Festival de Jazz de San Sebastián
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Festival de Jazz de San Sebastián
Conciertos kilómetro 0 en la ZurriolaEl Jazzaldia ha apostado para uno de sus recintos más populares, el escenario de la playa de la Zurriola con acceso libre, por una programación arriesgada, «más valiente que nunca», según su director Miguel Martín, con actuaciones kilómetro 0 porque abundan los grupos locales o de las proximidades, y con un predominio de las mujeres. En total, por el Keler Gunea pasarán entre el 24 y el 27 de julio, ocho formaciones de los más variados estilos.
Izaro, «uno de los nombres más atractivos para el público donostiarra», será la encargada de inaugurar los conciertos de la playa. La cantante vizcaína, afincada desde hace años en Donostia y recién llegada de Texas tras actuar en Austin y Dallas, explicaba este martes en la presentación de la programación de los conciertos de la playa del Jazzaldia y «todavía con jet lang», que estaba «emocionada por volver a tocar en mi ciudad» y que le resultaba «una gozada poder ir en bici a actuar». La de Mallabia, que actuó a principios de enero en el Kursaal, se encuentra en plena gira con su último trabajo 'cerodenero 2024', en el que da cabida a la electrónica y al baile. Además, no sentirá vértigo ante el numeroso público que se congrega en la playa. En la Semana Grande de 2022 ya ofreció un concierto en la explanada de Sagüés.
El Jazzaldia llevaba dos años intentando traer a las hermanas Lovell, conocidas como Larkin Poe, y esta vez lo ha conseguido. Las de Atlanta actuarán a continuación de Izaro. Ofrecerán un show sin descanso, con sus guitarras poderosas, riff rotundos… «Un pelotazo en escena», define Martín las actuaciones de Rebecca y Megan Lovell, en parte gracias a la forma de tocar de Megan su característica guitarra Lap Steel Slide. Del rock más sucio al swing, con sonidos que recuerdan a The Allman Brothers Band, ZZ Top, Lynard Skynyrd o Tedeschi Trucks Band. Tocan «todos los palos» y hace algo más de un mes ganaron un Grammy al mejor álbum de blues contemporáneo con 'Blood Harmony'.
Merina Gris abrirá las actuaciones del día 25 de julio con su autodenominado «pop violento». El trío donostiarra, formado por Sara (voz), Julen (batería, programación, sintetizadores, guitarras y coros) y Paskal (programación y coros), tiene como característica el anonimato. Su música, cantada en euskera y castellano, se decanta por la electrónica. Su actuación a principios de este mes en el Victoria Eugenia, la primera de una gira que les llevará a festivales como el Primavera Sound o el MadCool madrileño, además del Jazzaldia, fue todo «un bombazo», en palabras de Miguel Martín.
El indie energético de Shinova, banda de Durango, también se podrá escuchar en la playa el día 25. Tras quince años puliendo su estilo y aportando ahora sonidos más electrónicos con potentes sintonizadores, acaban de pasar por Argentina y Uruguay con su último trabajo, 'El presente', que recoge algunas canciones con aire nostálgico como 'Gloria', con guiños a su adolescencia en Euskadi, «cuando la música se convirtió en un refugio», aseguran. También tienen una mirada a un futuro distópico. «En nuestras letras hay mucho humor. Quizá disfrazado de algo trascendental, pero no deja de ser humor».
«Grupo muy alegre», «show extrovertido», «tres de las mujeres más interesantes del panorama musical de África central». Así presentaba ayer el director del Jazzaldia a Les Amazones d'Afrique, que abrirá las actuaciones del 26 de julio. Son un colectivo que reúne voces internacionales, una fusión de talentos y generaciones, armonías suaves y poderosas para defender los derechos de las mujeres y las niñas. Su música, poderosa y melancólica, combina estilos africanos con armonías pop contemporáneas. Las voces van acompañadas de potentes bases de batería, electrónica y guitarra eléctrica.
Desde Pamplona llega El columpio asesino en su larga gira de despedida. En Donostia tiene un público fiel -agotaron en horas las entradas para su último concierto en Intxaurrondo el pasado septiembre-, que sin duda acudirá el día 26 de julio a la Zurriola para decir adiós a una banda que en más de dos décadas de existencia ha logrado ser un referente de la música alternativa en España. «Porque las cosas pueden acabar bien o mal y lo nuestro solamente puede acabar como mejor sabemos hacerlo: con una gira de despedida por vuestras ciudades, ofreciendoos un concierto en el que repasaremos toda nuestra discografía», señalaban los de Pamplona cuando anunciaron su marcha definitiva. Ahora viven un momento complicado porque a principios de mes falleció su bajista Daniel Ulecia.
Como en las jornadas anteriores, las dos últimas actuaciones en la Zurriola son como el día y la noche. Desde el sur de EE UU llegará North Mississippi Allstars. La formación, creada en 1996 por Luther y Cody Dickinson, es un referente de la música de raíces norteamericanas, muy ligada al blues y con enormes influencias de estilos como el soul, el rock sureño, el folk, el jazz, el rock psicodélico...
Y para terminar «el fenómeno de la Txantrea», como describió el responsable del Jazzaldia a la formación que clausurará los conciertos de la playa. Se trata de Chill Mafia, el colectivo de Pamplona formado por una cuadrilla cuyos componentes se conocieron en raves y sound systems. Con ellos la juerga está asegurada porque sus bolos no se quedan lejos de su esencia fiestera y descarada.
Además de presentar los conciertos con entrada libre en la playa de la Zurriola, Miguel Martín también comentó la razón que ha llevado a la organización a incluir una jornada más de música en el programa. En lugar del 24 de julio como se había anunciado previamente, el primer concierto se ofrecerá el martes 23. Correrá a cargo de Silvia Pérez Cruz que «tiene en San Sebastián una plaza fuerte de sus giras». Tras contrastar calendarios, solo quedaba disponible esa fecha y «optamos por un día más, pero solo con ese concierto».
El pintor, cartelista y dibujante donostiarra Detritus (Fernando Aramburu) es el autor del cartel anunciador del Jazzaldia 2024. La obra, «que suena a música» está inspirada en los recuerdos que el propio artista tiene del festival a finales de los 70 y comienzos de los 80, años en lo que el Jazzaldia alteraba la apariencia monocorde de la ciudad con sus novedosos carteles, sus bandas tocando en la calle y el frontón Carmelo Balda habilitado como gran dormitorio para los visitantes. Días en los que la emoción que provocaba la música interrumpía las obligaciones cotidianas y sumergía al propio artista en otro ritmo existencial.
Por todos estos motivos el autor del cartel dice que «le complace mucho adaptar su estilo cartelista, desarrollado en movimientos alternativos, al espíritu del Jazzaldia». Detritus consigue que el cartel, además de anunciar el Jazzaldia, «suene a música». Así, según las explicaciones del propio artista, «la cantante, en un escenario azulado, estaría cantando el rótulo rojo y rosáceo; los rectángulos verdes ácido representarían los tonos agudos del saxo; el saxofonista sería al mismo tiempo el oído y el pendiente de ella y, con su sonido amarillo, formaría la mandíbula de la cantante e impulsaría su voz».
Detritus cursó primero de Bellas Artes en Leioa, en el curso de 1982-83, y ya entonces comenzó a usar el pincel con un estilo cartelista que recoge lo que ya había aprendido previamente dibujando cómics. Detritus ha mantenido y desarrollado este estilo hasta la actualidad, combinando texto e imagen en la misma obra. Paralelamente a esta actividad artística personal, Detritus ha trabajado en escenografías de teatro y en el departamento de decoración de varios rodajes cinematográficos.
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