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El de la muerte de un hijo es un tema tan doloroso que no admite el humor ni la frivolidad. Partiendo del hecho de que la literatura es artificio, el tratamiento en un texto de esa cuestión reclama la ausencia de cualquier alarde literario. En eso reside en tales casos el arte de narrar: en ocultar la tramoya, lo inevitablemente artificial, lo artístico; en saber modular con sensibilidad e inteligencia el tono sin incurrir en excesos líricos que sonarían a falsos y en que cualquier metáfora, cualquier licencia retórica quede justificada por la intensidad emotiva. Si la emoción no está a la altura de las imágenes, estas resultan prescindibles. Dos dignísimos e ilustrativos ejemplos de ese dolor ante la pérdida filial, que se hace más difícil de soportar aún cuando dicha desgracia va acompañada del brutal contraste entre la infancia y la muerte, nos los han brindado en lengua española Francisco Umbral con su inolvidable 'Mortal y rosa' y Sergio del Molino más recientemente con 'La hora violeta'. En esa temática se adentra con gran tacto 'El niño', la nueva entrega narrativa del donostiarra Fernando Aramburu, que evoca la tragedia que vivió la localidad de Ortuella en el otoño de 1980 cuando una explosión de gas propano segó las vidas de medio centenar de niños de entre cinco y seis años que se hallaban en las aulas de un colegio público.
El colegio se llamaba Marcelino Ugalde y junto a los niños murieron una profesora, un profesor y la cocinera del centro. La novela de Aramburu se introduce en aquella trágica catástrofe de la mano de Nicasio, el abuelo de una de aquellas víctimas infantiles, que todos los jueves, y algunos otros días más de la semana, acude en soledad al cementerio para mantener largas conversaciones con el Nuco, su nieto. Viudo ya y jubilado, se mueve entre un sentimiento cabal de protección hacia su hija, Mariaje, madre del niño muerto, y una fidelidad a la memoria de este que linda a ratos con la extravagancia si no de manera directa con la fantasía delirante como una estrategia mental para afrontar esa ausencia que se le hace insoportable.
Pese a sus manías y su mal humor, Nicasio es, sin duda, el personaje más tierno y más empático del libro. Es el hombre que muestra una gran sensatez a la hora de defender de las iras injustas al fontanero municipal que provocó involuntariamente la tragedia en una instalación estructuralmente precaria y que tenía a su propia hija dentro de una de las aulas siniestradas.
La narración y descripción de esos monólogos del abuelo con el nieto ausente responde a la técnica dilatoria que ha sabido escoger el autor para hacer digerible y comprensible ante el lector una realidad atroz que en clave menos serena y más dramática le aturdiría excesivamente. En esta novela, son fundamentales los recursos que Aramburu sabiamente maneja para que el material con el que trata no se le vaya de las manos hacia lo dramático o se deslice hacia el efectismo fácil y gesticulante. Con esos capítulos gobernados por un narrador omnisciente se alternan los escritos en primera persona que dan voz a Mariaje, la madre del niño, y que pasan a la segunda cuando esta se dirige al autor para hablar de José Miguel, su marido difunto, un buen hombre que trabajaba de peón sin otra preocupación que la seguridad de su familia.
A la alternancia de voces narrativas y de personajes, se suman asimismo los cambios temporales, mediante la técnica de la analepsis (lo que en cine llaman 'flashback'), de modo que la madre del Nuco comparece en determinados momentos cuando ya ha cumplido los setenta años y en otros cuando todavía tenía edad para poder rehacer su vida. En este sentido la novela reserva una sorpresa ya en el tramo del desenlace que consigue sacar al texto del estricto registro monotemático del duelo, le abre otra dimensión y revitaliza el plano argumental.
Por el tema tan delicado que aborda, 'El niño' es una novela de una gran dificultad técnica que no se aprecia en su lectura y que Aramburu supera con amagos experimentales, unas veces oníricos y otras sintácticos, o con esos fragmentos en los que hace hablar al propio texto desde una perspectiva aparentemente metaliteraria, pero profundamente moral.
El niño
Autor: Fernando Aramburu
Editorial: Tusquets
Páginas: 272
Precio: 19,47 euros
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