'Kinky Boots', un musical donde «el público va a salir con otro concepto de la vida»

Cyndi Lauper es la responsable de la música y la letra de 'Kinky Boots', inspirado en una película que aquí se tituló 'Pisando fuerte', que a su vez se basó en un hecho real. En 2012 se estrenó en Chicago para después dar el salto a Broadway, donde fue galardonado con seis premios Tony, incluido el de mejor musical y mejor música original. Llegó a superar las 2.500 funciones. A partir de entonces no ha parado de representarse por todo el mundo: Reino Unido –donde ahora se está preparando una nueva producción–, Alemania, Argentina, Australia, Canadá, Irlanda, Italia, Japón o Suecia.

El argumento presenta a Charlie, que ha heredado una fábrica de zapatos camino de la bancarrota. Tras un encuentro casual descubre a Lola, una drag queen que le da la solución a su problema y también le hace cambiar su modo de mirar la vida. Lola además es Simon, a quien su padre prepara para ser un boxeador.

«Hay historias paralelas de amor y familia, de amistad y diferencias sociales, de derechos igualitarios y lucha ante la discriminación, y el público va a verse dentro de una montaña rusa de sentimientos. Tiene ganas de reír, llorar e incluso bailar», explica Carlos Benito que es quien encarna a Charlie.

Tiago Barbosa, Lola, reconoce que hasta que no empezó a trabajar en 'Kinky Boots' nunca había llevado tacones, y sentirse cómodo con el vestuario –«tengo muchos cambios, no solo de ropa sino también de maquillaje»–, fue un paso previo a empatizar con su personaje. «Llegar a la esencia de Lola ha sido laborioso, pero también me ha ayudado a quitarme prejuicios porque era necesario para entrar en su vida. Ella es muy transparente y apura la vida con mucho humor y gracia. Los dos protagonistas visualmente son muy distintos, pero en el fondo son almas gemelas», explica Barbosa.

Los actores resumen su trabajo interpretativo con un símil: «Los que trabajamos en un musical tenemos que ser los atletas del teatro y podemos asegurar que en este espectáculo ganamos las olimpiadas». Y aunque ese esfuerzo que hacen, aseguran, no se nota en el escenario, «que es de grandes dimensiones», sí se refleja en el intenso trabajo técnico que hay en el backstage.

El musical se estrenó hace cinco meses en Madrid, fue allí donde Barbosa tuvo una de sus mejores experiencias cuando «al finalizar una de las funciones se me acercó un hombre que había ido solo y me dijo que llevaba cinco años sin hablarse con su hijo. Me dio las gracias por abrirle los ojos».