El blanco y negro de Williamson, apenas una trama gris, y con la elegancia del maestro de maestros, Alex Raymond.

El agente secreto más duro para los tiempos más difíciles

La apasionante historia del 'Agente X-9', ahora reeditado por Dolmen

Óscar Goñi

SAN SEBASTIÁN

Lunes, 13 de enero 2020, 06:51

La década de los años 30 del siglo pasado no parece arrancar demasiado halagüeña para los Estados Unidos. Inmerso en la Gran Depresión tras el crack de 1929, el sistema financiero se tambalea, las clases medias luchan por sobrevivir y, como consecuencia, la violencia en ... las calles se convierte en un problema que, a cada día, aumenta. Los asesinatos truculentos inundan las páginas de los periódicos y las mafias incrementan su actividad e influencia, entre otras cosas porque la Ley Seca, en vigor desde 1920, que prohíbe la venta de alcohol, no acaba con dicha actividad sino que se la ofrece en bandeja al crimen organizado.

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En 1931, el diario 'The New York Daily Herald' titula una de sus informaciones: «Hallada muerta en un coche la amiguita de un gangster con 500.000 dólares» y, en ese mismo ejemplar, tal y como narra el experto en historia del cómic Dean Mullaney, cerca de otra información en la que se cuentan las investigaciones federales hacia Al Capone, un anuncio presenta la tira que debutará el siguiente lunes. El protagonista, un policía implacable que se convertirá en legendario, el hombre del abrigo amarillo, Dick Tracy.

La serie revienta el mercado. El público se identifica con los métodos del detective, un tipo más duro que cualquiera de los malhechores a los que se enfrenta. Así, la competencia del Herald pronto estrena sus propias series policíacas como 'Jim Hardy', 'Red Barry' o 'Radio Patrol'. Sin embargo, una destaca por encima de las demás.

William Randolph Hearst, el magnate de la prensa y rival del Herald, funda 'Kings Features Sindycate', la primera agencia dedicada a la distribución de tiras de prensa. A través de ella, y haciendo buena su reputación, según la cual no escatima medios a fin de conseguir sus objetivos, contrata como guionista de su nueva serie al afamado novelista Dashiell Hammett, ya una estrella del género negro duro (para la época). Entre las razones que le llevan a aceptar el encargo, parece que su precaria situación económica es la principal, ya que tanto el tratamiento de la tuberculosis que padece como su excesivo gusto por el derroche en fiestas y alcohol demandan ingresos adicionales con urgencia.

El autor de 'El Halcón Maltés' no ha trabajado hasta el momento en el mundo de la viñeta, pero eso no preocupa a Hearst, sino la publicidad insuperable que el anuncio de tal fichaje provocará. Ahora bien, encontrar a un dibujante capaz de estar a la altura del escritor no es tarea fácil, y los candidatos no escasean. Finalmente, el joven talento Alex Raymond, quien está a punto de publicar las páginas dominicales de su 'Flash Gordon', es el elegido.

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Hammett y FBI

'Secret Agent X-9' debuta a bombo y platillo el cuatro de octubre de 1931, y no defrauda. Los textos con los inigualables diálogos de Hammett dan credibilidad y madurez al personaje principal, un héroe obsesionado por acabar con el delito, después de haber perdido a su esposa e hijo a manos de una banda. Hammett ha sido, durante tres años, agente de la célebre Agencia Pinkerton, no necesita inventar métodos policiales porque los conoce a la perfección, y la serie alcanza tal popularidad que preocupa al incipiente FBI, que llega incluso a detener al escritor bajo acusaciones de difundir secretos de estado; sus planteamientos son tan cercanos a lo que el FBI quiere hacer, que exigen revelar el nombre del topo en la organización a cambio de su libertad. Aunque los cargos quedan en nada, resulta evidente que el paso del novelista por los comics no va a ser sencillo ni olvidable. Su conflictiva vida personal, el éxito que obtiene 'El hombre delgado' en el cine, la demanda por parte de Hollywood de una segunda entrega o ambos factores, conducen a que, en abril de 1935, Kings Features Sindycate decida prescindir de sus servicios justificando un descenso en la calidad, encargándose el propio Raymond de los guiones hasta la llegada en noviembre de Leslie Charteris, también conocidísimo merced a su creación 'El Santo'. En noviembre, agobiado por el trabajo que ya le supone simultanear X-9 con Flash Gordon, Raymond cede los lápices a Charles Flanders, artista sin demasiado éxito hasta que, en 1939, creará otro personaje inmortal: El llanero solitario. Lamentablemente, Charteris, el padre de Simon Temple 'El Santo', apenas si duró en el barco del agente unos meses. A partir de ese momento, los cambios se suceden, y el personaje entra en una cierta convalecencia, aunque nunca llega a caer en picado.

Y llega 1937. Nuevos cambios, nuevo equipo creativo. En los guiones, Archie Goodwin, escritor sin excesiva trayectoria, conocedor del oficio, que ya ha pasado por la legendaria editorial Warren y sus relatos de terror. Cinco años antes, ha conocido profesionalmente al dibujante Al Willianson, probablemente uno de los máximos seguidores y representantes del estilo Raymond, esto es, pulcritud, ortodoxia, academicismo, elegancia y entintado profundo. Williamson triunfa. Es cierto, no obstante, que sin alcanzar al maestro, pero esa empresa es imposible. Después de todo, Alex Raymond es, junto a media docena de nombres, uno de los totems sagrados de la historia del llamado noveno arte. El caso es que ambos revitalizan al superagente, hasta el punto de cambiar el título, pasando a ser 'X-9 Agente Secreto Corrigan' (ya se había revelado que el nombre del protagonista era, precisamente Phil Corrigan), tal y como ahora el lector puede comprobar siguiendo sus aventuras reeditadas por Dolmen.

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La serie, al fin, baja el telón en 1996. Otra página sublime del cómic a la que le tocaba decir adiós. Pero, para entonces, miles de viñetas dibujadas para contar cientos de historias y conseguir que cada lector fuera un poco más feliz.

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