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Leire Martínez en una imagen promocional y Mikel Ayestaran en la bahía. DV / Iñigo Royo
Merendar con Mikel Ayestaran, desayunar con Leire Martínez
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Merendar con Mikel Ayestaran, desayunar con Leire Martínez

El periodista llenó Aula DV con sus 'Historias de Gaza' rodeado de familia y amigos; la cantante llega como una 'descarga libre' en un mundo tan correcto / Altzo, Alkiza, Larraul... y San Bartolomé

Mitxel Ezquiaga

San Sebastián

Sábado, 12 de abril 2025, 00:11

Una noche te acuestas con Mikel Ayestaran y la mañana siguiente desayunas con Leire Martínez: ejercer de Tribulete era esto. Bueno, exagero (el tribuletismo también supone exagerar): ño de Ayestaran fue una tarde-noche histórica en Aula DV, mezclando con sutileza la gran historia de Gaza con su relato personal, y mi 'desayuno' con Leire fue en realidad una entrevista tempranera donde la cantante contó con una sinceridad no habitual la traumática ruptura de La Oreja de Van Gogh y el inicio de su nueva etapa.

Son mis dos personajes portátiles de la semana: el periodismo junta a extraños compañeros de página. Como soy un señor mayor conozco a los dos desde hace muchos años, cuando cada uno empezaba en lo suyo. Ayestaran llegó a la Redacción de DV con su gran talento y mejor talante y pronto quiso volar: el mundo era más grande que Ibaeta. Ahora publica estas 'Historias de Gaza' en las que vuelve a redondear la crónica brillante de sus libros: habla de aquel territorio y de sus gentes pero también de su propia peripecia personal y familiar, todo engarzado de forma que el lector empatice.

La presentación del miércoles en el Aquarium fue apasionante, en conversación con su colega Karlos Zurutuza. Quienes organizamos Aula DV lo vivimos también con cierta frustración al ver cuánta gente se quedó fuera, pero el aforo no daba para más. El tirón de Mikel superó cualquier previsión. La próxima habrá que hacerla en el estadio de Anoeta.

Ayestaran estaba bien rodeado, con sus padres y hermana. Su mujer y sus hijos se quedaron, «para no perder cole», en Estambul, o Constantinopla, como él la llama evocando la vieja denominación, donde vive ahora la familia tras sus intensos años en Jerusalén. Antes de la charla, asomado a la bahía, el cronista beasaindarra reflexionaba sobre «el oasis» en que vivimos aquí mientras ocurren tantas desgracias a solo 3.000 kilómetros.

La canción de la ruptura

También conocí a Leire ya antes de que entrara en La Oreja. La cantante está de promoción con el estreno de su nueva etapa en solitario y pude entrevistarla: me regaló un rato de charla reflexiva sobre la ruptura (esa noche contó lo mismo a David Broncano con más dosis de espectáculo). En un mundo tan políticamente correcto y medido la nueva Leire, que en realidad es la Leire de siempre, es un torrente de libertad. Dice lo que quiere, responde a todo y habla sin odio pero sin medias tintas. El 'drama público' que fue la separación del grupo sigue necesitando una explicación: no pueden liquidarse tantos años en un comunicado de cinco líneas y desaparecer, porque si no hablas tú ocuparán el terreno otros, que probablemente opinen sin tener ni idea. Leire lo sabe y por eso habla.

También conozco y aprecio desde sus inicios a los chicos de la banda, que escuchan injustos improperios en las redes. Esperan que pase el temporal y «siguen componiendo y trabajando», según la versión oficial y lo que te cuentan ellos mismos cuando te los encuentras en la pequeña Donostia.

Suerte a Leire, suerte a los varones que mantienen el estandarte de La Oreja de Van Gogh y suerte a Amaia, hagan lo que hagan. Quien quiere escaparse de nuestras guerras pequeñas que lea las guerras de Ayestaran y relativizará. Les recomiendo su libro.

Altzo, Alkiza, Larraul: algunos ratos felices

Muchas mañanas paseo por La Concha, algunas tardes viajo a eso que llamábamos 'Gipuzkoa profunda'. Visité Altzo Azpi y su iglesia para conocer la fascinante exposición sobre los mil años de Ipuskoa con quince miradas contemporáneas inaugurada ayer. Es una iglesia atractiva, ya desacralizada, en cuyas paredes se medía el Gigante de Altzo, y con una pila bautismal que según quienes saben «irradia una energía esprcial». La comisaria de la exposición, Elena Arrese, me guió por ese elogiable mapa de contrastes.Días antes volví a Ur Mara, ese «Chillida Leku en salvaje» de Alkiza que levantaron Koldobika Jauregi y Elena Cajaraville y que ella mantiene ahora con su hija Gerezi. Sigo recomendando vivamente ese lugar. Y me escapé también a Larraul para conocer Zirta, el 'ostatu' del que todo el mundo habla. Esta vez fue solo para un pintxo en la barra, pero vi a sus nagusis, Iker Uranga y Lorena Arteaga, atareados en ultimar su participación en el concurso de pintxos de bacalao de esa tarde en Pasaia... que volvieron a ganar. Zorionak.

P.d.: Parar San Bartolomé. Lo conté aquí: hasta el propio gobierno municipal admitía 'off the record' que el proyecto de centro comercial y parking en San Bartolomé no era el idóneo, «pero es una herencia pactada que debemos respetar», decían. Al final se ha recapacitado a la vista de la contestación ciudadana. Si la política es el arte de resolver problemas bienvenida sea la negociación para detener un proyecto en el que casi nadie creía.

mezquiaga@diariovasco.com

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