
María Arana | Comisaria de la Bienal Internacional de Arquitectura Mugak
«Vivimos una crisis multidimensional y la arquitectura debe adaptarse a los cambios»Secciones
Servicios
Destacamos
María Arana | Comisaria de la Bienal Internacional de Arquitectura Mugak
«Vivimos una crisis multidimensional y la arquitectura debe adaptarse a los cambios»Ante todo, Mugak es un «espacio de conversación sobre la arquitectura», tal y como insiste María Arana, comisaria de la bienal. La arquitecta bilbaina, comisaria ... y programadora cultural, y actualmente coordinadora de proyectos en Urbanbat, asumió en marzo del año pasado la tarea de coordinar este encuentro, que en esta cuarta edición ha programado un centenar de actividades, dirigidas a todos los públicos, para mostrar cómo la arquitectura influye en nuestro modo de vida y reflexionar sobre cómo se debe adaptar al nuevo contexto mundial en esta época de crisis multidimensional.
– ¿Cual es el objetivo que se han planteado para esta cuarta edición de la bienal?
– Ante todo, la bienal pretende ser un espacio de debate y conversación sobre la arquitectura, también en Euskadi, y su papel social. Hay algunas cuestiones por las que nos preocupamos, como la alimentación, el origen de los productos que consumimos, o incluso el origen y fabricación de la ropa que compramos, pero sin embargo no tenemos mucha idea de la arquitectura que habitamos, o no somos conscientes de cómo el diseño de las ciudades condiciona nuestra vida diaria, nuestro estado de ánimo, nuestro desarrollo cultural y personal. Cuestiones como la iluminación o la orientación de las viviendas condicionan nuestro confort y bienestar. También la calidad de los espacios, ya que facilitan que se generen encuentros sociales. Todas estas cuestiones son las que se quieren promover desde la bienal.
– 'Reconstruir, rehabitar, repensar', es el lema de esta edición. ¿Por qué?
– Vivimos tiempos convulsos, de una crisis multidimensional, de crisis económica, ecológica, sanitaria y social, que de alguna forma va a generar un cambio en nuestro forma de vida. Los científicos dicen que estamos ante un cambio de época, de deslizamiento derivado también del cambio climático y de esas afecciones destructivas que eso conlleva. Nuestra vida va a estar afectada por esos cambios. Nosotros planteamos la reflexión de cómo la arquitectura nos tiene que acompañar a habitar ese cambio, y cómo se tiene que adaptar la arquitectura a ese nuevo contexto mundial. A lo largo de la historia en todos los momentos de crisis ha habido una tendencia a mirar el pasado, de ahí el prefijo 're'. Además, hemos querido hacer nuestro el lema que utilizó el filósofo alemán Martin Heidegger en una conferencia que dio en un congreso celebrado en 1951, en el que se abordaba la reconstrucción de Europa. Bajo el título 'Construir, habitar, pensar', vino a decir que los hombres habíamos perdido la capacidad de habitar el mundo, y que solo si volvíamos a recuperar esa capacidad podríamos construir el mundo.
Noticia relacionada
– ¿A quién le corresponde esa labor de repensar, a la ciudadanía o a los gobernantes?
– Nosotros vamos a abordar todas estas cuestiones desde el campo de la arquitectura. Si repensamos la propia disciplina de la arquitectura actual y la intentamos transformar, vamos a tener la capacidad de transformar también la sociedad. Creo que es una labor que no solo recae en las instituciones o poderes que mandan, sino que debe ser una labor promovida y defendida por el tejido social. Entendemos que las bienales de arquitectura son espacios en los que sacamos a la calle esas ideas y debates para hablar sobre el futuro de la arquitectura y también sobre la arquitectura del futuro.
– ¿Como arquitecta, cuál considera que debe ser la función social de la arquitectura?
– Desde su origen la arquitectura surgió para proteger y cuidarnos a los seres humanos en ese contexto de adversidad externa. Por lo tanto debe entenderse que la arquitectura debe diseñarse para mejorar la vida de las personas. Ya hay muchas entidades que abogan porque recupere su función social y no darle tanto protagonismo al objeto como tal. Porque en el movimiento moderno, la arquitectura se ha entendido desde su objetualidad, desde el diseño en sí que tenía el edificio. Pero si esa forma no va asociada a una función que genere un bienestar en las personas, ese diseño no tiene sentido en mi opinión. Lo ideal es que tenga una función social y sea estéticamente interesante, y eso se puede hacer, cuando forma y función convergen, porque también lo estético genera bienestar, empatía y emoción. La arquitectura debe recuperar y amplificar su función social para generar bienestar. La estética está bien, pero son los espacios que se diseñan en esos edificios los que verdaderamente tienen un potencial cuidador.
– Centrándonos en el programa. El miércoles se inaugura la bienal con la conferencia magistral del arquitecto chino y 'pritzker' Wang Shu. ¿Qué supone tenerlo en San Sebastián?
– Es todo un honor que venga a San Sebastián junto a su mujer, Lu Wenyu, con quien dirige Amateur Architecture Studio. Ambos van a explicar el trabajo que realizan en China. Él es contrario al modelo de desarrollo que se ha producido en China en los últimos años, donde se demolían muchos asentamientos y barrios para construir moles que no mantenían ninguna relación con el lugar. Wang Shu defiende el cuidado de la tradición para recuperar esas formas de construcción y actualizarlas hoy en día. Uno de los museos que ha diseñado está construido con materiales de demoliciones de la zona donde se ubica el centro. Además, él suele delegar el diseño de las fachadas a los albañiles, que son los que saben cómo se colocan las tejas, lo que le da un valor añadido a su arquitectura.
– La exposición que acogerá el Instituto de Arquitectura a partir del jueves, 'Habitar el cambio', mostrará parte de su trabajo.
– Sí, y lo interesante de esta exposición es que habla sobre esa relación etimológica entre las ideas de reconstruir, rehabitar y repensar la propia disciplina. Wang Shu y Lu Wenyu van a aportar tres proyectos, que se ubicará cada uno en una sala, y esas piezas dialogan, comparten espacio con obras de jóvenes arquitectos locales e investigadores extranjeros. Es una exposición coral.
–¿Qué otros ponentes destacados van a participar en la bienal?
– Los artistas que participan en la exposición van a ofrecer conferencias en las tres capitales vascas. En Donostia, Mireia Luzárraga, del estudio TAKK de Barcelona, hablará el día 26 sobre una nueva forma de entender las distribuciones interiores de las viviendas. Y al día siguiente, el arquitecto Ramón Faura repasará el campo del diseño de la arquitectura desde la Segunda Guerra Mundial.
– ¿La programación va dirigida a los profesionales del ámbito de la arquitectura, o al público en general?
– Uno de los objetivos de la bienal es acercar la arquitectura a un público más amplio, para poder generar un conocimiento de la buena y mala arquitectura, y para entender que es algo que nos afecta de forma muy importante en nuestro día a día. Las conferencias tendrán un carácter más teórico, pero hay otro tipo de actividades, como visitas guiadas o talleres, que son más activas y están dirigidas al público en general.
– Durante la bienal se construirán tres pabellones efímeros, uno de ellos ya está visible en Sagüés. ¿Qué función van a tener?
– Los tres pabellones son muy sensibles al mensaje que quiere transmitir la bienal. No son objetos que se construyen porque sí, sino que tienen un relato y una intención, y explican que la arquitectura puede ser diseñada desde la itinerancia y que puede servir como mensaje para trasladar problemáticas y generar pensamiento en el espacio público. En el caso de 'Lost Forest', hace alusión a un fenómeno devastador como son los incendios forestales, y se ha construido con criterios de sostenibilidad y circularidad. La madera utilizada se ha traído de Navarra, y al finalizar la bienal volverá allí, donde se reutilizará. Con esos mismos criterios se levantarán los pabellones Habit(atu)z en Bilbao y Argi en Alderdi Eder, este último diseñado por profesores y alumnos de la Escuela de Arquitectura y construida con materiales recuperados del decorado de una película. Es una instalación que se ha creado para la itinerancia, para que se pueda montar y desmontar rápidamente y sea fácilmente transportable.
– Es su primer año como comisaria de la Bienal Mugak. ¿Cómo afronta el reto?
– El comisariado es un trabajo que me gusta mucho y lo hago a menudo en el ámbito de la arquitectura. De hecho organizo todos los años en Bilbao el festival Urbanbat. Creo que es un trabajo muy bonito. En el caso de Mugak, requiere un trabajo ingente, porque este año se han sumado muchas entidades, con las que previamente hay que hablar y acordar muchas cuestiones. Llevo desde marzo del año pasado trabajando aquí, y ahora toca ya celebrar el fruto de este trabajo.
– ¿Cómo se articula un evento de estas características?
– Con muchas horas de conversaciones y reuniones con todas las entidades. Mugak es un proyecto promovido por el departamento de Vivienda del Gobierno Vasco, y resulta interesante que instituciones públicas promuevan este tipo de encuentros. La bienal colabora con el Festival de Arquitectura Urbana TAC!, y también con otras entidades relacionadas, de una forma u otra, con la arquitectura. Todas son necesarias, porque cada una tiene su papel.
– Por las dimensiones que está adquiriendo, ¿se puede afirmar que la bienal se ha consolidado?
– Yo creo que sí. En este tipo de eventos se dice que cuando has tenido la capacidad y la energía de celebrar la tercera edición se puede decir que está consolidado. Pero creo que este año hemos dado un salto cuantitativo y cualitativo, en cuanto a los participantes y proyectos que se exponen.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La segunda temporada de Memento Mori se estrenará este mes de abril
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.