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La vida y la obra de la escritora y periodista tolosarra Cecilia G. de Guilarte lo tienen todo como para figurar en el canon de ... la literatura española del siglo XX, pero ni su prestigio en el ámbito académico, ni la periódica reedición de sus obras lo han conseguido. Ahora, la editorial Plankton Press recupera los dieciséis artículos que publicó en 1968 en el diario donostiarra La Voz de España, más tres inéditos hallados en sus archivos, bajo el título de 'Los años de las verdes manzanas'.
El periplo biográfico de Cecilia es el de tantos españoles del siglo XX. Nacida en la localidad guipuzcoana en 1915, marchó con apenas diecinueve años a un Madrid en el que ya se cocía lo que estaba por venir. Hija de un trabajador anarquista de la empresa Papelera de Tolosa –en donde ella misma trabajaría también–, fue la única mujer reportera que cubrió tras el estallido de la Guerra Civil el frente norte. Se exilió en México junto a su marido y a su primera hija. Allí el matrimonio tendría otras dos y en 1963, Cecilia regresó a España acompañada tan sólo por la más pequeña, Ana Mary Ruiz García, que actualmente sigue viviendo en Tolosa. Sobre su marido, que permaneció en el país norteamericano con las dos hijas mayores, aún pesaba una pena de muerte dictada por el franquismo.
Cómo una mujer que, por recurrir a la expresión de la época, se había 'significado' tanto en favor del bando republicano –con las crónicas de guerra que publicó en en los periódicos Frente Popular, El Liberal y CNT del Norte–, pudo acabar escribiendo en un rotativo del Movimiento Nacional es algo difícil de entender y a la vez, sencillo de explicar.
Aunque los artículos recogidos en 'Los años de las verdes manzanas' se publicaron entre el 1 de marzo y el 24 de octubre de 1968, bajo la dirección del periodista granadino José Molina Plata, Cecilia G. de Guilarte ya mantuvo una excelente relación con su predecesor en el cargo, según recuerda su hija Ana Mary.
No fue, sin embargo, hasta 1968 cuando la insiliada formalizó una colaboración con el rotativo donostiarra que cristalizó en estos dieciséis artículos. Respecto a los tres supuestos inéditos recuperados de su archivo, los responsables de la editorial no han encontrado constancia de que se llegaran a publicar en La Voz de España.
Tal y como apunta en su epílogo Manuel Aznar Soler, autor de una monografía sobre la escritora, los temas que abordó en estos escritos giran en torno a sus recuerdos del Madrid republicano de su juventud en el que «cada día sangraba más el sol al ponerse». Aquí, la escritora tolosarra atempera su antiguo anarquismo, se muestra crítica con el Frente Popular y arremete contra Azaña, lo cual le valió una carta de réplica de «un señor de Rentería». En cualquier caso, en ningún momento se alinea con el régimen.
Aznar Soler destaca que «la autocensura está muy presente en estos artículos, ya que Guilarte está condenada a practicar un posibilismo digno en su condición de exiliada republicana en aquel insilio franquista». Su «visceral anticomunismo» le ayudó en este trance, apunta el autor del epílogo. Así, rechazó la oportunidad de visitar la Unión Soviética porque «convertirme en una Dolores Ibarruri, en una Pasionaria, era lo menos y los más contrario que yo podía desear en este mundo».
Ese mismo año, Guilarte fue finalista del Premio Planeta con su obra 'Todas las vidas' y un año después ganó el Premio Águilas' por su novela 'Cualquiera que os dé muerte', recientemente reeditada. Publicó además en vida numerosas obras de distintos géneros, incluido el teatro, y aún se conservan inéditos que han despertadoel interés de algunos editores que siguen investigando en su archivo. Su hija, Ana Mary, constata que «hay interés por su obra y cada vez que se reedita alguna, se agota, pero debe ser en círculos académicos porque –considera– sigue siendo poco conocida».
La hija menor de Guilarte cuenta que los últimos años de vida de Cecilia «no fueron fáciles. Especialmente, a partir del momento en el que publicó un cuento en el que mencionaba a ETA y contra el que ya le habíamos precavido». Reticente a ir al médico, cuando finalmente lo hizo, Guilarte presentaba ya ciertos problemas de salud que desembocaron en su muerte, en 1989.
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