Centenario del nacimiento de Luis Martín-Santos
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Centenario del nacimiento de Luis Martín-Santos
«Leer su obra es la mejor celebración del centenario de Martín-Santos, nuestro padre»«No hay mejor homenaje para un escritor que leer su obra», resumían los hijos del autor de 'Tiempo de silencio'. «No hay mayor reconocimiento para un compositor que escuchar su música», afirmaba el músico Josu Okiñena. Los talentos de Luis Martín-Santos y de ... Pascual Aldave se mostraron este lunes por la tarde tan vitales como vigentes en una emocionante 'velada de literatura y música' celebrada en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Donostia con asistencia de dos centenares de personas que llenaron el espacio. Fue intenso, sí, «pese a la dificultad que entraña leer en voz alta textos tan complejos, con frases tan largas, como las de esta novela», subrayaba el alcalde donostiarra, Eneko Goia, uno de los últimos en pasar por el atril.
Justamente este lunes se conmemoraba el centenario exacto del nacimiento de Luis Martín-Santos y durante más de dos horas novelistas, ciudadanos y autoridades leyeron hasta 16 fragmentos de 'Tiempo de silencio', la obra más conocida del escritor. Hasta hace solo unos años se mencionaba como su «única» novela, pero en los últimos tiempos la recuperación de la figura de Martín-Santos ha propiciado la publicación de parte de su material inédito.
Desde Lurdes Oñederra hasta Ramon Saizarbitoria, desde los propios hijos del autor hasta el alcalde Eneko Goia, fueron desgranando los textos ante un público que llenaba el espacio municipal. «Sabemos que no es fácil leer frases tan intrincadas», bromeaban también los hijos del escritor, Rocío y Luis Martín-Santos Laffon. «Nos hacía muchísima ilusión celebrar el día exacto del centenario de nuestro padre en su querida San Sebastián, y aquí estamos, felices, con tantos amigos. No ha sido fácil porque los dos vivimos fuera de Donostia, pero el Ayuntamiento nos ha apoyado», añadían, «para hacerlo en esta Casa Consistorial que nuestro padre pisó tantas veces en vida».
Hubo también música para conmemorar el otro centenario, el del compositor Pascual Aldave, nacido en Lesaka, fallecido en San Sebastián, autor también de una amplia obra y amigo en su tiempo de Martín-Santos. El pianista Josu Okiñena (arreglador también de las adaptaciones) y la mezzosoprano Noelia Ibáñez interpretaron distintas piezas de Aldave, incluidas dos obras basadas en poemas del escritor, uno de ellos inédito: 'Dice la muerte que mi vida es poca' y 'Elea'. El programa musical, que se alternaba con la lectura de los textos, presentaba también obras de Aldave sobre poemas de Unamuno, San Juan de la Cruz y García Lorca.
«Es una celebración pública e íntima a la vez, como le hubiese gustado a él», explicaban Rocío y Luis Martín-Santos, hijos del escritor, psiquiatra, activista antifranquista y tantas cosas más, fallecido en accidente de coche antes de cumplir los 40 años y capaz de hacer tantas y tan variadas cosas en tan pocos años. Los Martín-Santos estaban felices por la acogida recibida el domingo por el documental sobre Luis Martín-Santos emitido en el programa 'Imprescindibles' de La 2 de TVE (versión reducida de la película que se estrenó en el pasado Zinemaldia) y recordaban que en el museo de San Telmoi sigue abierta la estupenda exposición sobre el escritor y su tiempo.
Pero lo importante era este lunes la lectura ante un público donde podían verse muchas caras conocidas de aquel San Sebastián que vivió el escritor en los años 50 y principios de los 60. También en el reparto de lectores se mezclaban edades, profesiones y procedencias. Abrió el fuego Maialen Beloki, subdirectora del Zinemaldia, con el fragmento 'hay ciudades tan descabaladas'. Siguió la escritora Luisa Etxenike (ese poderoso capítulo que arranca con el 'allí estaban las chabolas'), el propio Luis Martín-Santos Laffon, hijo del autor, la amiga de la familia Marisa Ciriquiain, o el gran Ramon Saizarbitoria, con su voz grave, tan adecuada para el fragmento 'como una ondarreta promiscua'.
'Y ese muchacho andará por ahí perdido', leía la también escritora Lourdes Oñederra. El programa seguía con el 'atravesaba las vacías calles' a cargo de Alvaro Matxinbarrena, 'es preciso primero colocarla', a cargo de Miriam Arsuaga, o el texto 'como todo cosmos bien dispuesto', leído por Juan Pablo Huércanos, subdirector del Museo Oteiza.
Las letras de Luis Martín-Santos, no fáciles de leer y de escuchar, seguían resonando en el solemne espacio del Ayuntamiento, en una especie de contradicción que hubiese gustado al escritor. 'Cada una de las rejas', leía el exviceconsejero de Cultura Joxean Muñoz; 'Y venían los guardias maternales', declamaba Piedad Abaitua, y 'Después de un número de horas', pronunciaba ante el micrófono Leire Ormazábal.
A medida que se acercaba el final crecía la intensidad. Como cuando Rocío Martín-Santos Laffon, hija del escritor, leyó el fragmento 'en aquella tierra modificada', seguida del texto 'que la ciencia más que ninguna' por parte de Fernando Cossío, justamente un hombre de ciencia, y de 'la verbena', por parte de Eneko Goia. 'Y yo sin asomo de desesperación', por Ivan Igartua, y la música final cerraron un simbólico reconocimiento a Luis Martín-Santos el día en que hubiese cumplido cien años. Fue también el guiño de su ciudad a un creador tan personal en este año de centenarios culturales y cercanos, como los de Eduardo Chillida o Nestor Basterretxea.
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