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Autores
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Thomas Von Steinaeker y Barbara Yein
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Editorial |
Astiberri |
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Páginas |
80 |
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Precio |
14 euros |
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'El verano de su vida' es la obra conjunta del guionista Thomas von Steinaecker (Traunstein, Alemania, 1977) y la dibujante Barbara Yelin (Múnich, Alemania, 1977). El primero, conocido sobre todo por su obra literaria, reconocida con múltiples premios desde su puesta de largo con 'Wallner comienza a volar' (2007). 'El año en que dejé de preocuparme y comencé a soñar' (2012) o 'La justificación del paraíso' (2016), comparten tiempo en la mesa de trabajo del autor con su faceta de crítico de cómic y autor de reportajes radiofónicos. En 2017, se distinguió con el premio Carl Amery de Literatura, que reconoce la labor de los artistas contemporáneos en lengua alemana.
Barbara Yelin, por el contrario, triunfó primero en Francia con 'Le visiteur' (2004) y dos años después con 'Le retard', iniciando una carrera que la llevó a lograr el premio de Arte Bávaro, el Artemisia por 'Irmina' (con nominación incluida a los Eisner e Ignatz) y, ya en 2016 a escribir una biografía sobre la actriz israelí Hanna Maron. De hecho, un año de celebraciones porque también logró los galardones Max y Moritz como mejor artista de cómic alemán.
Resulta interesante que 'El verano de su vida' por lo tanto, haya nacido de una pareja artística aún lejos de esa vejez que analizan con tanta dulzura, delicadeza, tristeza y rotundidad. Se trata de contar una vida, y el guionista lo hace dividiéndola en quince capítulos muy breves, en los que constantemente el pasado y el presente se entremezclan sin que en ningún momento la narración chirríe o pierda calor. De nuevo, en la línea cada vez más pujante de los diálogos breves, que buscan captar la atención del lector con solo apuntes alejados de los monólogos pretenciosos, Thomas se adentra en una vida cualquiera, tan valiosa o insignificante como cada cual prefiera ver; lo importante, en cualquier caso, no es lo pasado, sino comprender hasta qué punto es lo único que le queda a esa mujer que ve cómo, cada día, su cuerpo se apaga. Sabe que es inevitable, y sabe que ya no le quedan ganas de seguir.
La cuestión es que no debería ser así. Los dibujos de Bárbara, sutiles, delicados, casi temerosos de herir al papel, trabajan con una composición de página muy cuidada, en modo alguno fruto del azar. Y desde luego, no se debe ignorar el uso del color, una poderosa herramienta que fluye de una u otra forma en función del momento. Sí, hasta los colores se apagan, a medida que la historia avanza. Probablemente, leyendo estas líneas se extraiga la conclusión de que 'El verano de su vida' es una obra en la que no conviene adentrarse con el ánimo bajo y, en efecto, así es. Sin embargo, no es un drama griego, ni busca la lágrima fácil, sino la reflexión acerca del tiempo y del sentido de la vida, si es que lo tiene. Puede que los autores, y no solo ellos, piensen que no.
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