Marta Sánchez ensaya con el piano antes de su concierto de este domingo en San Telmo. Sara Santos
Crítica del Jazzaldia

Brisa de aire fresco

La última cita del ciclo pianístico en el Museo San Telmo de este Jazzaldia presentó este domingo a Marta Sánchez

Lunes, 29 de julio 2024, 02:00

Tocaba cerrar la programación de San Telmo, espacio que se ha convertido en refugio en todos los sentidos. Porque la pinacoteca pública es una de las guaridas climáticas de la ciudad para las distintas olas de calor. Proponiendo un 'clima ideal', como indicaba el catálogo ... de la preciosa muestra del 2023 que vimos expuesto en la tienda. El Jazzaldia de museo se cerraba con la actuación de Marta Sánchez, clausurando una rama que ha vuelto a tener momentos especiales: el Premio Donostiako Jazzaldia William Parker viajando a la estratosfera, el teclista Júlio Resende ofreciendo una sesión llena de belleza y elegancia... La pianista madrileña ofreció un cierre exigente en el oasis de San Telmo. Una brisa de aire fresco en el tórrido día. Literal, que dicen los chavales. Un hálito llegó a tirar una de las partituras de la autora. Sánchez sujetó un momento una nota, se agachó a por el folio y continuó con la elaborada muestra de creatividad desplegada durante su recital.

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Porque no contenta con elaborar pasajes inquietos y minuciosos, en los que posarse en una sensación parecía algo prohibido, la española depositó sobre las cuerdas del piano diferentes objetos buscando alterar o reconstruir el sonido de sus pulsaciones. Vimos una tela roja en los pasos graves y piezas de papel en la sección aguda. Elementos que sonaron como arcos de instrumento paseando por los hilos de acero en unas canciones que acababan de forma repentina, sin una salida que las despidiera.

El acreditado arranque de 'Snow Cristal' dejó claro su gusto por el expresionismo jazzy. Partiendo de una evocación de campanas de despedida para ir adquiriendo una tensión honky tonk ('Analord') y difuminarse en la belleza ('Snowing In The Wood'). Notas que llegaron entre los sueños y las pesadillas con estricta felicidad. Con los agudos intentando escapar de las persecuciones que proponía la compositora. Dejándose abrazar por lo oriental ('Blow My Mind') en capítulos ejecutados a gran velocidad donde las emociones se agolpaban intentando lograr su espacio. Una lista que fue ganando en melancolía con el paso de los minutos ('One for Blake') hasta acabar con una casi tangible versión de Thelonius Monk.

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