
Carmiña Dovale: «Chillida es un compositor de formas que cuenta lo máximo utilizando lo mínimo»
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IÑIGO URRUTIA
Viernes, 5 de junio 2020, 08:35
La arquitecta y profesora donostiarra Carmiña Dovale Carrión analiza en 'Geometría del orden' la obra de Eduardo Chillida, al que define ... como «un compositor de formas que decide voluntariamente contar lo máximo utilizando lo mínimo». La obra, fruto de su tesis doctoral, ha sido publicada por la Universidad de Navarra y culmina casi una década de investigación, «intercalando el estudio con diversos trabajos vinculados siempre a la educación», pues se dedica a la docencia: actualmente es profesora de Música y Matemáticas en Summa-Aldapeta. De hecho, ha introducido a Chillida en sus clases : «estudios geométricos de las obras, acercamiento a Chillida desde el surrealismo o neoplasticismo, desde la elaboración de gravitaciones, desde la música de Bach...», enumera.
- ¿Cuál es la conclusión central de 'Geometría del orden'?
- Eduardo Chillida es un compositor de formas que decide voluntariamente contar lo máximo utilizando lo mínimo. En su obra gráfica, por ejemplo, se desprende del color, y lo mismo ocurre con la obra tridimensional: depura su forma hasta llegar a la esencia. Esa desnudez en la forma permite reconocer una misma manera de hacer en obras muy distanciadas en el tiempo y con materialidades muy diversas. En 'Geometría del orden' se analizan algunas invariantes compositivas del autor, sus estrategias de forma, su manera de incorporar la obra en el espacio: la obra es siempre tridimensional, equilibrada, orientada, tiene en cuenta la escala, la presencia de la cruz, el número tres, etc. Esas invariantes se relacionan entre sí, y una misma obra valdría para ejemplificar distintas estrategias.
- La obra del escultor ha sido abordada desde perspectivas diferentes, pero usted lo hace desde una visión innovadora, la consideración de que la geometría está en el sustrato de sus creaciones, aunque fuera de un modo no deliberado.
- La obra de Chillida permite infinitas lecturas. Se puede abordar desde la filosofía, las matemáticas, la biología y, por qué no, desde la geometría. Detrás de una aparente sencillez en la composición hay un orden impecable que he tratado de descifrar a través de la geometría. Chillida dice: «para mí la geometría no existe, yo soy un fuera de la ley» y, sin embargo, la conoce profundamente y la adapta a sus intenciones. Renuncia por ejemplo al ángulo de 90 grados, ya que entiende que es un ángulo que únicamente dialoga con sus iguales. Habla de 'gnomon', del ángulo que el ser humano forma con su sombra y utiliza un ángulo que oscila entre los 88 y 93 grados. Eduardo compone desde el error, desde numerosos errores que se compensan entre sí para llegar al equilibrio final.
- ¿Esa mirada que propone, una suerte de viaje por la intuición creadora del escultor, abre una nueva perspectiva para entender su lenguaje compositivo?
- Eso espero. Confío en que esta lectura sirva para que sigamos acercándonos a la obra de Chillida. En una hoja de papel rectangular, por ejemplo, hay lugares básicos que tienen mayor fuerza geométrica: el centro de la hoja, el eje vertical central, el eje horizontal central y todos aquellos ejes secundarios resultantes de dividir cualquier de los lados en cuatro o tres partes. Les llamo ejes binarios y ternarios. Pues bien, Eduardo interioriza esos lugares geométricos básicos de un soporte y los utiliza para componer desde el diálogo y el contraste. Inserta su composición en el papel apoyándose en ellos y tratando de sacarles su máximo partido; es decir, evitando que todo el peso de la obra recaiga en el centro o que la obra resulte puramente simétrica. Compone desde el contraste, activando por ejemplo un eje binario horizontal con otro ternario vertical.
- Usted tiene formación musical. ¿Eso le ha facilitado una mejor comprensión? Ha hablado de que la escultura coloca «formas en el espacio» mientras que la música inserta «sonidos en el tiempo», y ambas pueden converger.
- Dice Chillida: «Las obras son ecos que conservan en el tiempo, para el oído hermano, la voz sorda de la luz» ('Escritos', pág. 41). En efecto, los lenguajes artísticos tienen indudablemente zonas de unión. De cara a enfrentarme a la investigación he utilizado los lenguajes que conocía, como posibles focos para alumbrar una misma 'verdad'. La tinta en la hoja cumple la misma función que el sonido en el silencio. Su forma de aparecer, las repeticiones, las amplificaciones, los motivos que se repiten, etc.
- La vasta obra de Chillida -más de 700 esculturas, miles de dibujos...- parece una fuente inagotable de interpretaciones.
- Totalmente de acuerdo. Por ello, y de cara a enfrentarse a un análisis de la obra, es fundamental hacer una buena selección. Al comienzo de la investigación, pensaba que estudiaría la inserción de las obras en el paisaje. Me desplacé a ciudades en las que Chillida tenía obra: Bilbao, Vitoria, Gijón, Santiago de Compostela, Barcelona, Madrid, Valladolid, Toledo, Sevilla, Mallorca, París, Berlín, etc. Más adelante, tuve la oportunidad de colaborar con la editorial Nerea en la preparación del 'Catálogo Razonado de Escultura de Chillida'. La tarea exigía la revisión de numerosos catálogos en los que descubrí gran parte de la obra gráfica de Chillida que no conocía hasta aquel momento.
- ¿Que fue lo que más le llamó la atención en ese ámbito?
- Reconocí en esa obra gráfica bidimensional la misma fuerza que en la obra tridimensional, la misma manera de hacer. En definitiva, esas invariantes de las que luego hablaría. Por ejemplo, es obvio que las obras colocadas en el espacio público se orientan de determinada forma en el lugar, teniendo en cuenta el paisaje. Esa misma sensibilidad aparece en la incorporación de la tinta en el plano. Es como si la hoja fuera el paisaje y a la hora de introducirse en él es fundamental respetar sus dimensiones o escuchar a la propia forma ya introducida.
- Siempre ha manifestado un interés singular por la obra de Chillida. ¿Cómo desarrolló esa pasión?
- La obra de Chillida está muy presente en San Sebastián. Y no solo me refiero a los logos y a la obra pública. Estamos acostumbrados a sus formas y las vinculamos a lo nuestro. Eso, por una parte, facilita el acceso al artista pero, por otra, entraña una gran dificultad: ¿cómo analizar algo que resulta tan cotidiano? En ese proceso tuvieron una vital importancia la fotografía y el dibujo. A través de la fotografía fui capaz de ver con nuevos ojos obra que ya conocía. Y el dibujo de todas las obras estudiadas permitió desprenderme de su materialidad. Me quedé estrictamente con las proporciones y los límites de cada obra grafiados siempre de la misma forma, con un Edding negro. Luego los sombreados permitieron diferenciar la lejanía y cercanía de cada uno de los planos. Esa 'rotura' gráfica de las obras, ese salir de la cotidianeidad facilitó el acceso a las invariantes compositivas.
Título Geometría del orden
Autora Carmiña Dovale Carrión
Editorial Eunsa
Páginas 376
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