Su entusiasmo es contagioso. Miguel Martín describe el amplio programa del Jazzaldia y entran ganas de acudir a cada concierto. Tiene 68 años, está vinculado al certamen desde 1978 y asegura que mantiene las fuerzas intactas, aunque también admite que va hablando del futuro con ... sus jefes de Donostia Kultura «sin prisas».
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La 59 edición arranca poco a poco. Esta tarde hay un prólogo de lujo en Chillida Leku con Iñaki Salvador y su homenaje a Mikel Laboa, el martes Silvia Pérez Cruz actúa en el Kursaal y el miércoles Izaro y Larkin Poe protagonizan el arranque popular y gratuito en la Zurriola en una noche que se prevé multitudinaria. El Jazzaldia mantiene el glamour de su historia y su implicación en la ciudad ante la ola de grandes festivales que acaparan los titulares, resume Martín.
– Cada año, en vísperas del inicio, dice que llega «la mejor edición». ¿Lo cree de verdad o son las exigencias del puesto?
– No digo que es la mejor, digo que es tan buena como las anteriores (ríe). Será tan buena como diga el público. Yo estoy orgulloso del programa que hemos preparado. Hay nombres triunfadores, habituales del festival porque cada vez que los anunciamos el público agota las entradas, de Diana Krall a Gregory Porter. Pero a la vez, incluimos apuestas nuevas, gente emergente o consagrados que aún no habían venido a Donostia, como William Parker, que es la mitificación de la vanguardia neoyorquina del jazz y recibirá el premio del festival, o Marisa Monte, una vieja aspiración. O Larkin Poe, las chicas de rock sureño que completarán la gran velada de Izaro y tienen dos Grammy. El Jazzaldia aúna los grandes 'best sellers' con los nuevos, y ese es nuestro éxito.
– Ya ha respondido a una crítica: que parece que los mismos nombres se repiten año tras año.
– El público es soberano, y cuatro de esos nombres que «se repiten», según algunos, son ya 'sold out': Diana Krall, Gregory Porter, Silvia Pérez Cruz y Brad Mehldau. Vienen mucho, pero el público no parece cansarse. En general la venta de entradas va como nunca: ya hay seis conciertos agotados, otros están a punto...
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Mitxel Ezquiaga
– Siguen creciendo en España y en Europa los grandes festivales de música, con nombres de primera línea, impacto mediático... ¿Cuál es el sitio del Jazzaldia con ese panorama de 'monstruos' alrededor?
– Nuestro festival, además de una larga historia y una fuerte personalidad, se desarrolla en el mismo centro de la ciudad, en locales idóneos, a cinco minutos unos de otros. El Jazzaldia se vive «en» la ciudad, y la ciudad, lo digo con orgullo donostiarra, realza la programación.
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– ¿En la proyección exterior los grandes festivales se 'comen' el protagonismo del Jazzaldia?
– Seguimos teniendo el marchamo de festival de primera división, por proyección y por ambición. Ponemos a la venta las entradas en noviembre porque nos preparamos para que la gente de lejos se organice y venga. Las entradas se han vendido ya en 32 países diferentes, de los cinco continentes. Vienen expresamente al festival desde Hong Kong, Taiwán o África.
– Hablemos del programa y su parte más popular: los conciertos de la playa. Otros años la apertura fue con B.B. King, The Prettenders o Jamie Cullum. Este año, con Izaro.
– Trabajábamos en un gran grupo americano que canceló su gira europea, pero a la vez supimos que a Izaro le apetecía el Jazzaldia y daba todas las facilidades en fechas, caché... Izaro es la gran solista vasca de la actualidad, y vimos que cuadraba una gran noche completada con Larkin Poe: va a ser un regalo a la ciudad.
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– Hable más del Escenario Keler, la gran cita de la playa.
– Hay una gran apuesta local, y va a funcionar. Queríamos a Merina Gris, que son de casa y lo van a hacer muy bien. El Columpio Asesino quería venir y será un placer tenerles. Serán grandes fiestas, como la clausura con los Chill Mafia.
– La Plaza de la Trinidad es a menudo el templo de los puristas del jazz, y este año especialmente.
– Nunca mejor dicho lo de templo: este año serán cuatro conciertazos. El cuarteto inicial de Mehldau es espectacular, completado además con la delicadeza de la coreana Youn Sun Nah. Gregory Porter es un valor seguro precedido de otro ya referente como Marco Mezquida. Scofield y Holland será un dúo tan solvente como venerable en la gran noche de William Parker, y qué decir del cierre con John Zorn. Es una de las mejores 'trinidades' en mucho tiempo. Mantenemos las mejoras de los últimos años: solo 1.500 espectadores, entradas numeradas...
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–En el Kursaal se reúnen otra vez los grandes nombres, donde el disfrute es tranquilo.
– Marisa Monte es la novedad por la que llevábamos tiempo trabajando. Rufus Wainwright, el valor que ya hemos visto otras veces en Donostia pero debuta en el festival: viene solo, con piano y guitarra, en un formato apasionante. Y Zorn, que tiene su noche en la Trini, actúa dos tardes en el Kursaal. Es la primera vez que actuará en la plaza, y se completa con dos tardes en el auditorio con distintos grupos. No es para todos los públicos, pero no es su formato más difícil.
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– El Victoria Eugenia se conserva como el 'txoko' del jazz emergente español.
– Cada mañana van ahí 500 espectadores, y la fundación SGAE está feliz de promover ese encuentro con los enormes músicos que surgen en este país.
– Los conciertos gratuitos en las terrazas del Kursaal son también otra 'marca' de la casa para conectar con el público.
– Este festival no se entiende sin la conexión con el público de una manera lúdica y gratuita. En 1992 empezamos este replanteamiento, entonces en las terrazas del Ayuntamiento. Damos mucha música, y de calidad, en las terrazas, y en el Nauticool, y en el Txikijazz, que sigue creciendo, este año con dos citas en Chillida Leku y entradas de pago.
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– Este año hay dos 'previas' especiales del festival. Esta tarde se anuncia el homenaje de Iñaki Salvador a Mikel Laboa.
– Se juntaron las circunstancias. Queríamos a Iñaki, queríamos algo distinto en Chillida Leku por el centenario de Eduardo Chillida, queríamos un 'adelanto' a las fechas oficiales... Lo redondo era esto, en domingo, y el público está respondiendo muy bien.
– Y el martes, Silvia Pérez Cruz en el Kursaal.
– El único día posible para tener a esta enorme artista era el martes, en teoría un día antes del inicio del festival: lo consideramos como un inicio especial. El año que viene ocurrirá lo mismo: habrá un artista que hará un concierto en el Kursaal 'previo' y otro popular al aire libre. Estamos a punto de cerrarlo.
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– ¿Qué añadiría al Jazzaldia si tuviese más presupuesto?
– Ahora mismo el mayor quebradero es cómo han subido los costes de producción: montar los escenarios, los sistemas de luces y sonido... todo está muy caro. ¿Añadir más cosas? El esquema está bien, con su mezcla de grandes nombres comerciales y otros nuevos, escenarios enormes como la playa y pequeños como la sala Club del Victoria Eugenia, lo cercano y lo lejano... Con más dinero quizás podríamos apostar por otros nombres, pero poco más.
– Tiene 68 años y una vida en el festival. ¿Hasta cuándo?
– Yo empecé en 1978, con Rafael Aguirre Franco como director del CAT. En 1984 ya fui nombrado director y he estado salvo el paréntesis de 1989 a 1991. El año que viene sigo seguro, pero no soy eterno, y hablo a veces del futuro con Donostia Kultura. Sin prisa.
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