Susana Koska: «He querido hacer justicia a las madres y abuelas que se opusieron a la dictadura»

-¿Por qué ha querido recoger 'Mujeres en pie de guerra' en un libro?

-El documental tenía una banda sonora de Loquillo y Gabriel Sopeña y lo acompañaba también una exposición del pintor gallego Fernando Pereira. Yo en ese momento quería contar cómo nos habían contado la guerra a los de mi generación. Para mí una de las patas de esa mesa era un libro, que por causas de la vida, había quedado sin terminar. Aunque me han venido bien todos esos años, porque han aparecido otras mujeres que me parecía que acababan de cerrar círculos. En ese momento yo vivía en Cataluña y la mayoría de las mujeres del documental eran catalanas, y a mí me apetecía mucho que tuviese mujeres de aquí y también que apareciesen mujeres no solamente 'rojas', sino que el abanico fuera un poquito más grande. Porque al fin y al cabo todas las mujeres empujan, estén en un lado o en otro.

-Ha incluido más mujeres, ¿pero cuenta lo mismo que en la película?

-Sí, la historia es contar cómo las mujeres se comportaron durante la república, durante la guerra civil, en las cárceles, qué hicieron en la resistencia, qué paso en el franquismo y sobre todo cómo rompieron toda esa educación aparentemente tan seria y religiosa que al final las convirtió en otra cosa. Porque fueron las primeras que escribieron a favor de las mujeres, que lucharon por sus derechos y las volvieron a poner en su lugar.

-¿Qué le llevó a hablar de la época del franquismo?

-Los nietos y los hijos hemos intentado descubrir qué paso, cómo fue, buscar los datos. Había casas en las que de esto no se hablaba, se pasaba por encima como si esos 40 años no hubiesen ocurrido, con la boca cerrada, con muchísimo miedo. A mí me apetecía muchísimo contar, por ejemplo, cómo a pesar de la represión se mantuvo la lengua aquí, cómo las maestras usaron sus casas para enseñar euskera, cómo se crearon las ikastolas, esa idea de hacer patria, no desde el punto de vista político sino desde el del pueblo. También quería contar cómo algunas mujeres que pertenecían al lado vencedor acabaron escribiendo sobre feminismo y luchando por los derechos de las mujeres en los años 70, haciendo revistas femeninas.

-¿Por qué lo cuenta desde la perspectiva de las mujeres?

-Porque la historia siempre la cuentan los hombres, parece que no existen las mujeres. Tenemos esa imagen de la mujer que lloraba a los muertos, esperaba a los hombres a la salida de la cárcel y cuidaba de sus hijos. Pero las mujeres militaron, estuvieron en las barricadas e hicieron muchísimo trabajo sindical posteriormente. Creo que darnos visibilidad siempre es bueno, y además quiero hacer justicia a nuestras abuelas y a nuestras madres.

-¿Y por qué eligió a estas mujeres en concreto?

-¿Y por qué no? Todas ellas tienen un novelón detrás. Son mujeres que hicieron que las mujeres tuvieran educación, que consiguieron que tomasen partido, que fuesen a las barricadas. Tomaron partido de lo social, de su momento histórico. Algunas cruzaron la frontera, otras estuvieron en los campos de arena franceses, algunas participaron en la resistencia y otras se quedaron. También estaban los niños que fueron evacuados desde Bilbao, las mujeres que estuvieron en los principios de la lucha sindical, que siendo víctimas del franquismo consiguieron que no las callara nadie y que siguieran luchando desde abajo. Yo creo que hay un poco de todo de todas esas mujeres y ¿por qué? Cada historia que cuentan ellas es fascinante.

-El libro tiene partes que parecen páginas de un diario.

-Hay una parte que es un diario personal de algunas fases del proceso que nació en el año 2000. Yo escribo a diario desde que era muy pequeña, y ésta es mi forma de contarme, por eso pensaba que de alguna forma era interesante ver cómo ha sido el camino. Que estuviera mi punto de vista me parecía interesante, al final el libro se llama 'Memoria de nosotras' y ahí entramos todas.

-¿Cómo ha hilado todas las historias?

-Es un puzle de testimonios, de publicaciones de periódicos, de octavillas y de notas en los diarios que cuentan un todo. También hay material epistolar, que me fascina. He querido utilizar muchas maneras de contar, he buscado la oralidad, ensamblándolo todo poco a poco. Entre otros, he utilizado el material de Cecilia G. De Guilarte, que fue reportera de la CNT, y que a través de sus artículos contaba el ritmo de la guerra y el ritmo del exilio. Pero no quería escribir un ensayo, porque yo no soy historiadora, y quería que no hiciese falta ir al libro de historia para entender qué es lo que estaba pasando, que no tuvieras la obligación de leértelo desde el principio, de saber sobre el tema y de referenciar constantemente.

-¿Dónde empieza y dónde acaba el relato?

-El libro arranca con 'Mujeres libres', una de las primeras revistas de mujeres, y el final lo marca otra revista que viene a ser la primera con un corte feminista que es 'Vindicación feminista'. Esas dos revistas marcaban las polos de dónde me quería mover. En 'Vindicación' escribieron grandes espadas como Rosa Montero, Ana María Matute, Carmen Alcalde o Lidia Falcón, mujeres importantísimas, y marcaron lo que después iba a ser un movimiento muy importante. En 'Mujeres libres' también escribieron mujeres como Emma Goldman o Lucía Sánchez Saornil.

-¿Cómo integra las revistas en el puzle?

-Aparecen textos y fotografías de las revistas, colocadas en orden cronológico. Quería que el que no quisiera leerse todo el libro o quisiera descansar un poco, al ver las fotos, entendiera el camino.

-¿Cree que 'Vindicación feminista' sería considerado feminista hoy en día?

-No podemos comparar las épocas. En los años 70 'Vindicación feminista' pedía lo justo y necesario, cosas que en este país no existían. Una revista así hoy sería una revista muy radical, y en su momento era muy necesaria.

-¿Qué derechos conquistaron las mujeres de las que habla en el libro?

-Muchísimos. El derecho al voto y el derecho al trabajo, por ejemplo. Pudieron divorciarse también, y ocuparon muchos espacios. No voy a hablar de igualdad porque todavía no la hemos conseguido, y tampoco se les puede pedir a ellas algo que nosotras no hemos conseguido.

-¿Qué habría que aprender de ellas?

-La valentía de hacer y de tomar partido y el compromiso con el momento que te toca vivir. Tener la conciencia de que ese momento es importante y que hay que hacer algo para que la sociedad sea mejor, no sólo para las mujeres, sino para todos.

-¿A usted le queda algo por conquistar?

-A mí me queda todo. Busco maneras de expresarme y seguiré escribiendo, aunque ahora no tengo nada pensado y dibujado.

-¿Seguirá escribiendo desde la perspectiva de género?

-Sí, seguramente. Es donde me siento más cómoda y lo que me gusta explicar, y para lo que creo que escribo.