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Lo llaman «apertura popular» y lo dicen por algo. Empecemos por lo evidente: miles y miles de espectadores invaden su arena, sus terrazas, sus escaleras y sus muros para hacerse un huequito desde donde disfrutar de la música en directo. Popular, porque el precio nunca fue un problema: es la gran cita gratuita y de libre acceso del festival. También, por conocido, porque una de las imágenes más icónicas del Jazzaldia ya es la de la 'hora de las dos luces': la del atardecer poniéndose en la desembocadura del Urumea, y la de los brillantes focos del escenario. Pero si es popular es también porque es pop: la trinchera del pop (Ferreiro, dixit) en un festival de jazz.
Y si había alguien que aunara la mayoría de estas acepciones para poder encargarse de protagonizar esta «apertura popular» esa era Izaro. La 'nueva' Izaro o la «Izaro 3.0», como ella lo prefiere llamar. Hace siete meses que la cantante mallabiarra emergió de su crisálida a escasos metros de donde este miércoles actuó. En el interior del Kursaal venció sus demonios pasados y nos descubrió a una artista total, a la Izaro que en sí misma puede ser tu mejor amiga y a la vez una inalcanzable pop star. En el exterior del Kursaal, sobre el Keler Gunea, su montaje quizá brillara menos, pero su «renacer» fue completo.
Vale que los 'izarers' no fallan y que este 'Cerodenero' no está tan pensado para que funcione en ambiente 'festivalero', pero si a ello le sumas las ganas de aire libre y un cielo que se permitió el lujo de no dejar caer ni gota, entonces ya tienes la receta secreta de tu amona.
Antes, el llenazo había sido absoluto en las terrazas. Como hacía años que no se veía. Hacía dos años que Lakecia Benjamin había deslumbrado en la 'Trini' y escucharle ahora gratis en el Frigo resultó definitivo. Además de que estuvo pletórica, jaleando cual hooligan inglés a un público -45.000 espectadores según la organización- que sí parecía haber ganado la Eurocopa.
Más de una hora antes la playa iba cogiendo temperatura. No tanto la que había previsto el parte meteorológico, como la de las colas frente a los 'food trucks' y la de los picnics familiares sobre la arena. Porque los conciertos de la 'Zurri' se viven, primero, tumbado sobre la toalla con un bocadillo de lomo-queso y los txikis correteando en rededor; y luego, saltando al ritmo de los buffles y con la garganta ardiendo.
Izaro lo sabe y para arrancar eligió el folk de 'Iparraldera'. Un repaso casi tema por tema de su nuevo álbum, ese que es un viaje emocional y que, cuando rompe, lo hace sobre todo con 'X eta besteak'. Su 'beat' golpeó las fachadas del auditorio de Moneo para abrirse al Cantábrico al ritmo de su salvaje coreografía y de himnos siempre coreados como 'Errefuxiatuena' y 'La felicidad'. Decía la cantante que tras superar la crisis personal que le mantuvo alejada de los escenarios, lo que más le preocupaba de su vuelta era que el algoritmo se hubiera olvidado de ella. Bueno, pues el algoritmo también estuvo en la playa.
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José Mari López e Ion M. Taus | San Sebastián
Miguel González y Javier Bienzobas (Gráficos) | San Sebastián
Javier Bienzobas (Texto y Gráficos) | San Sebastián
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