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Probablemente, si hoy se realizara una encuesta entre los jóvenes, la inmensa mayoría de ellos no sabría quién fue Hedy Lamarr aunque, de hecho, en su faceta menos conocida, inventó algo que utilizan constantemente, el sistema WiFi. Si el mismo sondeo tuviera como objetivo a ... la población de tercera edad, por regla general tampoco ellos conocerían este extremo, pero todos, sin excepción, recordarían a una de las actrices más hermosas de la época dorada de Hollywood. Su vida, un largometraje escrito por el guionista de imaginación más desbordante, comenzó en Viena el nueve de noviembre de 1914 y se apagó el diecinueve de enero de 2000, en Florida. Superdotada, abandona sus estudios de ingeniería para dedicarse a la interpretación, siendo la primera actriz en aparecer desnuda en una película, 'Éxtasis' (1933). A raíz de ella, el multimillonario de la industria armamentística Friedrich Mandl, simpatizante del régimen nazi que acuerda un matrimonio de conveniencia en lo que será, según Lamarr, una esclavitud que concluye con una huida rocambolesca planeada a la perfección y que se cierra a bordo de un barco, en singladura a los Estados Unidos.
Un episodio más que relevante porque, mientras dura su encierro a manos de un marido machista en grado obsesivo, Hedy (Hedwig Eva Maria Kiesler) observa el trabajo de los ingenieros de su esposo y desarrolla, en colaboración con su amigo y pianista George Antheil, un nuevo y revolucionario sistema inviolable de guiado de torpedos por medio de radiofrecuencias y que será clave durante la II Guerra Mundial. Un invento entre otros muchos.
Ahí es, precisamente, donde arranca 'Objetivo Hedy Lamarr', la última propuesta de la editorial Grafito, centrada, evidentemente, en la figura de la artista y científica merced al trabajo del escritor Ricardo Vilbor, el dibujante Ángel Muñoz y el colorista Abel Pajares. Vilbor, nacido en Valencia en 1979, profesional desde que en 2012 publica bajo el sello de Norma su primera obra, 'Valentía', y en 2015 'Carroñero' y 'Chorizos atraco a la española'. Un guionista inusual, versátil y cómodo en diversos géneros. En cuanto a Muñoz, (Quart, Girona, 1978), quien inició y luego abandonó estudios de diseño gráfico para publicar, en 2003, 'La traición sabe a oro negro' y, tras años de trabajo, 'Rapide', (2010) el viaje del avión que sería el encargado de trasladar a Franco en vísperas del golpe de estado, ya un veterano en el manejo de personajes históricos. Finalmente, el color, obra de Pajares, autor de la tira online 'El Playboy mutante', debutante en 2010 con 'Condón' y años más tarde con 'TBO4Japan', 'Cuentos impopulares' (2014 y 2017).
Y no, no es el primer cómic dedicado a tan extraordinaria mujer, los hay más o menos afortunados en su ejecución, centrados en descubrir esa faceta oculta tras un rostro de belleza deslumbrante. Pero sí es el primero en construir una trama donde el espionaje y la acción más desbocada se mezclan con sucesos que acontecieron en verdad.
Nunca ha sido sencillo ese juego, orquestar realidad y ficción. Complejo porque caer sin pretenderlo en lo cómico a base de realzar las anécdotas famosas del personaje en cuestión sucede, o porque incurrir en lo aburrido, a fuer de destacar solo los episodios dramáticos, también suele ser un epílogo no deseado.
Sin embargo, 'Objetivo Hedy Lamarr' es, en efecto, muy divertido, pero no en el sentido recién expuesto, sino en el más noble del término. La premisa, de nuevo, es real, en cuanto al escenario. La actriz se halla en pleno rodaje de 'Sansón y Dalila', acompañado del galán Victor Mature y, a partir de ahí, sin perder ni un segundo, la acción de desboca. Agentes alemanes enviados a los Estados Unidos con el objetivo de recuperar los planos del invento de Lamarr y, de paso, asegurarse de que la joven no vivirá para volver a realizarlos. Para evitarlo, el servicio secreto americano infiltrará agentes que defenderán, a cualquier precio, a la actriz. ¿O las cosas no se van a desarrollar exactamente así? Porque quizás nadie sea quien dice ser. Así, dicen, es el espionaje.
Un guion eficaz, rápido, sencillo de leer (lo cual nunca es un defecto), apoyado en el dibujo del llamado estilo línea clara valenciana de Muñoz. Trazos, en consecuencia, limpios, básicos sobre todo en la ambientación, con un color en la línea de la propuesta y siempre a la caza de la fluidez.
'Objetivo Hedy Lamarr' se convierte, así, en una lectura que entretendrá al lector y que, de paso, le permitirá conocer mucho más de una mujer excepcional.
Ahora bien, ¿qué es verdad y qué ficción?
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