Segunda corrida de toros en Azpeitia

Jesús Enrique Colombo puso en pie al público

'El fenómeno Roca Rey' fue el titular de una de estas crónicas, hace ya algunos años. Sin entrar en comparaciones hoy podría titular esta ' ... El fenómeno Colombo'. Este torero tiene la capacidad de llegar a conectar con el público de una manera portentosa. Con una gestualidad que atrapa y que convence. Si a esto unimos que es variado con el capote, muy bullidor en banderillas, a poco que se esfuerce y los toros le acompañen tiene el triunfo al alcance de la mano. Así lo hizo en Pamplona, en Baiona y ayer en Azpeitia. Cortó un trofeo en cada toro, aunque de muy distinto peso. En su primero, se lució en un quite por navarras, banderilleó con discreción, y toreó muy poquito. Dos tandas por el pitón derecho, muy para afuera, yendo donde el toro le llevaba y adornándose. Trincherillas, naturales que decían muy poco, adornos, una estocada caída y oreja para el esportón. La lidia del quinto fue otra cosa. El toro, sin duda fue el mejor del encierro. Tuvo gas, galopó y aguantó. El quite en esta ocasión fue más espectacular, 'lopecinas' y una serpentina muy vistosa. Del tercio de banderillas un segundo par de poder a poder y un tercero para la galería de rodillas al violín. Brindó con 'apoteosis sonora' a la Peña de la Meseta de Toriles La faena tuvo más enjundia y más reposo. En tablas unos ayudados por bajo bien rematados con un recorte. Citó de lejos e instrumentó una serie en redondo pausada, templada y bien ligada. Volvió a darle sitio para citar al natural y hasta ahí llegó el toro. Empezó a dudar y fueron naturales forzados de uno en uno, mucho menos efectistas. A toro parado un circular por la espalda y un desplante de rodillas en el centro del ruedo. Manoletinas y pases por alto combinados para matar de una buena estocada. Tardó el toro en doblar, aunque finalmente tuvo una muerte muy efectista en tablas. Oreja y muy fuerte petición de la segunda. Vuelta al ruedo triunfal.