El escritor donostiarra, autor de la biografía, Felipe Cabrerizo. CARMENCITA WHITETOWER
Biografía
«De Loquillo no sabemos nada porque toda su vida se ha protegido tras el escudo de su personaje»
Felipe Cabrerizo | escritor ·
El escritor donostiarra repasa la vida y la trayectoria del rockero catalán, en una biografía que atraviesa las cuatro últimas décadas de la historia musical del país
Cuatro años de intenso trabajo ha invertido Felipe Cabrerizo (Donostia, 1973) en la biografía «oficial y definitiva» de Loquillo, que hoy sale a la venta (Ed. Debate). A lo largo de más de 400 páginas, el autor recorre la vida y obra del rockero de El Clot, afincado en Donostia, y de alguna forma, las cuatro últimas décadas de historia de este país. Subidas y caídas, estajanovismo y dispersión narcótica, éxitos y fracasos y, por encima de todo, un empecinamiento extremo en salvar todos los obstáculos que han dado al traste con las carreras de sus compañeros de generación caracterizan el periplo vital, en un relato tan alejado del encarnizamiento como de la hagiografía. «Todo el mundo conoce a El Loco, pero no sabemos nada de él porque es un tío que ha estado toda la vida protegiéndose tras el escudo de un personaje», asegura el escritor donostiarra.
– Da la sensación de que lo que explica la carrera de Loquillo es su tenacidad extremista.
– Es una cosa bárbara. Es de una tenacidad obsesiva. Su guitarrista Josu García me dijo: «Ten en cuenta que El Loco llega a las 8.30 de correr por la playa y empieza la batalla». Y era verdad. Es una persona que vive para su carrera. Ha cumplido ese sueño de adolescencia de ser una estrella de rock y es para lo que trabaja, lo cual implica una mecánica imparable para la que se requiere una fuerza de voluntad enorme. Incluso en los peores momentos de su carrera, en los noventa, seguía considerándose a sí mismo una estrella y trabajaba para esa idea.
– Su primer disco de poemas está dedicado a «las personas que se pasan la vida escapando». ¿Es Loquillo uno de ellos?
– Desde luego, sus raíces lo explican todo: el ser un chaval de barrio, el tener esa necesidad de huida de un lugar tan difícil como era entonces El Clot y proceder de una familia no tradicional: su padre era un combatiente republicano que había estado preso en los campos de Argelès-sur-Mer. Eso en los sesenta aún marca.
– Por otro lado, contrasta su imagen áspera y si se quiere dura con la cantidad de gente que ha abusado de su confianza o directamente le ha engañado. No sé si tiene que ver con una suerte de código de lealtades que no siempre ha sido correspondido.
– Sí, es verdad que maneja una serie de códigos de lealtad, honor y trabajo que han quedado muy trasnochados, pero que en el siglo XX eran muy frecuentes. Esto lo puedes mantener en un círculo íntimo, pero es muy complicado cuando te conviertes en una figura que mueve muchísimo dinero a su alrededor. La historia de robos es la de cualquier estrella del rock. Cuando te metes en estos fregados no entiendes que gran parte de tu trabajo es llevar una contabilidad de manera muy estricta. Si les han tangado a los Rolling, cómo no le van a tangar a él.
Altibajos
«Incluso en los peores momentos de su carrera, Loquillo seguía considerándose a sí mismo una estrella y trabajaba para esa idea»
– Llama la atención lo temprano que percibe a Los Trogloditas como un apoyo, pero también como un lastre en sus intenciones.
– Sí, lo sorprendente es que El Loco lo mantuviera como grupo hasta 2008. En realidad, cuando cumple treinta años, a principios de los noventa, entiende que necesitaba un campo mucho más amplio que el que Los Troglos le podían ofrecer. En 1991, publica 'Hombres', un disco en el que empieza a alejarse del camino del rock y a apuntar en otras direcciones con el referente de la música europea. Y al final su romanticismo es lo que le llevó a mantener a Los Trogloditas porque en el fondo era su banda de juventud y sus viejos amigos. Sin embargo, es verdad que ya Los Troglos se mantenían con respiración asistida y llegó un momento en el que eran más una molestia que otra cosa. Y aunque económicamente le convenía mantener ese marca de Loquillo & Los Trogloditas, yo creo que su auténtica liberación fue cuando ya se los quitó de encima y en 2008 saca 'Balmoral', considerado unánimemente su gran disco.
'Loquillo. La Biografía Oficial', de Felipe Cabrerizo
Editorial: Debate.
Páginas: 432.
Precio: 14,20 euros.
– ¿Y qué papel juega su compañera. Susana Koska?
– Susana es una persona fundamental para entender el recorrido posterior de El Loco. Ellos se conocieron siendo unos chavalitos en un concierto en el Autódromo de Lasarte y es una compañera fidelísima y fundamental para la formación de El Loco. Es una persona que viene del mundo de la cultura, ha trabajado en el teatro y ha conocido mucho mundo, con unas referencias culturales amplísimas que fueron fundamentales en los años de formación de El Loco, cuando era un rocker frenético acelerado. Poco a poco le fue filtrando una serie de elementos y gustos, no sólo musicales, sino culturales.
– Y que explica su traslado primero a Lasarte y posteriormente a Donostia.
– Lasarte fue un momento particularmente luminoso después de unos años de éxito frenéticos, con una vida no especialmente sana, en la que había perdido el norte y el control de su carrera. Decide romper, y se aleja de Madrid y Barcelona, que son dos focos muy peligrosos cuando eres una persona famosa. El contraste de vivir con Susana en Lasarte y hacer una vida normal, hacer deporte e ir a comer a la sidrería a hablar con los trabajadores de allí y con la gente de la calle fue lo que le permitió volver a pisar tierra e intuir la posibilidad de que Donostia iba a ser en el futuro importante. Y ahí se ha asentado.
Cambio de aires
«Viene a Lasarte cuando decide romper y alejarse de Madrid y Barcelona, dos focos muy peligrosos cuando eres famoso»
– Hay quien dice que el gran talento de este hombre es rodearse de gente mejor que él.
– Sí, es algo que lleva a gala. El Loco empezó jugando a basket y dice que ahí entendió las claves: podías hacer tu trabajo individual, pero te hacía falta otra gente para poder crecer. Lo entendió rápidamente y tras el éxito arrollador con Los Trogloditas, se da cuenta de que tiene muchas carencias: no sabe componer música, ni tocar instrumentos y aún estaba en fase de formación, con lo cual, tuvo a gala desde el primer momento contar con gente que pudiera hacer ese trabajo y, sobre todo, que le pudiera abrir otras vías.
– Ahí la primera persona importante es Gabriel Sopeña.
– Sí, tras un recorrido larguísimo y triunfal con Sabino Méndez, que desarrollla sus canciones fundamentales de los ochenta de las que luego El Loco se quiere desprender, aparece Sopeña, que es músico y compositor, pero también vicerrector de la Universidad de Zaragoza. Su aparición a principios de los noventa fue fundamental porque le abrió el camino hacia otro tipo de música y de lecturas. A partir de ahí, entra en contacto con gente de primera fila de la cultura que, en ocasiones, se quema rápido porque el propio ritmo de vida de El Loco y de una banda de rock & roll no es fácil de llevar en el día a día.
– Le habrá resultado difícil desentrañar a alguien que se ha ocultado durante tanto tiempo detrás de tantas máscaras.
– Me ha resultado dificilísimo. Empecé a tratar con el Loco cuando llevaba un año en el libro porque primero hice un trabajo de hemeroteca. En efecto, el primer problema con el que me encontré es que a El Loco todos le conocemos, su nivel de popularidad es pasmoso, puedes ir al lugar más recóndito de España que todo el mundo le conoce y, sin embargo, no sabemos nada de él porque es un tío que ha estado toda la vida protegiéndose tras el escudo de un personaje que crea muy temprano: con 18 ó 19 años se convierte en una superestrella. Ahí había que romper ese muro y entender a este personaje porque lo primero que hay que hacer para escribir una biografía es comprender lo que le motiva en esta batalla.
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