'Los extraños' de Jon Bilbao (Editorial Impedimenta)

Los otros pueden ser extraños, pero su compañía puede estimular una mirada introspectiva sobre quienes somos en realidad. Otra cosa es cuando esa presencia se vuelve persistente, aunque sea bajo la forma risueña de unos okupas autoinvitados como lejanos familiares. Entonces la normalidad adquiere unos tintes inquietantes. No tardarán en aflorar signos, indicios, trazas de pronóstico alarmante.

Por esa ruta se adentra Jon Bilbao (Ribadesella, 1972) con 'Los extraños', una nouvelle que gradúa con enorme precisión el ritmo, la cadencia de los hechos que sumen al lector en una atmósfera de presagios. No es su única cualidad, también la de una escritura que mina de elipsis la narración, de modo que intriga y compromete al lector a conjeturar sobre esas omisiones. Así, el sabor perdura más allá de la última página.

Una visita inesperada y con propósito indefinido trastoca la existencia de Jon y Katharina –viejos conocidos de la espléndida 'Basilisco'–, en una casona familiar de Ribadesella. Se conocieron en San Francisco cuando ambos viajaban por Estados Unidos. Jon, ingeniero de minas y escritor en ciernes, trabaja como redactor de una enciclopedia temática, mientras que Katharina, alemana y traductora de manuales técnicos, aspira a trabajar en producción audiovisual. Sobrellevan una latente crisis de convivencia, aunque el embarazo de Katharina parece enderezar la situación.

La inopinada irrupción de Markel, primo lejano de Jon, al que esté no recuerda haber visto jamás, acompañado de la silenciosa y enigmática Virginia, a la que presenta como asistente y secretaria de su abuelo en Santiago de Chile, perturba la vida doméstica de la pareja, que la percibe como una intromisión. Una aparición que se produce al día siguiente de que unas extrañas luces recorran el cielo del pueblo, fenómeno que atraerá a campistas ufólogos y añadirá una segunda intrusión, ahora puertas afuera.