![«Soy un lelo y lo ofrezco como sacrificio cómico»](https://s1.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/2023/08/30/terol-kw0D--1200x840@Diario%20Vasco.jpg)
![«Soy un lelo y lo ofrezco como sacrificio cómico»](https://s1.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/2023/08/30/terol-kw0D--1200x840@Diario%20Vasco.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Entre chistes, pensamientos, canciones y reflexiones sobre lo que ni nos atrevemos a pensar, el actor donostiarra actúa de nuevo en su ciudad, algo que le gusta especialmente porque así repasa la actualidad donostiarra y psicoanaliza un poco a sus habitantes. Anuncia la función con ... muchas novedades, tanto que, como él mismo asegura, «esta es una segunda dosis con todavía muchos más miligramos de ironía y sarcasmo. Si tomaste la primera, con esta tendrás suficiente para poder combatir el yo tonto que todos y todas llevamos dentro».
– ¿Se nota más o menos lelo que cuando representó también en el Principal hace justo un año la primera parte de este montaje?
– Un poco más, cada vez entiendo menos el mundo. Si no pruebo de mi medicina no tengo argumentos morales para incluir al público en mis disertaciones. Acepto mi 'lelismo' deportivamente y lo ofrezco como sacrificio cómico.
– Hace un año ejercía en la obra su crítica hacia la pandemia y sus consecuencias sobre la libertad. ¿Sigue dando de sí el tema?
– Desgraciadamente sí. En mi opinión el virus real es el miedo que nos vamos contagiando unos a otros cada vez que cedemos nuestro poder personal y social. Cuando nos creemos todos los dogmas que nos ponen delante de las narices, sin revisarlos desde un espíritu crítico y creativo.
– ¿Es una de sus virtudes hacer reír con lo que muchos piensan, pero no saben o pueden expresar?
– Es mi intención y mi empeño. También es lo que me sale natural y me hace disfrutar: estar en esa fina línea donde puedes tropezar y caer al abismo. Considerarlo una virtud me parece excesivo. Es cierto que intento ser cada vez más virtuoso en todo lo que hago, pero que sea el público o la crítica la que otorgue los galones.
– En su humor, sobre todo cuando actúa en San Sebastián, ironiza sobre el retrato de lo que es ser donostiarra. ¿Cómo andamos de lelos en nuestra ciudad?
– Es mi tema favorito. Le dedicaré muchos minutos en estas funciones del Principal. Lamento expresar que mi querida Donosti es un criadero de lelos de recebo. Hace ya mucho tiempo que estamos domados por 'las autoridades' en general. El donostiarra es un tamborrero de mirada triste que añora un tiempo en el que, por lo menos, nos atrevíamos a discrepar en privado.
– ¿Ya no ocurre?
– Ya ni eso. La crítica y su expresión pública a través de las asociaciones murieron. De gloriosa ciudad cultural hemos pasado a ser el Silicon Valley de la investigación puntera (que no se sabe qué se trae entre manos, aunque les demos premios). Ahí solo caben cobayas, tecnócratas y siervos del imperialismo económico: lelos de nueva generación.
– ¿Cree que en el fondo de nuestro donostiarrismo hay una brisa de orgullo cuando leemos que somos la ciudad más cara? ¿Esto se cura?
– Se cura por extirpación: cuando te tienes que ir a vivir fuera porque ya no puedes pagar el alquiler. Yo vaticiné hace tiempo que Donosti se convertiría en un Mónaco del Cantábrico. Será bonito para los que lo puedan pagar. El resto a ver postales.
– ¿Es un bufón con o sin reino?
– Me gusta la palabra bufón, me reconozco en ella. Entonces mi reino sería el interior inconfesable de cada espectador, donde se libra la batalla del sentir visceral y la convención social.
– ¿El bufón deja de serlo si no es incómodo con los poderes?
– Sigue siendo bufón, pero descafeinado. Se convierte en un títere de esos poderes, es como si los medios de comunicación dijeran sólo lo que quiere oír el poder.
– ¿Y si alguien le llama payaso con ánimo de molestar?
– Para su karma se lo queda. Yo le perdonaré para intentar aliviar la carga.
– ¿Cómo sigue su intento de hacer un mundo más habitable y contarlo desde un escenario?
– Moriré en él. Es de las pocas banderas que me atrevo a levantar. Me rebelo contra la anestesia general que da por hecho que no hay nada que hacer para mejorar la vida común.
– «El sabio reconoce su ignorancia», me dijo en otra entrevista. ¿A veces no ocurre que no prestamos atención a nuestra sabiduría?
– Claro. Por pudor o por miedo a que tenga razón. Creo que todas las personas tenemos una perla de sabiduría, por lo menos. Me gusta descubrirlas y disfrutarlas.
– «Soy cómico para que la gente se entienda». ¿ A la vista de lo que sucede por todas partes tendrá que meter más horas?
– Por supuesto, horas extras y sin remunerar. Porque el primero que se tiene que entender soy yo. Y me queda mucho trabajo. Sin arreglar la casa propia, no se puede pretender ordenar la de los demás.
– Anuncia que pronto va a empezar a subir al escenario sólo para cantar y tocar la guitarra. ¿Irá desapareciendo el actor y surgiendo el cantante?
– Confieso que está dentro de mis ilusiones, aunque creo que nunca desaparecerá el actor. Quizá se bifurque el camino y ofrezca los dos modos de contar historias.
– Hágase una pregunta que nadie le haya planteado.
– ¿Qué le dirías a esa persona que te seguía antes y ahora discrepa de tu deriva mental?
– Pues respóndase.
– Que quizá está en lo cierto. Que nunca me deje de 'no seguir' y que dentro de un tiempo nos tomemos un café para reírnos incluso de los aciertos.
– ¿Cómo quiere que lo presente a los lectores?
– Óscar Terol, artista. Cada vez me cuesta más definirme y busco un paraguas que sea amplio.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El Diario Montañés
Las zarceras tras las que se esconde un polígono industrial del vino en Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.