábala, el Talmud y la masonería; viajero que no dejó mundo por explorar, desde su amada Venecia a Manchuria y se alistó en las Brigadas Internacionales...
Pratt, fallecido en 1995, era de orígenes mezclados: normandos, ingleses, sefarditas, venecianos habían sido sus antepasados. Un día, sin que Catherine le conociera, entró en el 26 de la Isla Saint Louis, París y demandó a la librera mapas y guías sobre Somalia, a donde iba a viajar pronto. Catherine había recién regresado de allá y le invitó a comer para contárselo. Antes le preguntó quién era y él le habló de Corto. También le enseñó una historieta donde un cazador taciturno que rema en una canoa en África dispara contra dos pájaros. ¿Motivo? 'Hay demasiada belleza en estos parajes'. Ahí empezó la relación de Madame Domain con Pratt.
Ella Maillart es aun más mitológica, si cabe. Campeona olímpica del equipo de vela y de esquí de su país, Suiza, amén de fotógrafa, reportera y etnógrafa. Su viaje a Afganistán con la esplendorosa Anne Marie Schwarzenbach ha quedado en los anales. A los 83 años viajó al Tibet. Antes de morir, ella y Catherine charlaron horas y días en Chandolin, su refugio en la montaña
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