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Homenaje. El pianista donostiarra compartiómás de un cuarto de siglo con Laboa, a quieneste domingo honró en clave de jazz. Fotos: Lusa
Una fabulosa tarde en el museo

Una fabulosa tarde en el museo

'Txoria nuen maite'. Iñaki Salvador y su banda ofrecieron un atractivo homenaje a las canciones de Mikel Laboa en un evento que aunó melodías eternas y una experimentación con base jazz

Lunes, 22 de julio 2024, 02:00

Iñaki Salvador, Mikel Laboa, Jazzaldia, Chillida Leku. ¿Pueden ser éstos los cuatro elementos que definan social o culturalmente el concepto 'Donostia' de manera más certera? La mencionada cuaterna de nombres se fusionó la tarde de este domingo para el 'pintxo', pre-inauguración o prólogo del mencionado festival musical de la capital guipuzcoana. Un certamen que durante toda esta semana entrante llenará la ciudad de sonidos jazzeros y de los otros en una mezcla que, como dice el jefe del cotarro, busca «aunar talento joven y experiencia contrastada».

La hierba húmeda y el cielo gris tras las lluvias del mediodía nos recibieron en el museo que este 2024 celebra el centenario del nacimiento del escultor. El inmenso y tétrico 'Morning Cobweb', la figura creada por Alexander Calder, nos dio la bienvenida a la campa a los más de mil espectadores. Las sillas que la organización dispuso para ver de manera más cómoda el evento 'volaron' cual Dorothy en 'El Mago De Oz'. El resto de asistentes, bien experimentados, se llevaron sus propios taburetes veraniegos, toallas extensas y esteras impermeables.

Puntuales a su cita aparecieron Iñaki Salvador y su banda sobre el escenario dispuesto. Al pianista le acompañaron Ainara Ortega (voz), María Berasarte (voz), Ángel Unzu (guitarra), Jaime Mayor de la Iglesia (contrabajo), Hasier Oleaga (batería) y Aitor Bravo (batería).

Pocos autores más dignos y aventajados que Salvador para este viaje abierto. Un homenaje y una diversión. Un viaje al pasado y al futuro con los mimbres cambiados. Quedó demostrado en la primera de las piezas, el 'Kantuz' del bardo bajo-navarro Jose Mendiage que arrancaba el disco 'Lau Bost'. Desde el primer acorde, corredor como los que le siguieron, se confirmó que las canciones iban a ser versiones muy libres llevadas al terreno del jazz. Fue un inicio dramático y tormentoso que se despidió con curiosos efectos de guitarra.

'Hegazti Errariak' arribó bañada de swing y calma, con buenos momentos del pianista y el guitarrista y un enredado juego oral. Salvador, a quien nadie acusará de no ser comunicativo, afirmó estar 'Super pozik' y se lanzó a leernos un texto propio en el que Chillida y Laboa dialogaban hipotéticamente entre sí antes de acercar su visión de 'Izarren Hautsak'. Una pieza en formato nana, muy pop, casi soul y radiante. Fue uno de los instantes de la velada.

Septeto. Salvador estuvo acompañado por Ainara Ortega, Javier Mayor, María Berasarte, Aitor Bravo, Ángel Unzu y Hasier Oleaga. Lusa
Imagen principal - Septeto. Salvador estuvo acompañado por Ainara Ortega, Javier Mayor, María Berasarte, Aitor Bravo, Ángel Unzu y Hasier Oleaga.
Imagen secundaria 1 - Septeto. Salvador estuvo acompañado por Ainara Ortega, Javier Mayor, María Berasarte, Aitor Bravo, Ángel Unzu y Hasier Oleaga.
Imagen secundaria 2 - Septeto. Salvador estuvo acompañado por Ainara Ortega, Javier Mayor, María Berasarte, Aitor Bravo, Ángel Unzu y Hasier Oleaga.

María Berasarte hizo suyo el fado de 'Nao Es Tu, Faculdade De Sentir' con fuerza imperial, tan viva como dinámica. En 'Haize Hegoa' llegó el momento de Ainara Ortega, la 'Billie Holiday de Hernani' como la llamaba el creador del barrio del Antiguo. Fue un canto 'cierrabares' para los que peinan canas y esconden calvas que quiso revivir el espíritu del club de jazz en un protagonismo bien repartido entre todos los intérpretes hasta su 'laboaniano' final.

Con la chula 'Aintzinako bihotz' llegó la calma y la instrumentación mínima en la que destacó Angel Unzú con su guitarra usada cual violín en las partituras que fueron emergiendo hasta lo tempestuoso. La popular y terrenal 'Oi Pello, Pello' fusionó swing y bossa nova. 'Sorterriko koblak' se aposentó en la emoción, siendo casi acunada en la doble entonación vocal ganando energía hasta el luminoso cenit, bien guiado por los solos de piano y contrabajo. La surrealista 'Lizardi' llegó con aires clásicos y picoteó del tango originario sobre una voz narrativa. Los aplausos finales fueron una señal de agradecimiento frente a la interpretación.

El acto sirvió de arranque de un Jazzaldia que los próximos días llenará Donostia con conciertos para todos los públicos

Para el cierre el combo huyó de lo esperado en las piezas más deseadas. Enrevesado y revirado llegó el 'Txoria Txori' de Laboa & Artze, trotando sobre el jazz con una entrada sosegada y una salida ahumada. «Podéis cantarla si queréis», dijo Salvador, «aunque no va a ser tan sencillo como creéis». La lista de once titulares, once visitas y once travesías se cerró con la archiconocida 'Baga Biga Higa' que el domingo se vistió de ropajes afrancesados, vivarachos, raudos y muy traviesos en sus compases.

El servicio de autobús lanzadera nos volvió a dirigir de forma cómoda al parking de Galarreta. En su interior la gente comentaba sus citas ineludibles del Jazzaldia, las recomendaciones que les habían hecho en Chillida Leku sobre este cantante o aquella banda y las formaciones juveniles que deseaban picar para no sentirse del todo desplazados en las charlas familiares. Mañana mismo echa a andar el certamen con una atractiva cita, la de la siempre inquieta y creativa Silvia Pérez Cruz en el Kursaal.

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