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Hoy toca txupinazo sanferminero, y sigue la resaca de Eurocopa, y se respira verano pese a las tormentas, y los turistas llenan Gipuzkoa, y el ... Tour sigue agitando sobremesas. Hoy es un día muy Hemingway. Cuando llegan estas fechas relajadas y el 'tema' no está claro siempre hay que invocar a Hemingway.
Para los lectores más jóvenes el escritor norteamericano es un nombre de resonancia viejuna y lejana, pero habría que explicarles que fue una especie de Instagram, o de Tik tok, de vivencias, paisajes y aventuras. Hemingway fue un 'influencer' antes de que existiesen las redes sociales, y por eso durante tanto tiempo tantos lugares exhibían la etiqueta de 'Hemingway estuvo aquí'. Luego lo 'cool' y diferenciador fue decir 'Hemingway no estuvo aquí', como también hoy lo diferenciador es contar que uno está fuera de Instagram.
Cuando llegan estas fechas uno siempre escribe el artículo del gabarrón y el de los sanfermines. El de los sanfermines lo escribiré la semana que viene, porque no empiezan hasta hoy: siempre defiendo que la de Pamplona es la fiesta más 'local' para muchos guipuzcoanos porque en Iruña, cerca y lejos a la vez, uno se suelta el pelo más que en casa.
Y el artículo del gabarrón lo escribe hoy Hemingway. Hay una exposición en la casa de cultura de Aiete que recoge la relación del autor con el País Vasco, con numerosos materiales. Siempre se ha asociado al autor de 'Fiesta' (The Sun Also Rises, en su título original) con Pamplona, pero el periodista y novelista también fue un intenso viajero por otros territorios vascos y disfrutó mucho de San Sebastián. Son una delicia sus escritos ambientados en la ciudad. Uno de sus personajes, por ejemplo, nada hasta 'la balsa' en medio de la bahía (o sea, el gabarrón) y cuenta el paisaje que ve. Hemingway comió en el mítico Azaldegui de Miraconcha, se aficionó a la pelota en el frontón Moderno, frecuentó El Chofre y una tarde de 1959 se reunió en en el hotel María Cristina con el escritor José de Arteche para cederle los derechos en euskera de 'El viejo y el mar/Agurea ta Itxasoa'. Y en 1929 compró unas litografías de Goya en una librería que, según algunos estudiosos, bien pudo ser Serván en la Plaza del Buen Pastor.
Hemingway quizás escribiría ahora de la Eurocopa. Ayer el partido de España con Alemania volvió a lograr audiencias millonarias. Esto del fútbol desata pasiones nacionales que a veces excitan los bajos instintos: en el caso de 'la Roja' lleva a algunos a asistir a los estadios con monteras taurinas. Pero más allá de los tópicos esta selección cae bien, con tantos realistas (¡con Merino de héroe!), esa dupla de jóvenes traviesos formada por Nico Williams y Lamine Yamal y ese entrenador, Luis de la Fuente, que es de Haro. ¡Nadie de Haro puede caer mal!
Qué importantes son los talantes para llegar bien a la gente. Recuerden aquel Madrid, tan antipático en tiempos de Mourinho y CR7 y más amable con el caballero Ancelotti en el banquillo. Todo eso ya lo intuía Hemingway.
Joaquín Sabina empieza a anunciar, otra vez, el adiós a todo esto. Lleva tantos años de sustos que pareció que ya se había ido, pero no estaba muerto, estaba de parranda. Hace un año emprendió una larga gira que se llamaba inteligentemente «contra todo pronóstico» porque nadie imaginó que con su mala salud de hierro fuera capaz de afrontarla. Pero la cumplió con éxito, en España y en América. Este muerto está muy vivo.
Ahora anuncia una gira con también certero nombre: 'Hola y adiós'. Será el próximo año, por grandes escenarios, a los dos lados del charco. Ojalá pase por Donostia. Es su 'agur' para despedirse educadamente de sus legiones de seguidores y para hacer 'caja' antes de la jubilación, aunque también precisa que seguirá escribiendo, y quizás cantando en ámbitos más pequeños. La despedida de Serrat (a quien tanto aplaudimos en el Kursaal hace dos años) sí fue definitiva, pero para Sabina esto es de momento una estrategia de amor y batalla.
El músico se ha convertido en esclavo de su personaje y de sus propios tópicos, como vimos en el a la vez revelador documental de León de Aranoa, y también sabemos que ahora lo que se lleva es criticarle, pero fue y es un enorme autor de canciones que perduran en la memoria de tantos. Sabina, un respeto.
mezquiaga@diariovasco.com
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