Gonzalo Torné aguarda a que acabe el cierre hostelero porque acostumbra a escribir en cafeterías. Usoz
Gonzalo Torné | Escritor

«Escribir de aquí me exigiría saber no tanto lo que son los donostiarras como lo que creen que son»

El autor de 'Años felices' y 'El corazón de la fiesta' se ha mudado unos meses a San Sebastián, mientras trabaja en su siguiente proyecto literario

Alberto Moyano

San Sebastián

Domingo, 7 de febrero 2021, 08:46

El escritor Gonzalo Torné (Barcelona, 1976), afincado en Donostia desde hace cuatro meses, vive estos días con la zozobra de quien ha perdido su 'oficina' ... de trabajo: las cafeterías, cerradas a día de hoy por el coronavirus. El autor de novelas como 'Años felices' o la reciente 'El corazón de la fiesta' acostumbra a pasar buena parte del año fuera de Barcelona y en esta ocasión, la pandemia le obligó a sustituir a última hora Roma por San Sebastián. Se muestra encantado con la ciudad, mientras prepara su nueva obra.

Publicidad

- No se considera catalán, ni español, ni cosmopolita, así que dejémoslo en ¿qué hace un escritor foráneo en San Sebastián en plena pandemia?

- Hombre, tengo un DNI y unos derechos. Enseguida ves que no eres ciudadano del mundo porque si voy ahora a Brasil o a EE UU me echan o no vuelvo a entrar. Así que tenemos que estar donde nos dejan y normalmente intento pasar medio año fuera de Barcelona por airearme, por trabajar, por vivir también. Y en vista de que esta vez era complicado salir, mi mujer y yo pensamos que San Sebastián podía estar bien.

- ¿Y por qué San Sebastián?

- Buscábamos mar, un sitio en el que se pudiera pasear, no tan estresante como, por ejemplo, Roma y aquí hay cafeterías, que para mí son clave. Y además, es muy bonita. Puestos a escoger un sitio en España nos pareció buena opción. Aunque no puedo seguir la vida cultural en euskera porque no lo hablo, la gente de aquí que conozco, me parece supersimpática y pensé que igual era un ambiente en el que me puedo colar.

- ¿Y ha encontrado lo que venía buscando o le ha defraudado?

- No, estoy boquiabierto con todo. Me he adaptado muy bien. Siempre pregunto a la gente: «¿Llega un momento en el que te acostumbras a esto?» Y me dicen que sí. Ya llegará porque sólo llevamos cuatro meses.

Publicidad

«Como me concentro en cualquier lugar, me da igual tener detrás un concierto de Carlinhos Brown, que estoy a lo mío»

cafeterías

- Pues hay quien se queja de que hay pocas cafeterías y que nuestra hostelería es de consumo rápido: pintxo y bebida, y a otro.

- Es verdad que hay un retroceso de cafeterías en toda Europa, pero si lo comparas con Barcelona, en donde hay más cadenas y más prisa... Yo aquí tengo cuatro o cinco localizadas. Están las de los hoteles, cerca de la playa, y como me concentro en cualquier lugar, me da igual tener detrás un concierto de percusión de Carlinhos Brown, que yo estoy a lo mío.

- ¿Encuentra similitudes entre San Sebastián y Barcelona?

- Llevo aquí muy poco y la verdad es que mi modo de integración es más disfrutar de lo que disfruta todo el mundo que de hacer una cata de quién es quién en la ciudad. Son dos ciudades de mar, pero con planteamientos muy distintos: Barcelona vivió de espaldas al mar hasta 1992 y como el litoral es un proyecto socialista, hay mucha gente conservadora que no baja al mar. Es un modelo muy catalán: ves la playa vacía y de repente ves el castillo, y te dices: «Los ricos vivían en la zona más fea». Aquí me da la sensación de que eso no pasa. La otra diferencia es el clima. Y luego, yo sabía que había mareas, pero no sabía lo que eran hasta que las he visto. Es un espectáculo nuevo para mí.

Publicidad

- ¿Y sobre qué está escribiendo?

- De brujerías laicas. Estoy explorando: cómo se retiene y se convence a las personas. Una especie de vampirismo. Lo que sí me gustaría es que fuera una novela muy corta porque la 'nouvelle' es un género que me chifla, pero nunca he escrito una.

- ¿Se ve escribiendo una novela sobre San Sebastián?

- Eso es mucho más difícil. Nosotros trabajamos no tanto con lo que la gente es como con lo que cree que es, así que hasta que no entiendes sus miedos e ilusiones, sólo te puede salir una novela falsa. Es como cuando los directores estadounidenses ruedan una película en Europa. Como escenario es perfecto para 'Los papeles de Aspern 2', con todas estas casas perdidas y palacetes.

Publicidad

- En 'El corazón de la fiesta' retrata una Cataluña que, al margen de la 'familia carismática', muestra algunas similitudes con el panorama político de otras comunidades...

- Puede ser. La derecha, que se toma la política como la continuación del caciquismo por otros medios, pero -y no es algo que pase en el País Vasco,- lo que sí que voy viendo es que en muchas comunidades autónomas, como Valencia o Baleares, tienen a un presidente o vicepresidente en la cárcel, como si fuera la cosa más normal del mundo, y en Madrid, no sólo eso, sino que les siguen votando. No sólo se sienten los amos del cortijo, sino que los acólitos lo certifican en las elecciones.

«Cada cuatro años surge un objeto cultural al que apetece hacerle cosquillas. Ahora son la vuelta al campo y el librero»

modas literarias

- Suele bromear en las redes sociales proponiendo escribir sobre los temas de moda. Empecemos: la literatura del yo.

- Es un género en el que se pueden hacer cosas muy buenas y cosas muy malas. Como ejemplo de lo primero está 'Operación Shylock', de Philip Roth, en donde hace una representación estupenda de Israel a través de una parodia de sí mismo. Claro, cuando la autoficción es ponerse a uno mismo contando que ha ido a un congreso de escritores y ha perdido la maleta me parece insustancial, como me lo parecen estos testimonios sobre uno que se ha divorciado, como si no le hubiera pasado a nadie antes.

Publicidad

- Otro tema literario en auge: la vuelta al campo.

- Me hace muchísima gracia porque algunos temas regresan una y otra vez. Es como si siempre llegara la primavera y no te acordaras de que ya sucedió el año pasado. La novela rural vuelve cada año, nunca se ha ido. La novela española es sorprendentemente no urbana. Si uno coge a Cela o a Delibes ve que hay muchos escritores del campo.

- Pero lo que está de moda no es ser un escritor del campo, sino un urbanita que va al campo.

- Ah, bueno, sí... Eso es particularmente... Lo que pasa es que como a algunos de esos escritores los conozco, no me creo nada generalmente. Supongo que es una estrategia. Cada cuatro años surge un objeto cultural al que apetece hacerle cosquillas. En mi opinión, ahora son el campo y el librero. Este último se ha convertido en una especie de tótem, salvadores de la cultura y no sé qué más, que seguramente lo serán, pero también habrá librerías malas y libreros pesados o que te maltratan. Los que yo conozco se empiezan a sentir incómodos con esta sacralización. Si se trata de acariciar un objeto cultural puesto encima de la mesa, yo, la verdad, es que tengo muy poco interés.

Noticia Patrocinada

- ¿Ha visitado las donostiarras?

- Sí, y me ha parecido que hay muchas y bien surtidas. Lo que pasa es que recibo muchísimos libros de las editoriales.

- Y la apoteosis del adanismo: las paternidades y maternidades, también con su propio apartado en las librerías.

- Lo que nos falta es una crítica que distinga los buenos de los malos. Leí 'Las madres no', de Katixa Agirre, y estaba muy bien porque hacía cosas distintas y el personaje era interesante. Lo que es un rollo para el crítico y para la vida intelectual es que valoremos los libros por el tema y antes de leerlos. Al final te ríes porque la acumulación de libros sobre un mismo tema y el trato que se les da te pone en contra, pero habría que ver, porque los habrá buenos y malos. Y hay autores que van saltando de tema en tema: antes hacían revolución social, ahora paternidades y luego harán la vuelta al campo, que no me interesa nada.

Publicidad

- ¿Ha desaparecido la crítica literaria? Usted es muy beligerante con la mayoría...

- Entran varios factores. Por un lado, la crítica académica ha dejado de tener sentido porque ha perdido por completo la sintonía con la literatura contemporánea. Lees una reseña de un libro de poemas de Anne Carson, que tiene ochenta años, y el crítico habla de cosas supermarcianas, como de métrica, de Rubén Darío... Recuerdo que cuando publiqué mi primer libro, 'Hilos de sangre', me comparaban con Gironella y Lluïsa Forrellad, que uno me sonaba y la otra no sabía ni quién era.

- ¿A qué lo atribuye?

- A la falta de referencias, como si sólo hubiéramos leído a Delibes y los debates candentes fueran temas que ya están superados. Luego, el propio formato. Dedicar página y media a una novela de género que sólo pretende entretenernos y lo mismo a un libro complicadísimo es absurdo. Y finalmente, creo que la crítica es un talento. Solemos decir de un autor que es malo, pero cuesta mucho decir que un crítico es malo. Al crítico siempre le concedo la presunción de ineptitud porque es muy difícil serlo. Aún así, los hay buenos que se han construido una comunidad de lectores.

Publicidad

«Lo normal a mi edad no es estar haciendo la pelota a los escritores veteranos o a las 'momias', sino fijarme en la gente joven»

nuevas generaciones

- También defiende a esta nueva generación de jóvenes poetas que viene de internet.

- Son ya tres generaciones. Es una absoluta farsa y un fariseísmo todo esto de internet. Antes la gente se iba a conocer escritores a las tertulias de los bares y ahora te conocen en internet, y al final si son malos, son malos. Nadie puede ayudar a nadie. Defiendo a los que me gustan y me gusta su actitud, mucho más beligerante y menos seguidista que la mía. Si pensamos en lo que hizo mi generación con aquello del 'Nocilla', que fue improvisar una generación que daba risa en cuanto abrían la boca, frente a esta gente, que son muy lectores y muy cultos. Y además, lo normal a mi edad no es estar haciendo la pelota a las 'momias' o a los escritores veteranos, sino fijarme en la gente joven que sale, que finalmente, la literatura dentro de veinte años va a ser lo que ellos hagan. Aquí parece que si vendo un poco sólo puedo hablar con Pérez-Reverte y esa jerarquización me parece absolutamente miserable y que encima, no sirve para nada porque te confunde y no sabe si eres el pelota nuevo o el de la semana pasada.

- ¿Por qué Barcelona alumbra tantas novelas 'totales' sobre la propia ciudad y Madrid, no?

- Es una tradición que parte de Sagarra, aunque no está en el canon indiscutible, pero cuya reedición de 'Vida privada' todos quisieron epilogar: Marsé, Mendoza, Azúa, Vázquez Montalbán... Todos estos discípulos crean un tipo de novela de Barcelona que es un género. Para un novelista que le interesan las tensiones, Barcelona es una bicoca. Nos sale así porque sabemos hacerlo. En Madrid hay dos corrientes: la del más fantasmagórico y abstracto, tipo Benet, y la del Madrid canallita, que parece del siglo XVII, que no puedes sacar a ningún lado porque te mueres de risa, aunque tiene sus lectores. Falta alguien que articule todo eso. Igual las mejores novelas de Madrid las ha escrito Álvaro Pombo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad