La suerte de varas (1)
Jesús Ferro
Lunes, 7 de abril 2025, 02:00
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Jesús Ferro
Lunes, 7 de abril 2025, 02:00
Hablar de la suerte de varas en el siglo XXI es continuar una polémica que se remite a final del siglo XIX en el que ... el toro bravo en todo su esplendor era el rey del espectáculo. Su bravura, fiereza y poder se media con los picadores; de hecho, éstos vestían de oro y eran los auténticos protagonistas de la lidia.
Intervenían desde que el toro salía al ruedo. No existía el peto y el picador debía ser un maestro en buscar los terrenos, echar la vara por delante, parar al toro antes de encontrarse con el caballo, darle salida, y como jinete, ir por derecho dando el pecho, la grupa... el toro se bastaba él solo de medir su castigo. El picador incluso tomaba la alternativa, la cual pasaba por picar los seis toros de una misma corrida. En 1887 en la plaza de toros de Madrid, es indultado un toro tras tomar nueve varas, matando ocho caballos y al que no se le da un solo muletazo. Sin embargo, y ese mismo año, toma la alternativa Guerrita quien modifica sustancialmente la suerte de varas en beneficio de una lidia cuya presencia de la faena de muleta va adquiriendo relevancia, y la connivencia torero-ganadero se va desarrollando hasta nuestros días en la que más bien es el torero de a pie quien va marcando tendencias y exigiendo al ganadero un toro determinado, menos poderoso, más noble, menos fiero y más previsible.
Y tras diferentes pruebas anteriores, llegamos al 8 de abril de 1928 en el que se promulga un decreto en Madrid por el que se hace obligatorio el uso del peto extensivo a todas las plazas a partir del mes de junio del mismo año. Al mismo tiempo, se reducen a dos los picadores que intervienen en cada lidia, y esperan previamente en el patio de caballos hasta que el matador de turno y su cuadrilla, fijan al toro tras su salida. Fue tal el cambio, que, coincidiendo con su uso obligatorio, el duque de Veragua vende su ganadería. El espectáculo que, hasta entonces, cuando alguien preguntaba qué tal había sido la corrida, la respuesta era bien; 38 puyazos y 10 derribos. Hoy bien se han cortado 4 orejas. La llegada de Joselito y Belmonte a los ruedos remató la jugada.
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