Borrar
Urgente Las 10 noticias clave de la jornada
El grupo en Cannes.
Veinte años de zigazig-ha

Veinte años de zigazig-ha

Eso es lo que de verdad, de verdad, de verdad querían las Spice Girls, según repetían una y otra vez en la canción que puso el mundo a sus pies. Mañana mismo, ‘Wannabe’ cumple dos décadas

Carlos Benito

Miércoles, 6 de julio 2016, 17:12

«¿Tiene sentido conmemorar los veinte años de 'Wannabe'?», se preguntarán los lectores más serios, estremecidos al encontrarse de nuevo ante sus ojos con las Spice Girls en el insultante esplendor de su mocedad. Y es verdad que a lo mejor resultaría más interesante una reflexión sobre el segundo centenario del 'Inno alla primavera' de Luigi Cherubini, pero seamos sinceros: ni los más circunspectos de los aquí presentes tienen la menor idea sobre el himno de marras y, sin embargo, la inmensa mayoría somos capaces de tararear aquel primer sencillo de las alborotadas muchachas británicas. En realidad, resulta mucho más difícil dejar de tararearlo. Y no, por favor, no bailoteen todavía.

'Wannabe', que se editó el 8 de julio de 1996, se convirtió en uno de los éxitos más arrolladores de la música popular de aquella década. Acabó alcanzando el número uno en las listas de treinta y siete países, incluidos el Reino Unido, Estados Unidos y España: en plazas y patios de medio mundo se podía ver a grupos de niñas y preadolescentes ensayando coreografías con 'Wannabe' de fondo. Y lo que más sorprende, repasando su historia a veinte años de distancia, es que se trató de un bombazo mucho menos prefabricado de lo que cabría suponer, hasta el punto de que en buena medida salió adelante pese a la terca y miope resistencia de la industria. Por supuesto, es cierto que las Spice Girls nacieron de un anuncio publicado por una agencia de representación (buscaban chicas «urbanas, extrovertidas, ambiciosas y capaces de cantar y bailar») y que su fama se debió en buena medida al estudiado reparto de roles, en el que cada una asumía una personalidad simplista y lucía un apodo resultón. Pero, pese a eso, quizá eran menos marionetas de lo que muchos supusimos.

'Wannabe' tiene cierto aire punk en su génesis: se compuso en treinta minutos, en una anárquica sesión cimentada sobre las bases de una caja de ritmos, y se grabó en menos de una hora. La escribieron las propias chicas junto a los productores Matt Rowe y Richard 'Biff' Stannard (un tipo en cuyo currículum se codean U2, Kylie Minogue, Ellie Goulding y, ejem, el 'A toda mecha' de Santa Justa Klan) y la compañía Virgin la recibió con escaso entusiasmo. De hecho, el sello se apresuró a encargar una nueva mezcla a un productor estadounidense de R&B, con unos resultados que fueron inmediatamente vetados por el grupo: la versión final respeta los orígenes del tema como híbrido de rap y pop dulzón. Pero la discográfica seguía en sus trece, y también se opuso a que 'Wannabe' fuese el sencillo de presentación de su nueva apuesta: preferían 'Say You'll Be There', menos bullanguera y más comprensible, pero las Spice Girls y sus mentores impusieron la opción que al resto del mundo le pareció inapelablemente lógica.

Arrinconada Victoria

Resulta imposible hablar de 'Wannabe' sin detenerse en dos o tres porciones interesantes de 'trivial', esos datos que dan tanto de sí para lucirse en las charlas de bar. El primero es la letra, claro, con ese diálogo delirante y frenético entre Mel B y Geri: «Te diré lo que quiero, lo que de verdad, de verdad quiero. / Pues dime lo que quieres, lo que de verdad, de verdad quieres. / Te diré lo que quiero, lo que de verdad, de verdad quiero. / Pues dime lo que quieres, lo que de verdad, de verdad quieres. / Quiero, quiero, quiero, quiero, de verdad, de verdad, de verdad quiero... zigazig-ha». El desconcertante 'zigazig-ha' fue una inesperada aportación de las propias chicas, según ha relatado Biff Stannard, y es la guinda absurda del tema: se da por hecho que se trata de una alusión sexual, cómo no, aunque circulan etimologías más aventuradas que vinculan el 'palabro' a los vocablos 'shit' (sí, 'mierda') y 'cigar' (o sea, 'cigarro puro'). Curiosamente, pese a esa urgencia por entregrse al 'zigazig-ha', el meollo de la letra se centra en priorizar la amistad entre chicas por encima del amor heterosexual, una idea nuclear de aquella doctrina del 'girl power' que daba sustancia filosófica (ya, ya, tal vez sea un poco exagerado el término) al quinteto.

En la canción casi no se oye a Victoria, que estuvo ausente de aquella sesión rapidísima en la que se compuso y acabó cantando solo en los pasajes corales. Hasta que Geri abandonó el grupo y ella pudo hacerse cargo de sus partes, la 'spice pija' siempre pareció penosamente arrinconada durante la interpretación de 'Wannabe'. No hay más que verla en el vídeo, esos cuatro minutos sin cortes que estuvieron a punto de rodarse en Barcelona y que parecen tan alejados de la imagen retocada y sintética de las superestrellas de hoy: más allá de sus papeles estereotipados y sus atuendos concebidos como uniformes, las Spice Girls aparecen en el clip como descaradas jovencitas británicas, rebosantes de entusiasmo, que evolucionan por el cuadro con gozosa imperfección y sin ningún miedo al ridículo. No debían de ser muy distintas cuando perdían los papeles en el pub.

De 'Wannabe' ha habido versiones en clave de punk, de death metal o de techno abstracto. Hemos visto a Eva Longoria dramatizar su letra, como si fuese un diálogo de culebrón, y también a Adele cantarla dentro de un coche: «Ellas me hicieron lo que soy», ha llegado a decir de las Spice Girls la artista más vendedora de la actualidad, que tenía 8 añitos cuando salió 'Wannabe' y se obsesionó con el grupo. Esta misma semana, la organización Project Everyone ha difundido una versión de aquel locuelo videoclip, en la que artistas de India, Nigeria, Sudáfrica, el Reino Unido, Canadá y Estados Unidos convierten la canción en una reivindicación de la igualdad entre sexos: el misterioso 'zigazig-ha' que tanto ansiaban las Spice Girls se convierte aquí en metas nobles como acabar con la violencia de género, eliminar el matrimonio infantil o lograr la equiparación salarial. Y ahora ya va siendo hora de bailotear como si tuviésemos veinte años menos.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco Veinte años de zigazig-ha