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M.C. Schmidt y Drew Daniel.

El disco en el que solo suena una lavadora

El dúo Matmos ha hecho música con biblias, úteros de vaca, jaulas para ratas e incluso operaciones de liposucción. Ahora le toca el turno a la Whirlpool que usan para la colada

Carlos Benito

Martes, 16 de febrero 2016, 19:45

En una competición de artistas poco convencionales, el dúo estadounidense Matmos ocuparía un puesto destacado. Drew Daniel y M.C. Schmidt llevan veinte años indagando maneras de hacer música con muestras sonoras de lo más variopinto, trazando una trayectoria propia en la que se cruzan lo concreto, lo conceptual, lo electrónico y lo industrial. Utilizar 'samples' singulares no es exclusiva suya, y lo demuestran piezas tan comentadas como el 'Bespoken' de Johnnyrandom (creado exclusivamente con ruidos extraídos de una bicicleta) o el 'Pig' de Matthew Herbert (que se nutre de los sonidos de la vida de un cerdo, desde el nacimiento hasta el matadero), pero es cierto que Matmos han demostrado particular constancia e imaginación a la hora de sacar partido a esta herramienta creativa: en su perfil oficial enumeran algunas de sus materias primas, a saber, «tejido nervioso amplificado de una langosta, las páginas de una biblia, agua golpeando platos de cobre, cirugía de liposucción, cámaras y grabadoras de vídeo, cirugía de implante de barbilla, micrófonos de contacto sobre el cabello humano, jaulas para ratas, tanques de helio, un útero de vaca, calaveras humanas, caracoles, cigarrillos, cartas barajándose, cirugía láser en el ojo, cojines tirapedos, globos, ropa fetichista de látex, gemas de imitación, trenes polacos, insectos, máquinas de soporte vital, colchonetas hinchables, sal de roca, monedas de oro, un arroyo helado derritiéndose al sol, un cubo de diecinueve litros de avena...».

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Todo eso suena en algún pasaje de la discografía de Matmos, un dúo que obtuvo su momento de mayor exposición pública a través de la colaboración con Björk en el álbum 'Vespertine' y las dos giras subsiguientes. Ahora, han encontrado en el sótano de su propia casa de Baltimore el 'instrumento' con el que han grabado íntegramente su nuevo álbum: su lavadora, la Whirlpool Ultimate Care II con la que esta pareja sentimental y artística hace habitualmente sus coladas. El disco, que se editará este viernes, se titula simplemente 'Ultimate Care II', a modo de homenaje y reconocimiento al electrodoméstico que tanta higiene y creatividad ha aportado a sus vidas. Hay que aclarar antes de nada que no se trata de una grabación de campo 'hard', que consistiría en escuchar íntegro un ciclo de lavado de la Whirlpool, aunque algo de eso hay: el disco se abre con la ruletita de selección de programa y el inconfundible fluir del agua y se cierra con los pitiditos que avisan de que la ropa ya está lista, pero entre esos dos extremos solo hay un breve paréntesis de cuatro minutos en el que simplemente oímos lavar. El resto no resulta fácil de identificar con el sufrido aparato: además de grabar su funcionamiento de mil maneras, Matmos y sus colaboradores han aprovechando la caja de resonancia de la lavadora para utilizarla como percusión, la han frotado, la han vapuleado y después han procesado las muestras hasta distanciarlas de su referente. «Hay elementos que suenan como instrumentos de viento, bombos, xilófonos y ondas sonoras sinusoidales», detallan.

Absorbidos en una espiral

El resultado es una suite que abarca diversos estilos y que su sello, Thrill Jockey, califica con aparente sorpresa como «música extrañamente escuchable». La propia discográfica se ha adelantado a los comentarios de los escépticos, porque siempre hay gente que reacciona con cierta agresividad a maniobras tan aventuradas como las de Matmos: «Es probable que enfurezca a algunas personas y atraiga a otras. ¿Estamos ante el nuevo traje conceptual del emperador, ante un nostálgico ensueño doméstico, ante una parodia de las novedades recientes en la filosofía 'orientada al objeto', ante un alegato feminista sobre la alienación de las tareas domésticas, ante una elegía por un modelo que ya no se fabrica o simplemente ante una inmersión en la belleza de los ruidos de la vida cotidiana?», plantean, como centrifugando explicaciones.

Los miembros de Matmos, entrevistados por Pitchfork, han admitido que también a ellos, al principio, la idea les pareció un tanto peregrina. Se le ocurrió a Martin, que es el encargado de la colada, mientras tamborileaba sobre la máquina esperando para sacar la ropa. Como son gente con sentido del humor y amante de los retos, pronto acometieron de manera metódica la labor de registrar sonidos para ver qué se podía hacer con ellos. «Una lavadora proporciona la experiencia de verte forzado a escuchar un 'drone' durante cuarenta minutos. Es un instrumento de 'noise' en tu casa. Todo el mundo tiene en el sótano este espectáculo de ruido en plan 'hazlo tú mismo'. Y todos hemos tenido la experiencia, tanto si habíamos tomado drogas psicodélicas como si simplemente soñábamos despiertos, de vernos absorbidos por ese patrón en espiral que va cambiando a medida que se mueven las ropas y que la velocidad aumenta y disminuye. ¡Hay tanta musicalidad en eso!», han declarado en Pitchfork. Además, están entusiasmados con la perspectiva de salir de gira con su lavadora, porque les ahorrará la «pesadilla» de buscar sitios donde hacer la colada.

Vídeo: Matmos - 'Ultimate Care II, fragmento tres'

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