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Un cuarto de siglo después de publicar su agotadísima biografía de Leopoldo María Panero, el periodista J. Benito Fernández recupera la agitada trayectoria vital ... del controvertido poeta, en una edición revisada y ampliada que llega hasta su muerte en 2014. 'El contorno del abismo-Vida y leyenda de Leopoldo María Panero' vuelve a las librerías esta semana, en esta ocasión de la mano de la editorial Anagrama. «Es el libro que más satisfacciones me ha dado y a veces, con el que más he sufrido», asegura su autor, resignado a que su nombra vaya unido al de Panero. «Parece que tengo el estigma Panero», eclipsando el resto de sus trabajos. En cualquier caso, confiesa, «es la biografía definitiva de Leopoldo, no creo que vaya a venir nadie a enmendarme la plana».
Biógrafo de Rafael Sánchez Ferlosio, Eduardo Haro Ivars o Juan Benet, J. Benito Fernández (Pontevedra, 1956) vuelve sobre los pasos de Panero (Madrid, 1948-Las Palmas de Gran Canaria, 2014) para ajustar algunas imprecisiones de aquella primera edición que publicó en Tusquets y dar cuenta de los últimos diecisiete años de vida del poeta, ya como interno en el sanatorio canario.
El autor esgrime diversos motivos para retomar este trabajo que ha desembocado en lo que considera «la biografía definitiva» del autor de 'Poemas del manicomio de Mondragón' y 'Heroína y otros poemas'. «Por un lado, siempre fui consciente del riesgo de hacer una biografía de una persona que aún estaba viva. En este caso, no veía nunca el momento de poner el punto final y ahí vino muy bien su traslado a Canarias para cerrar el libro en ese momento», explica.
No obstante, añade que «tras la publicación de la biografía, abrí un 'cuaderno de bitácora' donde iba apuntando todo lo que salía sobre su persona». Aquí aparece la figura del escultor canario Luis Arensibia, fallecido el año pasado y que ya había sido quien puso al biógrafo en contacto con la persona que guardaba un archivo sobre los Panero. Arensibia se convierte también en el artífice de esta nueva edición. «Cada que iba a Canarias a visitar a su familia, también visitaba en el hospital a Leopoldo, y luego me lo contaba todo y me traía recortes de prensa».
Autor J. Benito Fernández
Estilo Biografia
Editorial Anagrama
Páginas 584.
Precio 24,9 euros
Benito Fernández continuó con la anotación de datos sobre la vida de Panero «sin esperar que veinticuatro años después iba a retomar su biografía». Sin embargo, sus encuentros con el crítico literario Túa Blesa, «el mayor experto en Leopoldo María», le empujaron a completar la biografía con los años que se quedaron fuera de la primera edición. «Imagínese, qué pereza, otra vez los Panero», admite el biográfo.
Sin embargo, el hecho de que 'El contorno del abismo' esté agotado tras despacharse los 8.000 ejemplares publicados en 1999 por Tusquets y de que en el mercado de segunda mano hubiera alcanzado precios astronómicos, terminaron por convencerle. Tras el rechazo de Tusquets a publicar esta nueva versión actualizada, surgieron otras oportunidades, primero con una editorial pequeña, después con Anagrama. Con este sello, Benito Fernández ya había publicado 'Eduardo Haro Ibars: los pasos del caído', finalista del XXXIII Premio Anagrama de Ensayo.
También tuvo ocasión de comprobar a través de sus redes sociales que el interés por la figura y la obra de Panero sigue vivo, incluso se ha revitalizado de la mano de las nuevas generaciones, fascinadas por la figura del 'poeta loco'... porque, ¿realmente lo estaba? «Leopoldo era sobre todo un enfermo. He tenido un historial clínico suyo del Hospital Provincial de Madrid y el cuadro es de ramificación tras ramificación. Tenía de todo: alcoholizado, oía voces, esquizofrénico, psicótico... Me atrapó del personaje verle en 'El desencanto' acodado en la barra de un bar, hablando sobre la locura con una lucidez tan grande que me quedé fascinado. ¿Cómo puede estar en un manicomio, si es la persona más lúcida del mundo?, me preguntaba».
Que Panero era un enfermo es algo que su biógrafo tiene claro, pero respecto al origen de su periplo psiquiátrico, no descarta que «ahí se le fuera la mano a su madre, Felicidad Blanc, porque la primera vez que lo ingresó fue por fumar canutos. Durante la dictadura ese tipo de cosas, igual que la homosexualidad, se trataban o en el psiquiatra o en el manicomio». Sin ser especialista en salud mental, sí cree que «hay un factor de contagio en Leopoldo a consecuencia de esa convivencia con locos e internos a lo largo de toda su vida».
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Precisamente, se detiene en el papel que jugaron sus padres, el poeta franquista Leopoldo Panero y la propia Felicidad. «Tanto Leopoldo como su hermano Juan Luis detestaban a su padre, pero le admiraban como poeta». Respecto a su madre, «su papel es muy importante en la vida de Leopoldo. A Felicidad hay que echarle de comer aparte porque era una mujer muy peculiar. Reniega de su marido, pero sabía muy bien con quién se casaba. Como buena burguesa que era, estaba encantada de la vida de codearse con toda la intelectualidad, aunque ésta fuera la del franquismo. Otra cosa es que en la intimidad su marido fuera hosco o poco afectivo, alcohólico y al que le gustaba mucho estar con Luis Rosales». Un detalle que llamó poderosamente la atención del biógrafo es que Felicidad Blanc guardaba «absolutamente todo de Leopoldo desde que era pequeño, hasta las servilletas en las que escribió unas poesías en una cafetería o los billetes del Metro de París. Ella es consciente de que su hijo va a ser famoso».
Lo que también parece claro es que los tres hermanos competían en distintos grados en sus complejos de Edipo. «Totalmente. El propio Leopoldo, que tenía un Edipo importante, lo mismo odia a su madre que le dedica un poema de amor precioso». Todo eso ya están presente en la película 'El desencanto' (1976), de Jaime Chávarri, y en 'Después de tantos años' (1994), de Ricardo Franco. «Estoy convencido de que sin 'El desencanto', los Panero no hubieran sido lo que eran. Es una película que todavía hoy se puede ver con una frescura impresionante porque es un documento desgarrador. Luego los críticos quisieron ver ahí una metáfora de la dictadura y es mentira. Chávarri se reía».
'El contorno del abismo' se levanta sobre cuatro pilares: correspondencia, hemerotecas, bibliografía y testimonios, siendo estos últimos los menos fiables. «Para mí es fundamental el documento. Por un lado, nuestra memoria es muy caprichosa. Cuando entrevisto a tres o cuatro testigos de un lance de Leopoldo, cada uno me cuenta una película distinta. Por otro, todos reclaman al muerto como suyo. '¡Yo fui muy amigo de Leopoldo'!, te dicen todo el mundo en las redes, pero para empezar, Panero no tenía muchos amigos. Se quería a sí mismo y punto», recalca. «No te puedes fiar mucho de los testimonios».
Tampoco del propio biografiado. «Escribió algo autobiográfico, pero muy poco fiable. De hecho, yo las pasaba canutas cuando le grababa porque no sacaba nada en claro, aparte de que fonéticamente era indescriptible porque no le entendía. Venía de Mondragón con unas cintas que no me servían para nada y que me obligaban a llamarle para volver a preguntarle. Su memoria no servía para nada, sinceramente».
Todas estas circunstancias han llevado, a juicio de Benito Fernández, a «una mitificación excesiva» del personaje, «sobre todo, entre la gente joven. Sigue teniendo muchísimos seguidores entre los chavales que tienen un fervor especial por Leopoldo», algo que atribuye a cuestiones extraliterarias. «La locura vende mucho. Quizás por lo desconocida que resulta». Y aquí cita el caso del libro de Hölderlin –no precisamente un autor superventas–, que Hyperion publicó bajo el título de 'Poemas de la locura' y que continúa reeditándose con éxito años después de su aparición.
Admite Benito Fernández que «a veces el personaje se me hace antipático por las tonterías que hace y llega un momento en el que le aborreces». Es más: «Yo lo pasaba mal con él porque era insoportable. Estar una jornada entera con él era un peñazo tremendo, aparte de que tenías que estar pagando constantemente tabaco y todas sus consumiciones».
En este punto, muestra su preocupación por la posibilidad de una cierta hostilidad se haya filtrado a la escritura del libro porque «no se puede hacer una biografía de alguien a quien detestas. Tiene que haber un cierto enamoramiento para que te metas en un trabajo de años porque con cuatro entrevistas no se hace una biografía», apunta J. Benito Fernández.
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