alicia del castillo
Baztan
Sábado, 21 de enero 2023, 07:17
Diez años después de la publicación de 'El guardián invisible', el primer libro de la Trilogía de Baztan, la escritora donostiarra Dolores Redondo regresa a ... Elizondo. La novela ha sido editada en 38 idiomas y la han leído más de dos millones y medio de personas. De su última novela, ambientada en el Bilbao de los 80 y que fue publicada en noviembre, se han vendido ya 300.000 ejemplares.
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- ¿Cuando vuelve a este Valle de Baztan es como regresar un poco a casa?
- Totalmente. A veces, de hecho, voy paseando por las calles de Elizondo y me doy cuenta de que tengo recuerdos que no son míos, que son de Amaia Salazar, son de la novela. Iba andando y pensando que por esa calle iba yo a la escuela cuando era pequeña... Y luego me he dado cuenta de que no iba yo, de que era Amaia...
- Es un personaje que ha estado tanto tiempo en su cabeza que... Porque son cuatro novelas, la Trilogía y la precuela con Amaia Salazar en Estados Unidos.
- Sí, los tres libros y después, 'La cara norte del corazón'.
-Y regresa diez años después, con un Premio Planeta y con una última novela publicada...
- Estaba dando un paseo estos días con Óscar (López, periodista de 'Página 2', programa sobre libros de TVE) que me grabó por primera vez en la Panadería Baztanesa y hemos estado recordando aquel momento...¡ Es que han pasado diez años! Y la verdad es que Elizondo, al menos, ha cambiado mucho. Yo le decía que cuando me estaba documentando, venía en fin de semana, nos quedábamos en el Trinquete (Antxitonea) y no había nadie más alojado, estábamos solos. Y luego iba por la calle y un sábado por la tarde no había nadie, nada estaba abierto. Veías algún visillo que se movía para verte pasar y ya está. El pueblo estaba súper tranquilo. Y me acuerdo que sobre esa época leí un artículo en un periódico que decía que qué pena, que antes había cine parroquial, más gente en la calle jugando.. y que ahora estaba muerto. A mí me alegra mucho que diez años después esté un poquito más vivo, con más gente por las calles. Supongo que en algún momento a algunos vecinos les agobiará, pero ha permitido que otros trabajen, que no se tengan que ir fuera a trabajar. Porque aunque siempre es triste que alguien se tenga que ir de su pueblo a trabajar, a vivir fuera, lo es más para alguien de Baztan, porque es un modo de vida, ser de aquí.
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- Viene gente hasta de otros países y muchos, por la novela...
- Sí, el turista internacional va más lento, pero en los próximos años se irá notando cada vez más. Entrar en un país que no es el tuyo, como escritor, cuesta más... Y al cabo de un tiempo se notará esa afluencia de gente de otros países en Elizondo.
- La última novela está yendo muy bien...
-Todas han ido muy bien, han sido ventas extraordinarias, pero esta se ha salido. Soy muy feliz porque también he cambiado de territorio, porque estoy cerca, en Bilbao, pero me he ido a los años 80. Ha requerido mucha documentación por tratarse de un asesion real y porque tenía que ser una radiografía del momento político, social, económico de 1983 más la catástrofe de la inundación de Bilbao, bueno que también afectó a muchos otros lugares del País Vasco... Y claro, te asaltan las dudas. Es una novela muy distinta y siempre te preguntas si va a gustar. Tambien siempre intento, con cada novela, hacer lo que no he hecho antes. Hice la Trilogía de Baztan, se trataba de mitología en novela negra, escribí una novela sobre Galicia, en al Ribeira Sacra... Quería hacer algo diferente. Para mí es una aventura y es lo que me divierte. Yo sé que muchos adoran a Amaia Salazar y que querrían que siguiera contando historias de Elizondo todo el tiempo, pero tengo que buscar. Ya les he dicho que Amaia volverá, pero tengo que encontrar la manera de que para mí no sea un aburrimiento, de que sea novedoso...
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- Con esta última novela los lectores de cierta edad van a recordar, pero para muchos lectores jóvenes va a ser un redescubrimiento de Bilbao.
- Muchos lo vivieron y los que lo vivieron lo recuerdan, saben en qué lugar estaban cuando ocurrió. Pero es verdad que los que nacieron detrás flipan cuando les dices que el lugar donde está ahora el Guggengheim era un muelle, y en un tiempo hubo ahí un cementerio donde entrerraban a los ingleses que morían en travesía. Y que estaba todo lleno de contenedores, de grúas, de trenes... Y claro, ven algo muy distinto de la ciudad. Afortunadamente Bilbao se ha convertido en un referente internacional, como ejemplo de renovación, de resurgimiento de una ciudad, y conservando además, su carácter, siendo igual de acogedores, de bilbaínos de siempre, con sus peculiaridades, con su identidad. Y eso es muy imporante.
- Antes se reeditó además la primera novela, la que transcurre en Pasaia, 'Los privilegios del ángel', que fue en realidad la primera y que es quizá la más personal...
- Tiene varios puntos en común con la de Bilbao. Porque también recrea un momento difícil, Pasaia en los 70, cuando era una explosión de trabajo, de gente que había venido de todas partes... y de mucho dinero. Pero sí, es una novela absolutamente intimista, que tiene más que ver con lo que hacía sentir vivir allí. Era un lugar de trabajo, de esfuerzo y de muerte. Moría muchísima gente trabajando. La muerte en el puesto de trabajo era algo recurrente y entre los marinos, más. Conocí a un montón de viudas, huérfanos, de gente de la mar. Y el cementerio donde está enterrada mi familia está lleno de panteones de gente súper joven. Era un clima de puerto, trabajo y de funerales. Me caló mucho cuando era pequeña, luego se produjeron bastantes muertes en un periodo corto de tiempo en mi familia y es de lo que trata esa novela. No es una novela negra, porque no hay crímenes, pero es una novela oscura. Es casi un ensayo sobre el duelo. Y sobre el duelo que no se resuelve, del proceso del duelo y de cómo si te quedas atascado en la pena y no avanzas, puede ser una verdadera catástrofe sobre toda tu vida porque te limita para amar, para que te amen, para ser feliz para continar. No se puede vivir de la mano de un muerto.
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-Y regresando al presente, ¿la vuelta a Baztan para celebrar los diez años, emociona?
-¡Claro! además, acompañada por muchos amigos, todos los que tienen algo que ver con el nacimiento de la novela. Porque lo mejor que me han traído estos diez años de éxito en la literatura es toda la gente nueva que ha llegado a mi vida y que se han quedado, que siguen ahí después de todo este tiempo. Óscar López me enseñaba la entrevista que me hizo entonces y me recordaba lo nerviosa que estaba. Era mi primera entrevista para televisión y además era él, que para mí era alguien importante en el mundo editorial. Me acompañan también, la persona que ha diseñado todas las portadas de mis libros, de arte, de Planeta; mi correctora que es la que corrige los textos, la ortografía y puntuación, pero también la correspondencia y correlación de todo lo que sucede en el libro. Es una analista imcreíble. También otra persona que trabajaba en la editoral y que me organizaba todos los datos.
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- Qué importante es todo eso que no vemos y que acompaña a un escritor...
- Es verdad que en el momento de la escritura estás solo, pero para que el libro llegue a todas partes es necesaria mucha gente. También está el jefe de comerciales, mi editor, mi editora en catalán... Les he reunido a todos para celebrarlo. Y también están muchos amigos de aquí, Juan Mari, Bea, Juanjo y más, que son importantes para mí, que me acogieron hace diez años y que me cuidan siempre que vengo.
-¿Es habitual lo que acaba de suceder, que le pidan una fotografía, una firma?
- Sí, la verdad, es frecuente. Es curioso, porque yo no me atrevería, es algo que me da pudor. Mira, una anécdota divertida... Hace unos años coincidí con Antonio Banderas y nos presentaron. Mientras estábamos hablando nos interrumpieron como doce veces porque le pedían fotos. Antonio fue muy educado, cada vez me decía, disculpa, Dolores, vuelvo enseguida. Atendía a sus fans con la mejor de sus sonrisas y regresaba. Yo también quería una foto con él, pero no me atreví a pedírsela. Cuando publiqué la siguiente novela le envié un ejemplar y me contestó con una nota. Me decía en ella que ¡qué pena no haberse atrevido a pedirme una foto juntos! Así que nos quedamos igual los dos...
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- Seguro que después de tanto tiempo tiene alguna anécdota con los lectores...
- Sí, por supuesto. Hay una que me resultó divertida. Después de la publicación de 'El guardián invisible' se comenzaron a hacer visitas guiadas en Elizondo, por los escenarios de la novela, que por cierto, aún se siguen realizando. También viene gente por su cuenta y recorren las calles fijándose en todo. Estaba en la terraza de un bar, en Txokoto, sentada con unos amigos y en las otras mesas estaban varios vecinos. Llegó una señora y nos preguntó por «la casa de tía Engraxi, la que sale en la novela de Dolores Redondo». Me levanté y le indiqué por dónde tenía que ir. Y ella, me dio las gracias y siguió. Claro, todos los que estaban en la terraza se rieron, por la situación. No se llegó a dar cuenta de que era yo.
- ¿Por qué fue Elizondo el lugar elegido para 'El guardián invisible'?
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- Tenía la historia y buscaba un lugar para desarrollarla. Comencé a visitar distintos sitios y podría haber sido perfectamente cualquier lugar de Gipuzkoa, porque yo soy donostiarra. Pero Elizondo fue el que me escogió a mí. Navarra me ha dado mucha felicidad y quería corresponder.
- Así que comenzó un proceso de búsqueda...
- Sí, comenzamos a viajar los fines de semana, íbamos toda la familia. Yo ya había estado antes en Elizondo, pero cuando regresé, no sé... todo me atrajo. Esos grandes caserones, el orgullo de la gente, con todos esos escudos en las fachadas, que sigan conservando sus tradiciones, su lengua... Hasta la mitología.
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- Y nació 'El guardián invisible' que, sin embargo, no fue aceptada en muchas editoriales...
- Aún guardo las notas de rechazo. De hecho, la primera dedicatoria de 'El guardián invisible', es para la persona que descubrió el libro, que es Ricard Domingo, el marido de mi agente, que fue la persona que lo recuperó de una papelera. Lo habían descartado sin leerlo, que es algo que ocurre muchas veces, con la cantidad de libros que les llegan... Y él vio algo en el correo que le llamó la atención y dijo, voy a abrir el fichero y comenzó a leerlo. Me llamó y me dijo que lo estaba leyendo y que le estaba gustando mucho. Qué importante es que alguien te vea... La dedicatoria dice: 'Porque me viste cuando era invisible'.
-También hubo quien se fijó, pero no creyó...
- Recuerdo que una agente, con la que después nos reímos recordándolo, me dijo que la novela estaba bien, pero que había varias cosas que no iban a funcionar: que fuera en un pueblo muy pequeño, que hubiera palabras en euskera y que mezclara novela negra y mitología, que eso nunca se había visto...
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