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Iñigo Urrutia
Viernes, 21 de junio 2024, 20:45
Gonzalo Hidalgo Bayal (Higuera de Albalat, Cáceres, 1950) pertenece a la estirpe de los grandes escritores cuyo reconocimiento público no ha sido parejo, quizás porque ha permanecido fuera del star system literario, tal vez porque sus obras responden estrictamente a los requerimientos del creador, sin ... el lastre de otros criterios de oportunidad y presencia pública. Con una prolífica obra, que se remonta a los años 80 del siglo pasado, su 'eclosión' llegó cuando Tusquets, su casa desde entonces, publicó en 2004 'La paradoja del interventor'.
Ha habido que esperar tres años desde la publicación de su última obra, 'Hervaciana', que reunía trece magníficos relatos de sesgo autobiográfico, para disfrutar de su sintaxis exquisita en una novela muy original, henchida de juegos lingüísticos (desde el palíndromo del título) y de tributos al poder salvífico de la escritura, una finta radical a los surcos trillados de la novela convencional. La ambición de un estilo fundado en una prosa profunda y a la vez fluida, oxigenada por una sintaxis depurada, –«sé que hay que amar las comas»– los juegos lingüísticos y desprovista de afectación. La narración se irá preñando de tributos a Cervantes, las novelas del Oeste, Dante, Perec o Flaubert
'Arde ya la yedra' relata en su primera mitad, 'La I no merece ceremonial', las tribulaciones del protagonista y narrador en primera persona, un joven malherido tras el abandono de su novia. Tumefacto por el desamparo amoroso y el desconcierto existencial, –«llevaba estancado en la realidad más de dos años»– tras dejar atrás estudios, mili y trabajos de mierda, el tedio amenaza ahora su verano. Con veinticuatro años y el aburrimiento por horizonte, las lecturas de Silver Kane, Marcial Lafuente Estefanía o Keith Luger ya no sacian su anhelo de cruzar su última frontera, el salto sin retorno a la adultez.
Será el azar, la convocatoria de un concurso literario, el que encauce su hasta entonces esporádica afición a los palíndromos por la senda de la escritura. «Creció en mi la insensata determinación de escribir una novela». Bajo el seudónimo de Bustrofedón – método de la antigua Grecia por el que se trazaba un renglón de izquierda a derecha, y el siguiente de derecha a izquierda–, versión gráfica del palíndromo, se aventurará en un desafío en el que el lector asistirá a las soledad ante el folio el blanco, la crisis de ideas para continuar, el método y la construcción gradual, en tiempo real, de los personajes.
La inspiración irrumpirá cuando comienza a observar a un grupo de chicas a la orilla del río que «disfrutaban los esplendores del estío y de la edad». Una contemplación discreta y que completa con imaginación e inventiva o inventarla». Hidalgo Bayal recrea aquí con sensibilidad y ternura «el tiempo de las expectativas y los contratiempos desmesurados, del final de la adolescencia.
El nudo de la narración combina así esos dos hilos, el proceso de escritura y la recreación de tiempo de solaz de ese grupo de jóvenes que quizás están viviendo su último verano, ambos entretejidos por la ideación de palíndromos. «Los hechos venían a confirmar lo que de otro modo hubiera sido solo invención. Agradecía, pues, el favor que la realidad prestaba a la ficción, más aún considerando que con frecuencia es la propia realidad la que entorpece y estropea los caminos de la ficción, ya sea porque la realidad a veces es más inverosímil que la ficción, ya sea porque se niega a doblegarse a la necesidad de sus códigos y exige el pago de tributos», Una novela sobre cómo se puede escribir una novela.
En la segunda parte, el protagonista asiste a la gala del fallo del jurado, y retrata el ambiente de los cenáculos, las deliberaciones del jurado, los políticos con ínfulas culturales, la parte más farandulesca del oficio. La ironía y la sátira, sin cargar las tintas porque sería incompatible con la elegancia –«Los novelistas son más inteligentes cuando hablan a través de sus personajes que cuando hablan por sí mismos–, sostienen un fresco realista de esas ceremonias que siempre atraviesan la «fase de deterioro, descomposición y sálvese quien pueda».
'Arde ya la yedra'
Autor: Gonzalo Hidalgo Bayal
Editorial: Tusquets
Páginas: 344
Precio: 19,90 euros.
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