«En 'El hormiguero' Juan y yo hacemos un poco de teatro, pero hay verdad»

– ¿Qué significa 'El hormiguero' en su vida profesional?

– Muchas cosas. Supuso un punto de inflexión. Soy muy amiga de Pablo Motos y cuando me propuso trabajar en 'El hormiguero' eso también supone dar un paso al lado en lugar de ser tú. Él lleva la riendas y se trata de colaborar. Lo que pasa es que colaborar en 'El hormiguero' es un lujo, pero también tienes que hacer ese viaje y ejercicio. Lo que te reporta luego es absolutamente maravilloso.

– ¿Las intervenciones que hace en el programa con su marido, Juan del Val, tienen algo de representación teatral?

– Absolutamente. Lo que me extraña es que la gente se lo tome todo tan en serio. Tanto Nuria Roca como Juan del Val trabajan en televisión, hacemos entretenimiento, es un show. Creo que ahora mismo la televisión pasa por un filtro de verdad, todo lo que tenga verdad va a funcionar y lo otro no. Pero aunque lo que hacemos tiene una parte de verdad, porque si no sería una mentira y un fraude, hay que verlo dentro de un papel y un sentido del humor y de un contexto. Pero bueno, explicar esto es a veces supercansino.

– ¿Se suele confundir a la persona con el personaje?

– ¡Claro! Es verdad que nosotros partimos de la verdad, esta era una premisa que teníamos muy clara y que, además, creo que en estos tiempos es algo que hay que fomentar. Pero a partir de eso, vamos a jugar y divertirnos.

– ¿Se siente incluida en la etiqueta de famosa?

– La palabra famoso la relaciono con alguien conocido y eso me ocurre. La gente te conoce, vas andando por la calle y te conocen. Pero también pienso que la palabra famoso está muy desvirtuada en los últimos tiempos porque para mí debe ir acompañada del mérito. Siempre lo he asociado a los logros, se te conoce por algo que has logrado. Si se te conoce por nada, eso es un fracaso.

–'El hormiguero' se emite con público en directo. ¿Le ha servido de entrenamiento para el teatro?

–Para nada. Lo que me sirve es el directo. Jamás pienso en los que están en las butacas, solo que lo tengo que hacer bien. Si pensara que hay 600 personas en la sala, o 35, o dos millones viéndome desde casa, ¡no salgo! Miro siempre a los focos, que me deslumbran.

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