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¡Solo puede quedar una cuadriga! ¡La gloria reservada para el auriga que consiga recorrer Italia venciendo las innumerables dificultades que se presentarán por el camino...!
Los aspirantes proceden de buena parte del mundo conocido, pero dos de ellos acaparan las antorchas del mundo: El ... primero, el carro de dos irreductibles galos, aquellos llamados Astérix y Obélix, esos que se resisten a ser invadidos en una aldea de la Galia por el Imperio Romano. Astérix es pequeño, astuto. Obélix no está gordo, solo es bajo de abdomen. El segundo, el de un misterioso romano; aguarda en la línea de salida. Oculta su rostro tras una máscara dorada y lucha por contener a sus cuatro poderosos caballos negros; como si fueran los del Apocalipsis, solo desean arrasar todo lo que encuentren a su paso.
Pero lo mejor es el nombre. El nombre del romano, del malvado: Coronavirus.
El caso es que todo sucedía en 2017, cuando Jean-Yves Ferri y Didier Conrad, los dos autores que habían aceptado el reto imposible de, como mínimo, mantener en pie la serie más importante y famosa de la bande dessinée franco belga junto a Tintín, publicaban su tercer libro. Ya para entonces habían firmado dos álbumes, 'Astérix y los pictos' en 2013 y 'El papiro del César', en 2015. Que lo consiguieran, relevando a René Goscinny y Albert Uderzo, los creadores de la saga, no es, en este momento, la cuestión. Pero sí que mantuvieran las reglas marcadas durante décadas, que establecían que a una aventura de Astérix en suelo francés, sucedía otra lejos de allí. Así, cualquier lector recuerda los viajes de la pareja por Hispania, Helvecia, Egipto, Córcega, Bretaña, América...
Para la ocasión, no hicieron sino adaptar una idea que no era nueva, estaba en 'La carrera del siglo', una película de 1965 dirigida por Blake Edwards que contaba una disparatada competición automovilística entre Nueva York y París protagonizada por Jack Lemmon, Tony Curtis, Natalie Wood y Peter Falk y que tres años después llegaba al mundo de los dibujos animados con 'Los autos locos', aquellos fantásticos dibujos animados de Hanna-Barbera, con el inefable Pierre Nodoyuna y su perro Patán. En el número 596 de 2001 de 'Las aventuras de Superman', realizado meses antes de que las torres gemelas fueran derribadas, una imagen las mostraba ardiendo. Lo que no cabía esperar es que, hoy, quizás al borde de una pandemia, el villano de un cómic de Astérix, se llamara, precisamente, Coronavirus. Cosas de las viñetas.
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