![Juan Marsé: el cine como escuela y como polémica](https://s3.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/202007/19/media/cortadas/marses-kGE-U1108448617322RG-1248x770@Diario%20Vasco.jpg)
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iñaki esteban
Lunes, 20 de julio 2020, 06:18
Para Juan Marsé y para otros miembros de su generación, amar el cine era amar su propia literatura. Lo explicaba muy bien su gran amigo Manuel Vázquez Montalbán, unidos por sus orígenes modestos y por su cardiopatía, como solía recordar el creador de ... Pepe Carvalho: «La forma de contar de las películas se ha incorporado a la narrativa y el lector se imagina también lo que ocurre en las novelas con una perspectiva cinematográfica».
En ambos, las películas no sólo levantaban pasiones, sino que también aportaban técnica. Quizá por eso Marsé tuvo tan recordadas grescas con algunos adaptadores de sus novelas a la pantalla. Reverenciaba el cine. Le tenía un respeto tremendo. Se había formado en los hoy mitificados cines de barrio, en su día despreciados porque daban películas que ya habían visto los del centro de la ciudad.
Adaptaciones de sus novelas 'La oscura historia de la prima Montse', 'Últimas tardes con Teresa', 'Si te dicen que caí', 'El amante bilingüe', 'La muchacha de las bragas de oro', 'El embrujo de Shanghai', 'Domenica', 'Canciones de amor en Lolita's Club'.
Libros sobre cine 'Momentos inolvidables del cine', 'Un paseo por las estrellas', 'El fantasma del cine Roxy'.
Guionista 'Donde estés tú', 'La vida es magnífica', 'Mi profesora particular', 'Libertad provisional'.
Entre sus preferencias expresamente citadas están directores como John Ford, George Stevens y Henry Hathaway para las del Oeste y más allá; Frank Capra y Billy Wilder en las comedias, pero también rebasando estos tópicos. En cuanto a los actores y actrices clásicos, Henry Fonda y John Wayne, también actrices como Grace Kelly y Maureen O'Hara, prototipo de la mujer fuerte, del que tanto tiró en sus novelas.
Desde Charles Chaplin a Lars Von Triers y desde Stanley Kubrick a Hitchcock, Marsé mostró una cinefilia metida en las entrañas. François Truffaut fue para él un dios y él mismo recordaba la impresión que le produjo conocer a Yves Montand. Se lo presentó Jorge Semprún. Cuando le estrechó la mano pensó que los dedos del actor galo habían acariciado el cuerpo de Marilyn Monroe. Ese contacto con Montand suponía su mayor acercamiento a la perfección, la de la actriz, indudablemente.
De toda su cinefila dejó constancia en libros como 'Momentos involvidables del cine' y 'Un paseo por las estrellas', en el que planteaba el encuentro de una serie de parejas improbables y con un punto de estrambótica coherencia, como Pablito Calvo y Louise Brooks, Joselito y Mae West, Gracita Morales y Woody Allen. También publicó 'El fantasma del cine Roxy' con ilustraciones del artista vasco Bonifacio.
Fue crítico y guionista, pero la figura de Marsé en el cine queda asociada a las polémicas por las adaptaciones de sus novelas, frecuentes por la cualidad cinematográfica de su literatura. Formó parte del equipo de guionistas de 'Últimas tardes con Teresa', dirigida por Gonzalo Herralde en 1984. Sin embargo, la adaptación no le gustó. El personaje de Pijoaparte no tenía fuerza.
Luis García Montero, Instituto Cervantes
Arturo Pérez-Reverte, escritor
Vicente Aranda adaptó cuatro novelas de Marsé, 'La muchacha de las bragas de oro' (1980), 'Si te dicen que caí' (1989), 'El amante bilingüe' (1993) y 'Canciones de amor en Lolita's Club' (2007), sobre las que el novelista mantuvo un tenso silencio.
El caso de 'El embrujo de Shangai' es más complejo. Le encargaron el proyecto a Víctor Erice, A dos meses de la fecha para iniciar el rodaje, el productor Andrés Vicente Gómez lo suspendió aduciendo que una película de tres horas, como planteaba Erice, era inviable. El proyecto pasó a Fernando Trueba. El novelista salió en defensa de Erice pero también dijo que la adaptación de Trueba era «la mejor» que se había hecho de sus novelas.
Poco hablador pero gran pisador de charcos, Marsé sintetizó su visión del cine español de esta salomónica manera: «Escaso rigor en los guiones, poco esmero en los ritmos narrativos y un sonido de actores y actrices que vocalizan mal».
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