Mueven blancas
SALÓN DE FUMAR ·
Alberto Moyano
Domingo, 28 de octubre 2018, 08:38
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SALÓN DE FUMAR ·
Alberto Moyano
Domingo, 28 de octubre 2018, 08:38
El facha vive como pocos el drama de la contradicción. Hablo del facha autoritario, racista y xenófobo sin complejos, el que ha hecho de todo esto un corpus político y lo defiende con ardor, no al de «yo no soy racista, pero...» o al de «cómo voy a ser homófobo si tengo muchos amigos maricones». Así, se ve obligado a sostener que los extranjeros vienen a robarnos el trabajo y, de forma simultánea, que vienen a vivir de las ayudas sociales, cuando es obvio que las dos cosas no pueden ser; que al inmigrante le regalan el piso y, a la vez, que la ciudad se ha llenado de gente que duerme en la calle; que Europa es para los europeos y por eso exigirá censos y expulsiones masivas de gitanos que, como se sabe, sólo llevan unos cuantos siglos en nuestro continente. Ítem más: que las cámaras de gas no existieron, pero que a los judíos habría que eliminarlos de la faz de la tierra.
Con exquisita puntualidad histórica, el próximo mes llega a las librerías de la mano de la editorial Hoja de Lata la novela de Eiríkur Örn Norðdahl 'Illska-La maldad', una radiografía de la ola de xenofobia desatada en la vieja Europa en la que algunas pinceladas en forma de ensayo no entorpecen la lectura de lo que es una obra narrativa. La novela salpica los episodios históricos acontecidos en la localidad lituana de Jurbarkas durante la II Guerra Mundial, el devenir de una turbulenta historia de amor a tres bandas con la Islandia actual de fondo y las consideraciones de orden político y social. Entre estas últimas, lo fácil que resulta ser 'progre' y partidario de la sociedad abierta cuando tu trabajo no entra en competencia con el de «limpiadoras tailandesas, vendedores turcos de kebab o herreros polacos»; la propensión de algunos oprimidos a integrarse entre los opresores como una forma de pasar desapercibidos; el temor al extranjero, no entre los desempleados, sino entre quienes temen perder su empleo; o el activismo social de la ultraderecha, en tanto «los izquierdistas leen a Zizek en las bibliotecas universitarias y sacuden la cabeza mientras escriben blogs»; en resumen, el cultivo extensivo del miedo como palanca de cambio político. Escrita hace seis años, el tiempo ha dado la razón al autor de 'Illska-La maldad'. Quizás incluso pecó de optimista.
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