Adrianna Gaultier (Leaburu, 1993) es una comunicadora. Y desde hace un año y medio le gusta hacerlo a través de la música, una montaña rusa en la que nunca te detienes. Es dj y se está abriendo hueco en la escena vasca con su música electrónica en un mundo donde aún escasean las mujeres. Pero ella no se arredra. Tiene el ego en su punto medio. Quiere crecer. Tiene proyectos. Y se expresa con tanta naturalidad como fluyen sus melodías. Dicen quienes la conocen que le gusta sorprender al público. Y eso, sorprender, tiene mérito en unas sesiones donde últimamente toda música suena igual. O muy parecida.
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Quedamos con ella en un Dabadaba recién renovado y donde ha 'pinchado' en tres ocasiones. Es alta. Sabe cómo moverse, dónde mirar, tiene paciencia (ha sido modelo desde los 18 años hasta los 24). El local está vacío al mediodía. Reina el silencio. Es una sensación extraña, curiosa, pero puede que ideal para escuchar nítidamente su discurso y sus gustos musicales. Adrianna transmite la sensación de que, para bien o para mal, sólo confía en lo que diga su propia mente. Contesta a las preguntas concentrada. Desprecia la incomodidad del silencio. Medita a veces, calibra lo que dice. Es precisa en el lenguaje. No torea. No hay ambages. Parece honesta.
Lo primero que hace en la conversación es rebobinar hasta sus primeros recuerdos: «Siempre me ha gustado la música en general y la electrónica en particular, desde el rap, hip hop, funky y disco de los ochenta y los noventa hasta lo último de la electrónica. Cuando era joven, recuerdo que esos gustos eran raros en la gente de mi edad. Hacía carpetas y coleccionaba música ordenando por géneros. Y siempre tenía el gusanillo, quería aprender a pinchar».
Y llegó el día en marzo de 2017. Se tiró a la piscina: «Me compré la mesa de mezclas y pregunté a unos conocidos para que me enseñaran a 'pinchar'. En casa empecé a practicar sola y hasta hoy». Es decir, ha sido más autodidacta que académica, lo que deja intuir su espontaneidad. A los tres meses se presenté al concurso de Euskadi Gaztea de nuevos dj's y gané aquí mismo, en el Dabadaba». Es decir, fue la elegida entre 40 (39 hombres, por cierto) con apenas tres meses de experiencia. Su música empezaba a sonar y con la mesa controladora que le regalaron en ese concurso todo fue más rápido. Adrianna ya estaba preparada. Pedía pista para despegar.
Ese arranque le ha llevado por varios locales de Gipuzkoa y Bizkaia, por muchos de los festivales musicales de nuestro entorno: Donostia Festibala, BBK Live, Dantz, Olatu Talka, Dabadaba, Guardetxe, Piratak (Aste Nagusia), Deusto (fiestas de Bilbao)... Y aunque la temporada invernal es floja en cuanto a citas electrónicas, su mente no para de soñar: «He hablado ya con un par de locales de Bilbao pero me gustaría 'pinchar' aquí, en Gipuzkoa, en Donostia, en el propio Dabadaba».
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Su estilo es definido, propio, «me gusta mezclar house, disco y techno, desde los ochenta hasta lo más actual. Si 'pincho' de tarde pongo house, disco o funk, algo más alegre. Si es de noche, me gusta tirar más al techno británico, alemán, holandés...». También apuesta por el acid techno y acid house, más seco, más industrial, pero no en cambio trance y progresivo, vestigios de otra época ya enterrada.
Adrianna tiene una serie de temas que siempre le funcionan, a los que tiende a recurrir como arma infalible, como rompepistas: «A mí me gustan los que tienen un poco de subida y rompen, pero no me gustan los que suben mucho y rompen. Me gusta que tenga ecos, atmósfera, mucho volumen, que acapare mucho. Por ejemplo, lo que suele funcionar es cambiar de ritmo». Y confiesa que siente debilidad por Nina Kraviz.
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Nos ponemos a hablar sobre cuestiones prácticas, sobre si es fácil ser dj: «'Pinchar' lo puede hacer cualquiera, pero en modo automático. Lo difícil es 'pinchar' bien, hacerlo a oído, ajustar con el plato. Yo nunca he utilizado el sistema automático, porque además es muy aburrido, muy poco creativo, mecánico... Desde mi punto de vista, la clave para ser un buen dj es cómo mezclas, cómo introduces tu estilo personal, y saber hacerlo sin utilizar el 'botón' automático».
Este mundo artístico tiene sus reglas: se desarrolla principalmente por la noche y no existen límites. A ella además le gusta acompasar los movimientos del baile con el ritmo de la música: «Yo bailo siempre, no puedo estar quieta. Una vez 'pinché' enferma y no pude, me tiene que pasar algo así. No entiendo a la gente que no baila con su música. A la gente le influye, además, porque si ve al dj motivado ellos hacen lo mismo. En cambio, no soy de hablar». Habla la música por ella.
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En cuanto al futuro inmediato, tiene planes. Suenan así: «He empezado con vinilos y quiero practicar más. Aún no me atrevo a hacerlo en directo, pero es el siguiente paso. Es muy difícil porque es más de tacto. Para frenarlo es mucho más sensible. Tienes que detectar la canción a oído, la velocidad...». El fundamento de todo es aprender a escuchar y prestar atención a los detalles simplemente utilizando el oído. Un reto con los numerosos estímulos tecnológicos que recibimos continuamente. Lo que ella quiere es percibir la información sonora del vinilo, sus frecuencias y vibraciones. Actuar en base a eso. Porque un dj debe tener las manos de jugador de póker. Rápidas. Precisas. De oro. Y también le gustaría producir un tema de house-techno.
Adrianna es seguidora de Aitor Etxebarria (El_Txef_A), su dj favorito de Euskadi, y de tres mujeres como Peggy Gou, Nina Kraviz y CC:DISCO. La escena británica también le apasiona y si tuviera que elegir a un dj, se quedaría con Mall Grab. Pero insistimos en las aún escasas chicas que se dedican a ello, aunque sea como hobby: «Todavía hay pocas mujeres, desde luego. Conozco a Sara N'Donga y Lorea y Eva (Las Tea Party). En la época del Young Play me acuerdo de Idoia, que me gustaría conocerla por cierto (residente en la discoteca KU, entre otros sitios). No sé porque hay tan pocas, pero lo que tengo claro es que necesitamos más oportunidades. Pienso que es un mundo cerrado y me gustaría que probaran con gente nueva. Aquí, en cualquier discoteca, no es fácil acceder porque los residentes ya están situados. Se conocen desde hace tiempo, es gente de más trayectoria, tienen más edad...».
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adrianna gaultier
A pesar de que la música es el hobby que más tiempo le consume, tiene su vida académica encarrilada (está a punto de acabar Derecho y ADE): «Me gustaría trabajar fuera de aquí y conocer otros ámbitos distintos para 'pinchar' en lugares interesantes. Y me gustaría hacer un curso de producción musical». Todo ello sin olvidar la moda, su otra pasión, donde hasta hace poco desfilaba. De ahí su guiño en el apellido a Gaultier (ella se apellida Gutiérrez, Gaultier en francés), un diseñador que le encanta: «Mi máxima ilusión sería 'pinchar' en un pase de moda y desfilar al final».
Finalmente, no tiene reparos en confesar que quiere revolucionar las pistas de baile. «Utilizo música muy rebuscada porque suena muy bien, unos días 'pincho' más disco y otros días más oscuro...». La próxima vez que estén bailando miren ahí arriba y quizá esté Adrianna sintiendo la música. Bailando. Moviéndose de un lado a otro. Sorprendiendo. Adrianna Gaultier, la dj a la que le gusta sorprender.
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