![Dame una orilla y moveré el mundo](https://s3.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/2024/07/19/paris-RlpEdAysYENIvoakauQNmXM-1200x840@Diario%20Vasco.jpg)
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De pronto, un viernes festivo. Bajo a la playa a media mañana, la hora de los jubilados, los rentistas y los turistas. La sociología del paseo por la orilla cambia según las horas. A las ocho de la mañana cada vez hay más usuarios: los ... que playean antes de trabajar y los concienciados que conocen los males del sol del mediodía. A las nueve de la noche, que es la hora que practico últimamente los días que trabajo, te encuentras a los currantes que han descubierto que es mejor afterwork el baño crepuscular que las cervezas del bar. Julio es la orilla de La Concha y el jazz. Nado hasta el gabarrón: de momento es un lujo que no depende del antivirus de Microsoft. Si Arquímedes hubiese sido socio del Eguzki le habría bastado una orilla para mover el mundo. O así.
Viva el Jazzaldia. Cada vez hay más festivales de música por el mundo, mayores y más mediáticos. Por eso hay que reivindicar el Jazzaldia, tan implicado en la ciudad, tan popular en la playa, tan sugerente en la Trini. Mañana hay prólogo de lujo: Iñaki Salvador reinterpreta a Laboa en Chillida Leku. No se me ocurre plan mejor: los ecos de Chillida y Laboa, un espacio mágico y el genio de nuestro «hombre del piano» y sus amigos músicos (me cuentan que el otro día Iñaki y otras buenas gentes del arte donostiarra rindieron homenaje íntimo, divertido y merecido a Kike Díaz de Rada, el maestro del teatro recientemente fallecido).
Paris, toujours. El paseo por la orilla y el Jazzaldia son nuestros deportes olímpicos: los deportes olímpicos de verdad irrumpen en unos días en París con los Juegos. Lo francés no está precisamente de moda en el barómetro de lo 'cool', pero algunos seremos francófonos hasta el final. Los galos se han inventado un modelo que es la reinvención de los Juegos: meterlos otra vez en el corazón de la ciudad, encardinados con la 'grandeur' local. Es brillante la idea de hacer la ceremonia inaugural surcando el Sena y celebrar muchas de las pruebas en recintos históricos como el Grand Palais o a la sombra de la Torre Eiffel. Ojalá les salga bien: de momento sus ministros y alcaldesa se bañan en el río, al estilo Fraga en Palomares, para demostrar la calidad sanitaria de las aguas, y los turistas se quejan de que el acceso a casi todo está restringido por culpa de la seguridad. Pese a todos, a veces dan tentaciones de coger el tren en Hendaya y pasar al menos un día en el París olímpico: pocas veces habrá unos Juegos tan cerca de casa. Si no, siempre nos quedará disfrutar de Donostia como sede del Mundial de fútbol del 2030...
Lectora Chourraut. Escucho, como cada domingo, la conversación en la Ser entre Javier del Pino y Juan José Millás e invitan a Maialen Chourraut, la piragüista guipuzcoana que aspira a revalidar medalla olímpica. Resulta que Maialen es fiel oyente de 'A vivir que son dos días' y lectora de Millás. Qué bueno escucharla hablar de libros (con guiño a la librería de su padre en Lasarte y la pasón lectora de su hija) a la vez que de piraguas. Mi medalla ya la tiene.
Gibraltar español. Toda la Eurocopa hablando de la selección española como modelo de un nuevo país, de ejemplo de integración de culturas, de jóvenes alegres y educados, y se acaba celebrando al grito de 'Gibraltar español', canto de juerguistas cañís de hace medio siglo. Menos mal que a cambio tenemos la celebración sorpresa en Eibar con Mikel Oyarzabal. Observen, como si fueran Begoña del Teso o Carlos Boyero en una sala de cine ante la última Hong Sang-soo, el vídeo grabado por Alex Muguruza, el peluquero, siguiendo a su amigo: es un plano secuencia perfecto. Siempre nos quedará Eibar.
Mercados. Sigue diciendo Odón Elorza que uno de sus grandes errores en la alcaldía fue no preservar los mercados. La Bretxa sigue luchando por su nueva cara y San Martín se reestrena tras la reforma. Ya hay polémica donostiarra: que si es demasiado de diseño, que si su luz es más de pub que de venta de manzanas. Yo me quedo con lo bueno: San Martín apuesta por sus asentadores, mantiene a los clásicos, se moderniza sin perder la tradición. La buena noticia es que sigan los mercados propios, aunque sean de disseny, en el mundo de las franquicias.
Noche en San Telmo. Aún hay quien dice que en Donostia «pasan pocas cosas». Pasan muchas, y les recomiendouna más: esta noche el Museo de San Telmo celebra su 'noche blanca': entrada gratis, bar abierto, el encanto de los museos 'by night'.
mezquiaga@diariovasco.com
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