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Blond:ish.

Viaje con nosotras

Llegan las hippies del techno: las canadienses Blond:ish, creadoras de una música sensual, exótica y espiritual, pinchan en Bilbao

Carlos Benito

Martes, 9 de febrero 2016, 16:35

Pocas webs de agencias de viajes muestran tantos rincones exóticos como los perfiles del dúo Blond:ish en las redes sociales. Y, desde luego, la mayoría de esos vendedores profesionales de sueños no consiguen dar tanta envidia: Vivie-ann Bakos y Anstascia DElene Corniere, que así se llaman estas dos canadienses, dan la impresión de pasarse la vida de aquí para allá, en perpetua persecución del sol, sumidas en un nomadismo hedonista que les lleva por los lugares más maravillosos del planeta. Se supone que a menudo les tocará tocar o pinchar en esos agujeros negros a los que tan propenso es el mundo del techno, pero la nocturnidad de ambiente cargado pocas veces aparece en sus álbumes de fotos, donde lo mismo las vemos perfiladas sobre un anochecer perfecto (o quizá un amanecer, quién sabe con estos horarios de la electrónica), que haciendo yoga junto a una cascada del Palenque mexicano, jugando con iguanas en alguna selva, posando extáticas en mitad de un campo de lavanda de Provenza, dándose un chapuzón en las islas brasileñas de Fernando de Noronha o vestidas de bermellón en un 'ashram' hindú. Vivir, lo que se dice vivir, Blond:ish lo hacen ahora mismo en Barcelona, pero su rutina profesional las convierte en saltimbanquis del planeta, de Ekaterimburgo a Melbourne pasando por Bogotá, Estambul, la isla caribeña de San Martín o, ahora, Bilbao.

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Su música también tiene mucho de viaje, a la vez geográfico y espiritual. Aunque a veces dan algún rodeo para evitar esa palabra, tan cargada de connotaciones no siempre positivas, Blond:ish son dos hippies del techno que se plantean su música como una vía hacia el autoconocimiento, la espiritualidad, la conciencia expandida y la hermandad universal. En sus brincos por el atlas van haciendo acopio de grabaciones de campo -les gusta registrar todos los sonidos que les llaman la atención- y de experiencias iluminadoras que después les sirven de material para sus composiciones, piezas de psicodelia electrónica caracterizadas por la sensualidad abigarrada y los aromas de otras culturas. Sin embargo, todo empezó de manera mucho menos colorista en 2007, allá en Montreal, cuando Anstascia (con raíces familiares en Rusia) y Vivie-ann (de raíces húngaras) pusieron en marcha un club de house al que bautizaron irónicamente como Blond:ish, algo así como 'medio rubias' o 'tirando a rubias'. A lo largo de su carrera han grabado para sellos emblemáticos como Kompakt o Get Physical, han remezclado a artistas de primera fila como Depeche Mode, se han convertido en una presencia fija en la «orgía apocalíptica seudotribal» del festival Burning Man (la descripción es obra del generador automático de descripciones del evento) y también han ido profundizando en su objetivo de buscar la revelación a través de la diversión.

El panadero cantarín

Ese interés por la trascendencia y el viaje psíquico cristalizó el año pasado en su primer álbum, 'Welcome To The Present', un disco ambicioso en el que aspiran a «que se escuche el espacio entre las notas». La manera de confeccionarlo fue inequívocamente 'blond:ishiana', con dos retiros sucesivos en parajes hermosos rebosantes de cultura ancestral. Primero, el dúo se fue a México y alquiló una casa en Tulum, la ciudad amurallada de la Riviera Maya, donde fueron grabando todo el material, y más tarde aprovecharon una estancia de tres semanas en la India para meditar sobre lo que habían hecho y, entre otras tareas, poner título a las canciones. El resultado es una expedición sonora que exige cierta paciencia a los fanáticos del baile, porque buena parte de su minutaje es una especie de ambiente cosmopolita, envolvente, embriagador, en el que tan pronto se escuchan grillos como la voz del filósofo británico Alan Watts. En varios temas hay colaboraciones de personas a las que Blond:ish se han encontrado por el camino: por ejemplo, una familia alemana aficionada a entonar mantras a la que conocieron en Tulum o un intérprete de santur indio al que descubrieron en un festival tántrico, aunque les falló el panadero de voz hipnótica que descubrieron en un hotel de la Riviera Maya, porque se trataba de un tipo peculiar que solo aceptaba cantarles a sus bollos.

De todas formas, hay que tener en cuenta que las ensaladas ayurvédicas y la vibración universal son perfectamente compatibles con unas sesiones de DJ descritas como «caos organizado», en las que el ritmo manda y las propias artistas acaban a veces desmadrándose: por algo son el alma de la fiesta en tantos festivales de liberación playera. ¿Hacia dónde tirarán sus 'sets' bilbaínos? «En el museo haremos una sesión abstracta de DJ, seguramente con algunos elementos de música en vivo. No se trata de nuestro espectáculo en directo para 'Welcome To The Present', pero desde luego sí que va a tener algunos componentes de eso. Después, lo de Fever estará más relacionado con la música de club», explican a este periódico. La velada del Guggenheim, dentro del ciclo Art After Dark, se completa con Aníbal Gómez (el 50% de Ojete Calor, en su rol de pinchadiscos ecléctico) y con el radical chic del local Madel, mientras que en el club Robot de Fever pincharán también Auto y Juan Solo.

Vídeo: Blond:ish - 'It Starts Now'

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