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'Toldo verde-Postales de otro patrimonio' esquiva varios debates que a los autores simplemente no les interesan, lo que no significa que la conversación ... pública no haya abordado estas cuestiones. La principal quizás sea la de una supuesta forma de belleza que encarnan estos barrios. «Una de las grandes diferencias entre el trabajo de Jonander Agirre y Ander Gortazar, y el nuestro es que ellos sí abordan lo que es la belleza o la no belleza en la arquitectura. Para nosotros era más inteligente rehuir este debate porque todos tenemos nuestras propias opiniones», indica Arboleda, quien señala que de este aspecto «me daba miedo que su mecha es muy corta: tú puedes liquidar un debate diciendo que esto es bonito y esto otro fe, pero el tema admite reflexiones mucho más profundas». Y a modo de ejemplo del desinterés que esta falsa controversia le provoca, recurre al ámbito del arte contemporáneo:«Es como si alguien me dijera que un cuadro de Jackson Pollock es bonito o feo. Bueno, vale, pero es que no va de esto. ¿Quién soy yo para decirle a alguien que el barrio en el que vive es feo? No es que sea justo o injusto, es que no tiene importancia lo que yo piense».
«Yo vivo en un edificio de toldo verde y ni me avergüenzo, ni estoy particularmente orgulloso –continúa Arboleda–. A veces las cosas en la vida no requieren nuestra opinión. Suceden y ya está». El arquitecto y coautor de 'Toldo verde' relata cómo en su experiencia profesional, se ha topado con situaciones en las que «estás dándole vueltas a un concepto durante meses, luego v.as con la maqueta, alguien te dice: 'Me parece feo' y lo liquida en cinco segundos».
Carbajal coincide. «Hemos pasado de cualquier valoración estética. Sabemos que la gente considera todo esto como feo o cutre, pero nosotros consideramos que tenía una importancia mucho mayor que lo estético y con las fotos intentaba dignificar estos barrios que nunca salen bien retratados y si aparecen en algunas películas, es para hablar de pobreza o de lo 'quinqui' y de la delincuencia».
Sobre su visita de hoy a Donostia, Arboleda señala que «nos tocará pasear por La Concha y ver toda la arquitectura bonita y demás, pero si tenemos tiempo, nos encantará meternos en un bar de toda la vida en algún tejido urbano menos convencional». Considera que «apartarse de las rutas habituales es un ejercicio que requiere un esfuerzo intelectual para separarte del patrimonio y la narrativa tradicionales. Es normal que la oficina de turismo de Donostia me dé un plano qaue se recorre en veinte minutos, pero la ciudad es cinco veces más grande. Y salirte de ese plano es un ejercicio muy interesante reservado a unos pocos que tengan esa sensibilidad. No podemos apelar al cien por cien de la población».
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